Las rectificaciones en el seno del Gobierno han llegado hasta tal punto que ya se hacen sin ningún tipo de tapujo. Ya no hace falta que el rectificado esté ausente para que se produzca el toque de atención. El último capítulo de este largo libro de contradicciones ha tenido lugar desde la misma mesa del Consejo de Ministros, y ante la prensa. Los protagonistas: la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el titular de Trabajo, Celestino Corbacho.
"Que nadie espere que con la reforma laboral mañana vamos a resolver el problema ni la crisis económica ni el desempleo", explicaba en su exposición inicial el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. "Sin duda los elementos que inciden en una materia y en otra son desgraciadamente mucho más complejos", añadió.
Tardaba muy poco Mª Teresa Fernández de la Vega en ejecutar la rectificación. Era en el turno de preguntas: "Es una reforma que va a colocar a nuestro país en la situación de ese crecimiento sostenible, de un modelo productivo más adecuado a nuestra realidad, más moderno y mas eficaz, que genere empleo de calidad y que genere empleo estable".
La cara de Corbacho era un poema. Miraba de reojo a la número dos del Gobierno mientras medía meticulosamente sus palabras en el turno de respuesta. Incluso en un momento en el que los periodistas interrumpían la respuesta del ministro para volver a preguntar, la que ha tomado la palabra ha sido la portavoz del Gobierno: "Hay que esperar a que conozcan la propuesta los agentes sociales", sonreía De la Vega.
Terminada la rueda de prensa, con menos preguntas de las habituales, la vicepresidenta primera no le ha quitado ojo de encima al responsable de la cartera de Trabajo. "¡Vamos ministro!", le urgía a Corbacho mientras departía con varios periodistas en conversación informal.