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El 72% de los españoles quiere ser funcionario y sólo el 4% empresario

A pesar del tijeretazo y de la mala imagen del colectivo tras las últimas huelgas, tres de cada cuatro españoles quieren ser funcionarios. El 17% por vocación; el 55% para "ganar un sueldo seguro y disfrutar de horarios cómodos". En el otro extremo, los emprendedores potenciales se quedan en el 4%.

Según una encuesta del portal de empleo Monster presentada el lunes, a un 72% de los españoles le gustaría ser empleado público. Atrás han quedado los sueños que las novelas atribuyen a la juventud fantasiosa (hacerse rico, montar un negocio, crear algo nuevo con imaginación y trabajo...); en julio de 2010, casi tres de cada cuatro adultos quiere ser funcionario. Además, sólo el 17% alega una vocación, mientras que el 55% se queda con una explicación más prosaica: ganar un sueldo para toda la vida y disfrutar de horarios cómodos.

Frente a estos datos, destaca el estudio publicado hace unos meses por Global Entrepreneurship Monitor (GEM), y que señala que sólo el 4% de los españoles, de entre los que no son aún empresarios, tiene "intenciones emprendedoras". Es decir, que sólo uno de cada 25 aspira a montar una empresa, un porcentaje que sitúa a los hispanos en el antepenúltimo lugar de la lista de los países avanzados sólo superados por japoneses y daneses. De esta manera, por cada 18 aspirantes a funcionarios sólo hay un empresario en ciernes.

El informe de GEM, una organización sin ánimo de lucro que tiene como finalidad recopilar información sobre la actividad empresarial en todo el mundo, es muy pesimista sobre la actitud de los españoles ante la iniciativa privada.

Así, entre las economías avanzadas, España es la quinta peor situada en oportunidades percibidas de negocio (con sólo un 16% de personas que declaran conocer alguna), la antepenúltima en miedo al fracaso y en el estatus otorgado a los emprendedores (sólo el 55% de los españoles los sitúa en lo alto de la escala social, frente al 88% de los finlandeses que admiran a sus empresarios de éxito); y la cuarta por la cola en la atención que los medios de información guardan para sus empresarios. Unos resultados con los que no es extraño que sólo el 4% de los españoles declaren tener "intenciones emprendedoras".

Las razones: seguridad y horarios

Los motivos aducidos por los encuestados para querer ser funcionarios (ganar un sueldo para toda la vida y disfrutar de horarios cómodos) adquieren algo más de lógica cuando se analizan los datos de la economía hispana. Lo cierto es que pocos trabajadores españoles disfrutan de horarios cómodos fuera del sector público.

Ya antes de la crisis, España figuraba en los últimos puestos de los países desarrollados en cuanto a horas trabajadas en relación con el número de personas en edad de trabajar, aunque escalaba al tercer puesto en horas anuales por trabajador. Según el Quinto Informe Ranstad sobre Tiempo de Trabajo, publicado en 2005, el porcentaje de población activa es muy bajo, pero aquellos que tienen empleo dedican mucho más tiempo a trabajar que sus colegas de otros países.

Además, como complemento a todo esto la productividad de España se sitúa a la cola de los países de la OCDE. Desde el año 2000 al 2008, este indicador sólo ha crecido un 1,6%, únicamente por delante de Canadá e Italia, según datos del Instituto de Economía Alemana publicados en España por el IEE.

Muchos señalarán a los empresarios españoles como culpables de esta situación, pero lo cierto es que la regulación y el intervencionismo de los poderes públicos han sido determinantes. El mercado laboral español es uno de los menos flexibles del mundo (puesto 157 de 183 en este epígrafe en el último Doing Business): no es sencillo despedir y contratar trabajadores; no hay facilidad para realizar contratos de jornada partida; y los costes laborales (sueldos y cotizaciones) son muy altos.

Todo esto se ha unido a una cultura laboral algo anticuada, en la que son comunes actitudes del tipo "me quedo, aunque no tenga nada que hacer, porque todos se quedan" y unos horarios absurdos, "entro pronto, salgo tarde y tengo tres horas para comer que no disfruto". Ni aquellas leyes ni estas costumbres ayudan a mejorar los resultados de las empresas, antes al contrario, pero explican la apetencia por el clásico horario de 8.00 a 15.00 que disfrutan tantos funcionarios.

Pero si lo anterior puede servir para comprender las ganas de ser funcionario, no explica la carencia de motivación empresarial. Esta (falta de) actitud se entiende mejor si se miran índices como el Doing Business que elabora el Banco Mundial, y que sitúa a España en el puesto 146 en facilidad para abrir una empresa (por detrás de Zimbabue o Venezuela).

Las trabas burocráticas, el coste y las dificultades legales son como un muro delante de los emprendedores españoles, que tienen que gastar 47 días, cumplimentar 10 procedimientos y pagar una buena cantidad de dinero por hacer algo tan revolucionario como abrir una empresa y contratar a un trabajador. Quizás tras analizar estos datos se comprenda mejor ese 4% de "intención empresarial".

Salarios: igualdad a largo plazo

En lo que no hay demasiadas diferencias es en los salarios de unos y otros. Casi todos los estudios, como los que cita Marco Celentani en este interesante artículo, señalan que a lo largo de la vida laboral la remuneración de empleados públicos y privados es similar.

En España, aunque no hay muchos estudios sobre el tema, un informe del INE del año 1998 mostraba una ligera superioridad del sector estatal. Normalmente, esta tendencia se agranda en los casos de niveles medios y bajos, mientras que los ejecutivos de las grandes empresas suelen ganar más que los funcionarios de nivel alto.

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