El gobierno de Irlanda y las autoridades comunitarias han esperado al fin de semana para cerrar el rescate que se preparó en las reuniones del Ecofin. Este tipo de cosas se hacen con nocturnidad y alevosía, para que el mercado no pueda reaccionar hasta que se haya cerrado el acuerdo. Sucedió lo mismo cuando se creó el fondo de rescate de la UE, cuando se salvó a Grecia y, en España, cuando se intervino Caja Castillla-La Mancha.
Todos los diarios económicos aportan detalles sobre las negociaciones entre Dublín y los representantes de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque todavía no se ha comunicado oficialmente ni el montante total del rescate ni las obligaciones que se imponen a Irlanda para recibir el dinero. De momento, el gobierno que dirige Brian Cowen cifra en 80.000 millones de euros el paquete de ayuda y promete un plan de ajuste fiscal para reducir el gasto público en 15.000 millones de euros hasta 2014, de los que 6.000 millones se recortarán en 2011.
Antes de seguir es necesario comparar las cifras absolutas de Irlanda con las de España para comprender el grado de preocupación que genera nuestro país en los mercados. El gobierno de Dublín tiene un déficit de 53.000 millones de euros (el 32% del PIB) y recortará 6.000 millones en 2011 con su plan de ajuste. En el caso de España, tenemos un déficit cercano a los 100.000 millones de euros (9,8% del PIB) y el recorte previsto es de 5.000 millones de euros. ¿Se dan cuenta del enorme problema que tenemos? O Zapatero aprueba las reformas pendientes y presenta otro plan de ajuste o vamos detrás de Irlanda, una vez caiga Portugal.
Y todo ello sin mencionar que los bancos irlandeses han confesado sus pecados y se conocen los agujeros que tienen en sus balances. Aquí, sin embargo, el Banco de España ayuda a las entidades a mantener bien ocultos los cadáveres en los armarios y sólo admiten que los impagos (fundamentalmente del sector inmobiliario) rondan los 100.00 millones de euros.
Pero volvamos al rescate irlandés y los detalles que avanza la prensa salmón. Excepto el diario de Prisa, Cinco Días, que no se ha enterado del contenido del plan de ajuste propuesto por Dublín, el resto de medios avanzan que serán las familias las que paguen la falta de responsabilidad de los políticos y las entidades financieras. Todo un clásico, ¿verdad?
Expansión explica que Irlanda aprobará nuevos impuestos sobre las propiedades y planteará recortes sociales y la reducción del salario mínimo. El Economista va más lejos y anuncia otra subida del IVA, la creación de un nuevo impuesto sobre el agua, la eliminación de deducciones a hogares con ingresos más bajos y un nuevo recorte del sueldo de los funcionarios. Apunten bien estas medidas porque España deberá hacer lo mismo más pronto que tarde.
El objetivo de este castigo a los contribuyentes es mantener el atractivo fiscal de Irlanda para atraer a las empresas, ya que el Impuesto de Sociedades es de los más bajos de Europa, con un tipo del 12,5%. Por lo tanto, el Ejecutivo de Brian Cowen sacrifica a los hogares para mantener la actividad de las compañías que son, al fin y al cabo, las que crean empleo. Una apuesta muy arriesgada, sobre todo ahora que el país está en la antesala de un proceso electoral.
Y una vez aprobado el rescate irlandés hay que mirar a Portugal, donde el gobierno se tambalea y la oposición aflora más deuda. El líder de los aspirantes, Pedro Passos Coelho, denuncia que el servicio de estadística luso está maquillando los datos macroeconómicos para que los mercados no castiguen aún más al país y crean en la solvencia de las cuentas públicas portuguesas. Para los que vivimos en España es impensable que un líder de la oposición denuncie los desmanes del gobierno y defienda los intereses del Estado, sobre todo si milita en el Partido Popular y se llama Mariano Rajoy.