LD (L. Ramírez) Corren malos tiempos para la libertad de empresa y la propiedad privada. Las principales economías del mundo han entrado en una espiral recesiva como consecuencia, principalmente, de la política de los bancos centrales. Los organismos monetarios han utilizado de forma irresponsable la fijación de los tipos de interés para penalizar el ahorro y favorecer el crédito y ahora la burbuja financiera ha estallado.
En lugar de promover un sistema que fundamente la concesión de créditos en el ahorro de los ciudadanos, junto con una austeridad del gasto público que permita rebajas fiscales, el Fondo Monetario Internacional ha decidido resucitar la vieja receta keynesiana: más gasto de los estados y sustitución del sector privado por la actividad pública.
Este martes, el FMI advirtió de que si no se ataja la parálisis del consumo se corre el riesgo de que la recesión se transforme en "gran depresión", y eso necesita, entre otras cosas, planes públicos de relanzamiento más ambiciosos que los conocidos.
"Los meses que vienen van a ser muy malos. Es imperativo yugular esta pérdida de confianza, relanzar y, si es necesario, sustituir la demanda privada si se quiere evitar que la recesión se transforme en gran depresión", alertó el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, en una entrevista publicada por el rotativo galo Le Monde.
Blanchard señaló que "por el momento" sería suficiente con inyectar en la economía la cifra avanzada de un 2% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial en esos planes de relanzamiento, pero añadió que "si las circunstancias lo exigen, los Estados tienen que estar listos para hacer más, el 3% o más".
"Lo importante es apoyar la actividad y reactivar la economía ahora" porque "los seis próximos meses son capitales", argumentó antes de señalar que si Alemania no participa en este impulso a su juicio imprescindible otros países dudarán y eso "sería desastroso para Europa".
Preguntado sobre si no se corre el riesgo de agravar las cuentas públicas, el economista jefe del FMI contestó que "en tiempos normales hubiéramos recomendado a Europa que redujera su déficit. Pero no estamos en tiempos normales".
La prioridad, a su juicio, es restablecer la confianza para reactivar la demanda mediante instrumentos monetarios y presupuestarios, pero también con el restablecimiento del sistema financiero para que los bancos vuelvan a prestar a los particulares y a las empresas.
Eso requiere que las entidades financieras "reconozcan sus pérdidas y clarifiquen sus balances", algo que están haciendo "demasiado lentamente" y que genera incertidumbre.
Blanchard avanzó que cuando los bancos sean transparentes sobre su situación se verá que "están claramente sub-capitalizados" y será necesario "inyectar dinero fresco" y en eso los Estados "tendrán que estar dispuestos a sustituir, al menos parcial y temporalmente, al crédito privado".
Sobre los planes estatales de relanzamiento, consideró que es preferible que se centren en aumentar el gasto público y no en disminuirlo: "la construcción de puentes o la renovación de escuelas puede tener más efectos sobre la demanda que rebajas de impuestos que las familias pueden estar tentadas de transformar en ahorro de precaución".
Por eso mismo, "vale más centrarse en la población víctima del paro o endeudada, ya que lo necesitan más y gastarán (el dinero) enseguida, lo que contribuirá a la reactivación de la actividad económica".
El economista jefe del FMI explicó que los países emergentes tienen que afrontar una retirada masiva de capitales, que para algunos puede llegar a representar la mitad de su PIB, y acarrea crisis del tipo de cambio.