LD (Luis F. Quintero) El debate energético vuelve a estar de actualidad. Las renovables constituyen, tanto para España como para la UE, un sector estratégico del que depende, entre otras cosas, el abastecimiento de energía eléctrica a la población.
Precisamente, el Ejecutivo ha abanderado la lucha por un crecimiento energético sostenible como punta de lanza de muchas de sus iniciativas contra la crisis. El ministro Sebastián ha señalado en más de una ocasión que la inversión en energías renovables será una de las principales oportunidades de nuestro país para salir de la crisis económica. Convertir los molinillos y los paneles fotovoltaicos en el nuevo motor de la economía española.
En la misma línea se ha mostrado la Asociación Empresarial Eólica (AEE), quien ha propuesto este generador de energía como "una solución keynesiana" a la crisis económica que sufre nuestro país. Para justificar su utilidad, el Ejecutivo ha subvencionado estos sectores y los molinillos de viento se dispersan por doquier a lo largo de la geografía española.
Recientemente, la Asociación Empresarial Eólica ha publicado un informe, elaborado por la consultora Deloitte, en el que señala que la energía eólica produce el doble de lo que recibe. Según este informe, si la subvención pública en 2007 alcanzó los 950 millones de euros, la aportación de esta fuente energética al PIB nacional fue de 1.993 millones, el 0,21% .
Esto, además, ha estado acompañado por un fuerte incremento de la potencia instalada. Concretamente del 17,5% entre 2006 y 2007. En términos de cobertura de la demanda energética, la eólica ha aumentado su presencia un 18,3%. En cambio, este informe no abunda en aspectos como las condiciones necesarias para las centrales eólicas, compuestas por los famosos molinos, puedan producir energía, ya que cuando no hay viento no pueden suministrar megavatios a la red. Tampoco cuando el viento excede de una determinada fuerza o velocidad.
Además, pese a su incremento, la energía eólica constituye algo más de la mitad de la potencia total de la energía de régimen especial (fuentes renovables), que cubrió en 2007 el 21,2% de la demanda energética. Tan sólo tres puntos porcentuales más que cuatro años antes (18,0%). En esos cuatro años, la potencia eólica instalada ha crecido un 122,9%.
Costosa, poco fiable y poco ahorrativa
En cambio, otros estudios, ponen en entredicho las virtudes que refleja la publicación de la Asociación Empresarial Eólica. En un informe recogido por el blog desdeelexilio, y elaborado por Ofgem, la agencia estatal que regula en Reino Unido el mercado eléctrico y del gas natural, señala el elevado coste que supone en este país el mantenimiento de la energía eólica.
Pese a que hablamos del país con más días de viento efectivo al año en Europa, los consumidores británicos han pagado 1.000 millones de dólares a los propietarios de las instalaciones eólicas. Además, las subvenciones que el Gobierno concede a este tipo de instalaciones distorsiona notablemente el precio de esta energía. Si se mantienen los planes del Gobierno británico de instalar hasta 2020 parques eólicos con capacidad de generar 25 gigavatios la factura para los contribuyentes se dispararía hasta los 6.000 millones.
Concretamente, durante 2007, los precios de la energía eléctrica y el gas natural en Gran Bretaña sufrieron las mayores subidas en el seno de la Unión Europea, según el informe de noviembre de la OCDE. El aumento medio en la UE fue del 15%, los precios británicos del gas y la electricidad han aumentando un 29,7%.
Otro estudio, elaborado por James Oswald y publicado en la revista Energy Policy concluye que la energía eólica no sólo distorsiona los precios totales del paquete energético elevándolos considerablemente, sino que además no evita que se continúen alejando las metas de reducción de emisiones de CO2, ya que no reduce la dependencia energética de otros generadores como los de carbón, los ciclos combinados o las nucleares.
(Gráficos y tablas: Red Eléctrica Española)