Antes de que los propios controladores protagonizasen una de las peores crisis de los últimos años, éstos disfrutaban de una serie de sueldo desorbitados. De hecho, gracias a las horas extras que dedicaban algunos llegaron a cobrar hasta un millón de euros.
Además de sus ya altos sueldos, los controladores aprovechaban las horas extra para abultar sus nóminas. Es aquí donde se pretende poner coto, primero limitándolas y más tarde con la convocatoria de oposiciones.
Sin embargo, su situación en cuanto a retribuciones seguirá siendo privilegiada en relación a sus colegas europeos, siendo además su productividad mucho menor.
Si el coste salarial anual de cada controlador en España sería de 200.000 euros, en Alemania es de 158.125, en Italia 142.057, en Reino Unido 121.795 y en Francia 111.594.
Pero si ese dato lo ponemos en relación a la productividad (horas de vuelo atendidas por hora de trabajo) la situación se torna aún más sangrante. La media europea es de 0,74, y los controladores españoles ni siquiera llegan a esa media, que es del 0,55. Sus colegas alemanes tienen una productividad del 0,91 y los británicos del 0,95, por poner dos ejemplos.