La petición de auxilio financiero internacional formulada por el Gobierno griego no ha servido, como esperó el Ejecutivo de Atenas, para rebajar la presión de los mercados internacionales, preocupados ahora porque las reticencias de Alemania y Francia dificulten la activación de la ayuda.
En la primera jornada laboral después de que Atenas solicitara el viernes la activación de la ayuda crediticia de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Bolsa de Atenas se desplomó y a media mañana llegó a marcar una caída del 4 por ciento, aunque luego se recuperó levemente. Al mismo tiempo, el bono griego siguió su desbocada carrera al alza y la rentabilidad llegó al 9,37%, con lo que el diferencial con el bono alemán marcó el valor récord de 635 puntos básicos.
Los mercados siguen así sin dar tregua a Grecia, el primer país de la eurozona que ha de recurrir a la ayuda externa para garantizar el pago de sus obligaciones, sobre todo teniendo en cuenta la postura de París y Berlín, que han dejado claro que un préstamo europeo a Atenas pasa por que los griegos se aprieten aún más el cinturón y sigan recortando el gasto público.
Desde hace una semana, delegados de FMI, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE), estudian en Atenas los recortes y cambios estructurales que Grecia tendrá que aplicar durante los próximos tres años para levantar la economía. Ante la exigencia de austeridad por parte de los socios europeos, el Ejecutivo socialista apresura el paso para aplicar medidas de ahorro.
El primer ministro, Yorgos Papandréu, presidió este lunes una reunión para estudiar formas de adelgazar el tamaño de la desproporcionada administración pública. En esa misma línea de austeridad, el Gobierno no descartó que se reduzcan las pagas extraordinarias de los funcionarios y que se impongan aún más recortes en este sentido en 2011 y 2012.
Respecto al pago de su deuda a corto plazo, aseguró que "el Gobierno tiene un plan para obtener crédito bajo las mejores condiciones", ante la obligación de pagar unos 8.500 millones de euros en intereses de deuda hasta finales de mayo.
Huelgas y tensión
Para añadir más tensión, los representantes sindicales de las centrales mayoritarias se negaron a reunirse con las delegaciones europeas y del FMI con el argumento de que "no tienen nada que conversar con ellos".
La incesante sucesión de paros y huelgas siguió con la protesta de los trabajadores del puerto de El Pireo, que interrumpió el tráfico con las islas del Egeo. Incluso los pilotos de la Fuerza Aérea protagonizaron una huelga de brazos caídos que sólo mantuvo en el aire a las patrullas esenciales de seguridad nacional, en protestas por el recorte de sus pagas extraordinarias.
Para mañana, los funcionarios han sido convocados a un gran mitin en la capital en protesta contra las medidas adicionales que se esperan para los próximos dos años, que se sumarían a las ya aprobadas congelaciones salariales, de contratos y a la oposición al aumento de la edad de jubilación. Además, se prevé un paro de seis horas del servicio de transporte público en Atenas entre las 11.00 y 17.00 hora local en protesta contra el aumento de impuestos. El sindicato Gsee también tiene prevista esta semana otra huelga de 24 horas para rechazar el plan de austeridad.
El coste de la deuda griega se dispara mientras las huelgas paralizan el país
Los mercados no se fían. El miedo a la quiebra de Grecia ha llevado este lunes al bono heleno a diez años a cotizar al histórico 9,37%. Mientras, Papandreu anuncia más recortes y los sindicatos apuestan por la huelga. En medio, la UE no se decide a dar vía libre al rescate.
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