Esta semana se ha publicado el informe del Banco de España correspondiente al mes de mayo, en el que el organismo supervisor realiza un análisis de la situación económica,. tanto nacional como internacional, y valora los riesgos y fortalezas de España para afrontar el futuro con ciertas garantías.
El documento es muy extenso y pocos pueden emplear el tiempo y el esfuerzo necesario para leerlo, por lo que los resúmenes que realizan las agencias de noticias sirven de pauta para muchos informadores.
En esta ocasión el mensaje que han replicado la mayoría de medios oficialistas es que el Banco de España certifica la recuperación económica en el segundo trimestre del año y que la salida de la recesión en un hecho. Además, según estos artículos, el organismo está satisfecho con el plan de ajuste de gasto aprobado por el Gobierno.
Sin embargo, cuando se estudia el informe en profundidad se descubre que los técnicos del servicio de estudios del banco central no las tienes todas consigo. En realidad dudan que una reducción de 15.000 millones de euros de gasto público en dos años pueda servir para cerrar 2013 con un déficit inferior al 3% del PIB, que es el compromiso al que ha llegado la vicepresidenta económica, Elena Salgado con Bruselas.
Por otra parte, los autores del documento temen que la espiral de deuda y la desconfianza internacional dificulten seriamente las posibilidades de obtener fondos para capear el temporal. Y, respecto a la supuesta recuperación, los técnicos del Banco de España dicen que no tienen los datos suficientes para constatar la salida de la recesión, ya que en el tercer trimestre la subida fiscal puede traer serias consecuencias para el crecimiento económico.
Y no hay que buscar mucho para encontrar este mensaje. El segundo párrafo del primer capítulo del documento es lo suficientemente críptico para no enfadar al Gobierno y, al mismo tiempo, advertir de los problemas inherentes a la economía española:
"Los escasos datos disponibles sobre el segundo trimestre del año -que corresponden, básicamente, al mes de abril- apuntan, en general, a la continuación del proceso de recuperación de la confianza y de mejora de las expectativas de los agentes. Sin embargo, todavía no se han recogido señales sobre el impacto en la evolución económica a corto plazo del recrudecimiento de las tensiones financieras que ha tenido lugar en los mercados de deuda en las últimas semanas y de la respuesta del Gobierno adoptando importantes medidas de ajuste fiscal, con el fin de garantizar la estabilidad presupuestaria".
Posteriormente, el informe constata que el paro sigue creciendo, que el consumo privado mantiene su atonía y que sólo las matriculaciones salvan la cara, gracias al dinero de los contribuyentes, que subvencionan a los compradores de vehículos, y al interés por evitar el incremento del IVA de julio.
La inversión "mantiene su ajuste" a la baja y las afiliaciones a la Seguridad Social caen un 13,6% en términos interanuales. Lo único positivo es que las exportaciones crecen más que las importaciones, aunque esto refleja también que los españoles compran menos, porque no pueden o no quieren.
Demasiado gasto, déficit y deuda
La parte más preocupante del informe es la que trata sobre el gasto público y la forma de financiarlo. En contra de lo que asegura el presidente del Gobierno, el déficit acumulado en los cuatro primeros meses del año muestran un déficit de 12.400 millones de euros en términos de caja, 4.000 millones de euros más que en el mismo periodo de 2009. Es decir, que España aumenta su gasto público y reduce los ingresos: la austeridad que pregona el Ejecutivo no existe.
Respecto a la deuda, que es la vía para financiar el déficit (junto con los impuestos), el servicio de estudios del Banco de España se muestra muy preocupado por el incremento de la prima de riesgo (diferencia del bono español a 10 años con el alemán). De hecho, este lunes este indicador que sirve para mostrar la confianza o desconfianza en la deuda española rozó los 160 puntos, lo que supone una muy mala noticia.
Esta prima de riesgo refleja el interés que el Tesoro debe pagar por la deuda emitida. España se enfrenta en los dos próximos meses a su prueba de fuego, ya que debe afrontar vencimientos de deuda de 23.000 millones de euros hasta el 31 de julio. Para ello habrá que emitir más bonos, letras y obligaciones a un interés que puede ser prohibitivo para las arcas estatales.
El informe del Banco de España se felicita porque los intereses de esta deuda bajaron cuando se aprobó el plan de rescate de la eurozona (750.000 millones), especialmente en lo referente a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de comprar bonos a los países en apuros, como España. Sin embargo, a pesar de este apoyo institucional, el Tesoro español está teniendo muchos problemas en sus emisiones.