La última idea del departamento que dirige Celestino Corbacho para superar el caos en el que se hallan inmersos los Servicios Públicos de Empleo (antiguo INEM) nace con polémica. El Gobierno quiere poner en marcha un Programa de Productividad para que los funcionarios puedan atender al aluvión de desempleados que acuden todos los días, especialmente ahora que se ha aprobado la nueva prestación de 420 euros.
En concreto, Corbacho ya ha dado instrucciones a las oficinas del INEM para que asignen personal al plan de apertura de oficinas en horario de tarde (16:30-18:30). Los empleados que lo deseen cobrarán un extra de 300 euros al mes por trabajar cuatro horas más a la semana.
En el documento, al que ha tenido acceso LD, Trabajo dice claramente que el nuevo horario está dirigido "a la atención al público", pero no todas las comunidades autónomas lo aplicarán. La razón: la gestión de las oficinas del INEM están transferidas a los gobiernos autonómicos.
Según explican fuentes de los Servicios Públicos de Empleo, "el Gobierno no puede obligar a las oficinas a estar abiertas al público por las tardes, de hecho algunas regiones están pensando que estas horas extras sirvan para adelantar papeleo, en lugar de atender a más parados".
Así, el Estado se encarga de pagar las prestaciones por desempleo, y las comunidades autónomas de gestionar las ayudas y aplicar "políticas activas de empleo". No obstante, los datos demuestran que estas "políticas activas" -cuya función es revitalizar el mercado laboral para que los parados encuentren trabajo- no funcionan como debieran.
Las empresas no se fían del INEM
Las fuentes consultadas señalan que en las oficinas del INEM sólo se intermedian el 8% de las colocaciones "en el mejor de los casos", una cifra que puede ser incluso, menor a juicio de las empresas. Como muestra de esta ineficiencia sólo el 14% de las compañías acuden a las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo para encontrar trabajadores.
Otro de los problemas que tiene este sistema de gestión es que no penaliza a aquellos desempleados que rechazan ofertas de forma sistemática para poder seguir cobrando la prestación hasta que se les agote. El periodo máximo en España es de dos años.
Como muestra un botón: el pasado año el INEM retiró la prestación a sólo 6.800 personas, y en la mayoría de los casos la razón no fue el rechazo de ofertas, sino por la no renovación de la demanda laboral por parte del parado, requisito indispensable para seguir cobrando este subsidio.
Mientras tanto, el empleo atraviesa su peor momento de las dos últimas décadas en España. La crisis ha convertido las dependencias del INEM en oficinas atestadas, especialmente en las grandes ciudades. Las colas comienzan en las primeras horas de la madrugada y a las 11:00 los números de atención al público se acaban.
Esta situación ha provocado que incluso existan personas que se dediquen a cobrar cantidades que oscilan entre los 30 y 50 euros por hacer cola, ya que la mayoría de desempleados tienen que atender a responsabilidades familiares o, en muchas ocasiones, buscar trabajo por su cuenta, lo que les impide dormir en el suelo esperando a que abran las oficinas.