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El desplome de agosto anticipa un otoño negro para la venta de coches

Agosto de 2010 ya es oficialmente el peor mes de la historia en cuanto a las matriculaciones de turismos. Y según las previsiones, esta tendencia podría agravarse en los próximos meses. El Plan 2000E sólo ha retrasado lo inevitable y ahora la industria se teme un otoño muy difícil.

El dato de las ventas de turismos durante el último mes de agosto fue mucho peor de lo esperado por los analistas. De hecho, según las cifras de Anfac (la patronal de los fabricantes) y Ganvam (la de los concesionarios), los 44.578 vehículos vendidos suponen el menor número en cualquier mes desde 1989, año en que comenzó esta estadística. Y el problema es que no da la sensación de ser un dato aislado, sino el comienzo de una tendencia que podría agravarse a lo largo del otoño.

Las ventas de turismos ha sufrido un continuo sube y baja a lo largo de la crisis, en consonancia con la evolución de la economía, los tipos de interés y las medidas del Gobierno para alentar las compras. Así, después de un 2007 histórico, en el que se llegaron a realizar más de 1.610.000 transacciones, la primavera de 2008 vio el comienzo de la caída en las ventas. Durante dieciséis meses consecutivos, hasta agosto de 2009, se vieron cifras mensuales inferiores a las del año anterior. A partir de septiembre del último ejercicio, la tendencia cambió gracias al impulso del Plan 2000E, que subvencionaba las compras con hasta 2.000 euros.

En los primeros meses de 2010, se mantuvo el crecimiento de las ventas, en parte porque las cifras del primer semestre de 2009 habían sido muy bajas (y era sencillo superarlas) y en parte porque a las subvenciones a la compra se añadió el anuncio de la subida del IVA para el mes de julio, que hizo que muchos compradores anticiparan sus compras. Ahora, sin esos dos efectos artificiales, el mercado automovilístico español muestra su verdadero rostro y no es muy halagüeño.

Julio, tradicionalmente el mes con mayor número de compra-ventas, vio una caída del 24,1% respecto al mismo período de 2009 y agosto ha sufrido una del 23,8%. El problema es que la recuperación empezó en septiembre del año pasado. Es decir, que tanto julio como agosto fueron malos meses para la industria; por lo tanto, las bajadas de este año se producen respecto a una cifra que ya era negativa. Si la tendencia se mantiene en el otoño, el desplome puede ser histórico.

La patronal de los concesionarios, Ganvam, ya afirmó tras conocer las cifras de julio que eran la "crónica de una muerte anunciada", puesto que el mercado vivía inmerso "en un espejismo de recuperación", con espectaculares cifras de crecimiento que no se correspondían con la realidad de las ventas, sino con un hecho coyuntural como era el programa de incentivos.

Ahora, su predicción es que las ventas caerán en al menos 100.000 unidades en este segundo semestre (aunque si se mantiene la tendencia de julio y agosto el descenso será, incluso, superior). De cumplirse este vaticinio, se podría producir la destrucción de hasta 10.000 puestos de trabajo sólo en las redes de distribución.

El "espejismo" del Plan 2000E

Para intentar revertir la caída de las ventas iniciada en 2008, el Gobierno puso en marcha el conocido como Plan 2000E, por el que se subvencionaba con hasta 2.000 euros la compra de un coche. Evidentemente, una ayuda de este calibre animó las ventas de turismos, que vieron un fuerte repunte en el otoño de 2009 y el comienzo de 2010.

Sin embargo, agotado ahora ese impulso, lo que queda es un descenso que puede comerse todas aquellas subidas. Este tipo de políticas tienen muchos puntos oscuros, ¿por qué incentivar la compra de coches y no la de lavadoras? Si no se acompaña de una bajada del gasto, la caída en los ingresos del Estado se tendrá que pagar en un futuro con más deuda. Y la propia naturaleza temporal de estas medidas provoca distorsiones (se adelantan decisiones de compra para acogerse al plan) sin que se produzca un incremento significativo en el total de las operaciones.

Algo de todo eso podría cristalizar en este otoño que tanto miedo provoca en la industria. Si los españoles que tenían intención de comprarse un coche se vieron animados a hacerlo para no perder la ayuda gubernamental, ¿quién queda ahora para seguir acudiendo a los concesionarios? Seguramente, el efecto total habría sido parecido sin el Plan 2000E. Lo que ocurre es que el ajuste paulatino que el sector tendría que haber acometido desde mediados de 2008 para corregir el exceso de inversión de años anteriores, y que ha podido mitigar durante los últimos doce meses, se tendrá que acometer de una vez y de forma más dolorosa.

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