Antonio Gutiérrez se negó esta mañana a confirmar su voto a favor de la convalidación del decreto de reforma laboral que se vota esta tarde en el Pleno del Congreso y que su grupo respalda. En declaraciones en los pasillos del Congreso, Gutiérrez admitió que tiene una "discrepancia puntual muy importante" con el Gobierno, si bien insistió en que sigue pensando que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero es el que mejor frente a la crisis.
Preguntado en varias ocasiones si eso significa que votará en contra o que se abstendrá ante la reforma, Gutiérrez no lo negó y evitó contestar abiertamente, recalcando que el Grupo Socialista ya ha sido informado de su posición. Isabel López i Chamosa, diputada del PSOE, fue preguntada a continuación por la posición contraria de Gutierrez: "Respeto su opinión pero creo que se equivoca", zanjó.
Artículo crítico en El País
En un artículo que publica en El País, titulado "Será más fácil despedir que flexibilizar", el también diputado del PSOE critica la reforma laboral, aunque no precisa el sentido de su voto, si bien en declaraciones posteriores a la cadena Ser afirma que lo conoce la dirección del grupo parlamentario "y se verá esta tarde".
En el texto critica "las innumerables" reformas laborales "habidas desde antes incluso de aprobarse el Estatuto de los Trabajadores", ya que han aumentado la tasa de temporalidad o la precarización y no han mejorado la estructura productiva del país.
A su juicio, el actual proyecto de reforma sufrió "una metamorfosis asombrosa" entre el primer borrador, "más equilibrado del viernes 11, y el decreto aprobado tres días después".
Gutiérrez dice que ha quedado "un desaguisado que abarata todos los despidos, que subvencionados podrán saldarse con 12 días de indemnización para los objetivos y los facilitará con solo alegar 'situación económica negativa de la empresa', sin que haya incurrido en pérdidas".
Destaca que algunos cambios de última hora trastocarán la negociación colectiva en lugar de racionalizarla y otros apenas servirán para reducir la temporalidad. "Jalear a un gobernante -escribe- con los tópicos sobre la estatura política para que impongan medidas difíciles aunque sean duras suele ser una argucia embaucadora, acuñada por las derechas para confundir a Gobierno de izquierdas, que no pocas veces se lo han tragado".