Strauss-Kahn pidió este martes a los ministros de economía y gobernadores de los bancos centrales de todo el mundo que respalden la ampliación de funciones del organismo.
En la apertura de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Estambul, Strauss-Kahn afirmó que la institución que dirige "necesita un mandato más amplio", que incluya todo tipo de políticas macroeconómicas y financieras que afectan a la estabilidad global. "Esta crisis tuvo muy poco que ver con los movimientos de cuenta corriente y de monedas, el enfoque tradicional del Fondo", dijo el jefe del FMI.
En concreto, Strauss-Kahn ha propuesto convertir la entidad en una especie de banco central mundial, con una reserva grande de capital de la que puedan sacar dinero los países miembros cuando lo necesiten, lo que reduciría la necesidad de mantener reservas de divisas propias, informa Europa Press. No obstante, países como Brasil han indicado que sólo apoyarán esta medida si el acceso a esos recursos es inmediato e incondicional.
Por otro lado, el FMI estudia aumentar los impuestos a los grandes bancos del mundo y a los fondos de alto riesgo (hedge funds) con el fin de prestar más apoyo financiero a los países pobres
Strauss-Kahn cree que es justo que el sector financiero deba pagar más para compensar los efectos que ha causado la crisis financiera en la economía mundial, sobre todo, en los países más débiles. Pese a ello, rechazó la implantación de una tasa Tobin global que grave las transacciones financieras internacionales, tal y como han solicitado Alemania y Reino Unido o Francia.
El FMI considera que, puesto que el sector financiero "está creando una gran cantidad de riesgos sistémicos para la economía mundial, es justo que este sector deba destinar parte de sus recursos a ayudar a mitigar los riesgos que ellos mismos han creado". La idea consistiría en crear una especie de fondo de seguro mundial para financiar a los países de bajos ingresos.
En su discurso, en el Centro de Convenciones de Estambul, Strauss-Kahn también urgió a los países miembros a que apoyen el traspaso del 5% del voto de los países ricos sobre-representados a las naciones en desarrollo infra-representadas para enero del 2011.
El G-20 propuso esa cesión en su cumbre en Pittsburgh y el Comité Monetario y Financiero del FMI, el principal órgano directivo de la entidad, se sumó a ella el domingo. Para Strauss-Kahn, la transferencia de peso "refuerza nuestra legitimidad".
Ese cambio en la estructura de poder se añadiría a una cesión del 2,7% del voto aprobada el año pasado por los miembros, pero que aún no ha entrado en vigor porque sólo la han ratificado las legislaturas de 36 de los 111 países necesarios.
El jefe del FMI instó a los ministros a lograr la aprobación de esa decisión a nivel nacional. Respecto a la economía mundial, Strauss-Kahn enfatizó que aún se encuentra en una posición "muy precaria" y alertó de que la retirada prematura de los programas de estímulo "podría matar la recuperación". "Los gobiernos deberían diseñar estrategias de salida creíbles, pero es demasiado pronto para aplicarlas", dijo el jefe del FMI en referencia a los planes para poner fin a esos programas de respaldo de la economía.
Banco Mundial
Por su parte, el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, señaló que el organismo persigue un programa ambicioso de reforma para reforzar la eficacia y legitimidad de la institución entre los países en desarrollo a los que sirve.
"El mundo necesita instituciones ágiles, hábiles, competentes y responsables", dijo Zoellick según el texto de su discurso ante los representantes de los 186 socios de la organización. "El Banco Mundial mejorará su legitimidad, eficiencia y responsabilidad y ampliará aún más su cooperación con Naciones Unidas, el FMI, los otros bancos multilaterales de desarrollo, los donantes, la sociedad civil y las fundaciones que se han convertido en actores cada vez más importantes del desarrollo", explicó.
El responsable del BM destacó que el mundo es muy distinto hoy a como era en 1944 cuando se creó el organismo y cuando los países emergentes de la actualidad eran en su mayoría colonias. Indicó que el siglo XXI exige un nuevo protagonismo para los países emergentes, que se han convertido, además, en una fuente de crecimiento que podría ayudar a crear una economía mundial más equilibrada.
El Banco Mundial se ha comprometido a aumentar en al menos un tres por ciento el peso de los países en desarrollo en la institución, lo que les daría el 47% del poder de voto.
Ese incremento está en línea con el compromiso alcanzado en la reciente cumbre del G20, que agrupa a los principales países desarrollados y en desarrollo, en Pittsburgh (EEUU). El G20, que acapara alrededor del 70% de la economía mundial, respaldó también un incremento de al menos el cinco por ciento del peso de los emergentes en el FMI.
El discurso de Zoellick llega cuando el organismo se prepara para realizar la primera ampliación de capital en 20 años, una iniciativa cuestionada por algunos miembros influyentes como Gran Bretaña y Francia.