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UN 10% DE LOS PACIENTES MUERE

El comercio legal de órganos eliminaría la lista de espera de trasplantes

El economista Alex Tabarrok alerta sobre el problema de la escasez de órganos en un artículo para el Wall Street Journal, The Meat Market. La lista de espera no deja crecer y la donación altruista de órganos (sobre todo, de riñones e hígados) no basta para hacer frente a toda la demanda.

Tabarrok, asesor de LifeSharers.com y partidario de legalizar el comercio voluntario de órganos, defiende la introducción de incentivos para aumentar la oferta de órganos y cita como referencias las innovaciones que Irán, Israel y Singapur han implementado en ese sentido.

En EEUU la lista de espera se ha multiplicado por cinco desde 1990 a 2009, pasando de 20.000 a 100.000 personas. Aproximadamente 6.500 pacientes fallecen cada año esperando trasplante, y la cifra no incluye a los que son sacados de la lista por enfermar durante la espera dejando de ser elegibles para trasplante. De ellos mueren más de 2.000 anualmente. En España, la lista de espera es de 5.000 personas. Según datos de la Organización Nacional de Trasplantes, aproximadamente un 10% de los pacientes muere a la espera de recibir un trasplante.

Coste de la escasez de órganos

Aparte de los miles de muertos en lista de espera la escasez de órganos tiene otros costes menos conocidos. Alex Tabarrok explica que la escasez incentiva el uso de órganos que antes se consideraba que no reunían las condiciones adecuadas. Riñones de personas por encima de 60 años o con problemas médicos tienen más probabilidades de fallar que los riñones de donantes jóvenes y sanos, pero la escasez presiona para que se utilicen.

Cinco pacientes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland recibieron recientemente trasplantes de riñones a los que se les habían extirpado tumores cancerígenos o benignos. El uso de estos órganos es una medida ventajosa dadas las circunstancias, pero reduce la calidad media de los trasplantes.

Otro problema es el mercado negro, que surge para cubrir la demanda insatisfecha (y desesperada) como ocurre en otros ámbitos donde se restringe legalmente la oferta (la prostitución o las drogas son los ejemplos más clásicos). Se estima que entre un 5% y 10% de los trasplantes mundiales se realizan en el mercado negro.

Si las ventas de órganos son voluntarias, dice Tabarrok, hay poco que objetar moralmente, pues tanto el vendedor como el comprador se benefician. Pero en un mercado negro la transparencia es escasa, los donantes están más desprotegidos frente a la desinformación y el fraude, y es posible que no reciban los cuidados adecuados después de la operación.

En otro artículo sobre el comercio de órganos, Life-Saving Incentives: Consequences, Costs and Solutions to the Organ Shortage, Tabarrok matiza que una lista de espera más larga no es necesariamente un indicador negativo. En el lado de la demanda, puede ser una señal de que las técnicas de cirugía y los medicamentos anti-rechazo son más eficientes y pueden tratar a más gente con menos riesgo.

En el lado de la oferta, mejoras en la seguridad de los automóviles y una caída del número de homicidios reducen la cantidad de órganos disponibles de origen cadavérico. En este sentido, una lista de espera más larga sería un buen signo, aunque la escasez seguiría siendo un problema letal.

Posibles soluciones

Dado que el altruismo por sí solo se ha demostrado insuficiente para eliminar la escasez de órganos, Tabarrok explora otras medidas para complementar esa oferta:

1) Compensación económica por la donación de órganos cadavéricos: hoy esta práctica está prohibida, aunque Tabarrok apunta la paradoja de que las escuelas de medicina en Estados Unidos pueden compensar económicamente por la donación de cadáveres enteros. La compensación por donación de órganos cadavéricos es, además, un sustitutivo de la donación en vida (compensada o no compensada).

2) Compensación económica por la donación de órganos en vida: en un estudio para el Journal of Economic Perspectives de 2007, Introducing Incentives in the Market for Live and Cadaveric Organ Donations, el Nobel de Economía Gary Becker y Julio Elías estimaron que una compensación de 15.000 dólares a un donante vivo eliminaría la escasez de riñones.

El pago podría ir a cuenta del Gobierno federal que, incluso, ahorraría dinero considerando que el trasplante en un corto espacio de tiempo es más barato que la diálisis a cargo de Medicare (programa público de salud).

3) Programa de reciprocidad (no-give, no take): de acuerdo con el cual el individuo que se presta a donar un órgano tiene prioridad a la hora de recibir uno cuando lo necesite. Este esquema incentiva la donación de órganos, al internalizar el donante un posible beneficio. Una variante privada ya está siendo practicada en Estados Unidos a través de Lifesharers.com. Los miembros de esta organización aceptan que si sus órganos devienen disponibles se destinarán prioritariamente a otro miembro.

4) Presunción de consentimiento para la donación de órganos cadavéricos: en varios países, como España, Italia, Austria, Bélgica y Singapur, las leyes presumen que si una persona no ha manifestado explícitamente su objeción a que se donen sus órganos una vez muerto es que acepta que sean donados con fines médicos. Esta presunción legal reduce la escasez de órganos. En la mayoría de países la presunción es que el individuo no quiere donar sus órganos al morir a no ser que así lo haya manifestado.

Comercio voluntario de órganos

Los economistas William Barnett II, Michael Saliba y Deborah Walker, en su ensayo A Free Market in Kidneys: Efficient and Equitable, han argumentado que un libre mercado de riñones, en conjunción con un sistema de pago por parte de terceros (seguros), eliminaría los efectos negativos del sistema actual. Incrementaría la oferta de riñones y proporcionaría incentivos para mejorar la calidad de los trasplantes y el proceso de trasplante.

En el artículo A "Gift of Life" with Money Attached, publicado en el New York Times, Sally Satel comparaba la compensación económica por donación de órganos con las madres de alquiler, que en Estados Unidos son legales en varios estados. Las mujeres que acceden a un contrato de gestación para dar a luz a un niño de una pareja infértil son compensadas por su tiempo y el riesgo que asumen.

La compensación económica es bienvenida por estas madres de alquiler, pero no es el único factor por el que se prestan a ofrecer este servicio. También las motiva el deseo de ayudar a otra mujer a alcanzar su sueño de ser madre. La compensación económica y el altruismo no están reñidos, ambos pueden sumarse. Satel apunta que la compensación por donación de órganos, como los contratos de gestación, puede parecer extraña al principio, pero conforme pase el tiempo se generalizará su aceptación.

Innovaciones en Irán, Israel y Singapur

Irán es el único país del mundo que ha conseguido eliminar la lista de espera con un mercado de órganos regulado. Bajo su sistema, los pacientes que no pueden encontrar un donante fallecido o un donante vivo emparentado ingresan en la Asociación para Pacientes de Trasplantes y Diálisis. Este organismo identifica potenciales donantes, que son evaluados médicamente siguiendo el mismo procedimiento empleado para los donantes altruistas.

El Gobierno paga 1.200 dólares y proporciona un año de cobertura limitada de seguro médico. Adicionalmente, los receptores de riñones pagan a los donantes entre 2.300 y 4.500 dólares. Organizaciones caritativas sufragan el coste para los receptores más pobres.

Incluso el informe sobre tráfico de órganos realizado por el Consejo de Europa y las Naciones Unidas, Trafficking in organs, tissues and cells and trafficking in human beings for the purpose of the removal of organs, que no simpatiza en absoluto con un mercado de órganos, admite que la experiencia de Irán se ha demostrado exitosa: es el único país sin lista de espera para trasplantes, produce excelentes resultados posteriores al trasplante y ha evitado el problema del turismo de trasplantes prohibiendo el trasplante a extranjeros con órganos de donantes locales.

Singapur aplica un programa de reciprocidad y de presunción de consentimiento. Los que quieren salirse del sistema de reciprocidad tienen menos prioridad en la lista de espera si algún día llegan a necesitar un órgano. También se dispone a compensar económicamente a los donantes (hasta 25.000 dólares de compensación).

Israel implementará una versión más flexible del programa de reciprocidad. Las personas que acepten donar su riñón recibirán puntos que les situarán en una posición más avanzada en la lista de espera. También se conceden puntos a los candidatos para un trasplante cuyos familiares de primer grado han sido o serán donantes.

Atendiendo a la creciente escasez de órganos la British Medical Association ha pedido introducir la presunción de consentimiento en el Reino Unido, y Gales la aplicará este año. India también iniciará un programa de presunción de consentimiento, primero con las córneas y luego con los demás órganos.

La presunción de consentimiento tiene menos popularidad en Estados Unidos, pero tanto la American Medical Association, la American Society of Transplant Surgeons, como la United Network for Organ Sharing, entre otros grupos, han reclamado poner a prueba la propuesta de la compensación financiera. Varias leyes han sido presentadas en el Congreso para permitir la compensación financiera, pero ninguna ha sido aprobada hasta la fecha.

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