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Comienza el drama de los avalistas: los jubilados pierden su piso

Los pensionistas empiezan a perder sus pisos debido a los embargos bancarios, como resultado de la ejecución de avales, concedidos en su día para que sus hijos pudieran adquirir un piso en propiedad. La imposibilidad de hacer frente a la hipoteca provoca que los bancos les reclamen a ellos la deuda.

"En los últimos meses estamos asistiendo económicamente a muchas personas mayores que están pasándolo muy mal por esta situación y que hasta ahora era impensable que pudieran ser sujetos de la ayuda social", según señaló el martes la directora de Cáritas Diocesana en Valencia, Concha Guillén, tras una reunión con la consellera de Bienestar Social, Angélica Such, a la que también asistieron los responsables de Cáritas en Alicante y en Castellón, informa laverdad.es.

El perfil medio suele ser el de una mujer con una pensión de viudedad, ya de por sí muy justa, cuya vivienda la tenía en propiedad. "La crisis ha enviado a familias enteras al paro. En muchos casos no pueden hacer frente a la hipoteca y el banco, para cobrar la deuda, recurre al avalista". "Es muy dramático, pero muchas personas mayores se ven obligadas a entregar sus pisos para pagar las deudas de sus hijos", explica Guillén.

Como resultado del embargo, no les queda más remedio que vivir de alquiler, "pero ni a ese pago pueden hacer frente, por lo que la única salida que encuentran es en la ayuda que reciben de Cáritas".

De hecho, la cantidad media que la institución destinaba hasta ahora a la ayuda para el pago de alquileres rondaba los 24.000 euros mensuales, "una cifra que ha aumentado hasta los 35.000", según Guillén. A lo largo de 2008, la institución atendió a 41.059 personas. Las peticiones de ayuda este año se han disparado. De hecho, en el mes de septiembre la institución ya había sobrepasado en 250.000 el presupuesto anual.

Los destinatarios de las ayudas suelen ser mayoritariamente inmigrantes (68,5%), pero poco apoco también crece el porcentaje de españoles (31,5%). El perfil de estos últimos "no sólo responde a individuos con desarraigo, sino que aumentan los casos de familias perfectamente integradas socialmente que de la noche a la mañana se quedan sin nada", indicó Guillén. "Hemos pasado de atender a los pobres a ayudar a nuestros vecinos", aseguran desde Cáritas.

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