Desde hace meses, numerosos analistas vienen advirtiendo sobre el riesgo que supone para la economía mundial el estallido de la gran burbuja inmobiliaria china, con sus correspondientes efectos sobre su sistema financiero.
Y es que, con lo que cuestan los pisos en algunas ciudades chinas "se puede comprar una casa en Europa". El problema es que el precio de la vivienda en el gigante asiático es 27 veces superior al de la renta media nacional y hasta cinco veces superior a la media mundial, ya que la renta per cápita es de unos 1.500 dólares en las zonas urbanas, mientras que el metro cuadrado en Pekín supera 3.000 dólares. De hecho, China ya cuenta con sus particulares excesos, como mega proyectos urbanísticos similares a los de Seseña en España.
El Banco Mundial advirtió al régimen de Pekín el pasado marzo una orientación más estricta de su política económica para evitartales riesgos. Desde entonces, el Gobierno chino ha puesto en marcha algunas medidas destinadas a restringir la demanda de inmuebles como, por ejemplo, la prohibición de comprar más de un apartamento por familia en Pekín.
Sin embargo, la creciente tasa de ahorro de los chinos y el limitado abanico para invertir estos excedentes siguen presionando al alza el mercado inmobiliario. La elevada volatilidad bursátil de la bolsa y la escasa rentabilidad que ofrecen los depósitos bancarios, que ni siquiera llegan a cubrir la inflación, hace que los chinos sigan viendo la vivienda como una inversión rentable y segura a largo plazo.
Así, según recientes estadísticas difundidas por los medios locales, China cuenta con cerca de 64 millones de pisos y casas que han permanecido vacíos durante los últimos seis meses, haciendo uso de los datos de consumo de electricidad. Un volumen que daría para albergar a unas 200 millones de personas (una familia tipo de dos padres y un hijo por inmueble), lo que equivale al 15% de la población china o a casi la mitad de la población estadounidense.
Los precios inmobiliarios de las 70 ciudades más importantes de China aumentaron un 9,3% interanual el pasado agosto, según informó este viernes el Buró Nacional de Estadísticas (BNE).
¿Desaceleración de precios?
El crecimiento interanual fue un punto porcentual inferior a la tasa de crecimiento del mes de julio, añadió el BNE que también agregó que esta subida interanual es la más baja de los últimos ochos meses. En enero de 2010 los precios de la vivienda aumentaron un 9,8%, en febrero un 10,7%, un 11,7% en marzo, 12,8% en abril, 12,4% en mayo, 11,4% en junio y 10,3% el pasado julio.
Sin embargo, pese a esta tímida desaceleración, las ventas siguen disparadas, según los promotores más importantes del país. China Vanke Co. estima que las ventas crecieron un 149% interanual en agosto, mientras que Poly Real Estate Group Co. señala que se han duplicado.
Por su parte, los datos recopilados por Soufun.com, la inmobiliaria en internet líder en China, muestran que las compraventas subieron un 84% interanual en julio en Shenzhen y un 23% en Pekín. Los precios en la capital china ascendieron un 12,3% respecto a julio y un 7% en Shenzhen, algo que contrasta con las estadísticas oficiales.
En este sentido, Shen Jianguang, economista de Mizuho Securities Asia en Hong Kong, señala que los datos oficiales difundidos este viernes "no son coherentes con los los últimos fenómenos de fuerte aumento en las ventas de viviendas y el precio récord de venta de tierras", lo cual puede "volver a encender el debate sobre la calidad de los datos de la vivienda" que ofrece el régimen.
Nuevas medidas para frenar la demanda
La cuestión es que la mayoría de analistas coincide en los riesgos de este auge inmobiliario, sobre todo, a la vista del colapso que ha experimentado el mercado occidental desde 2007. Según el economista Andy Xie, "China está experimentando una burbuja de precios inmobiliarios".
Los chinos invierten mucho en ladrillo y, en la actualidad, casi el 30% de las viviendas urbanas construidas están vacías, según Xie. El valor de estos inmuebles adquiridos a modo de inversión asciende "probablemente al 15% del PIB".
La cuestión es que a los cerca de 64 millones de pisos vacíos en la actualidad hay que sumar los millones de pisos en construcción que aldrán a la venta el próximo año. De momento, parece que las medidas adoptadas por Pekín ha resultado infructuosas para desinflar la burbuja inmobiliaria de forma paulatina. De ahí, que el Gobierno esté estudiando la posibilidad de poner en marchas nuevas restricciones.
Una segunda ronda de medidas para enfriar el mercado es "muy probable", según Citgroup. Entre ellas, extender las limitaciones a la compra de segundas y terceras viviendas, restringir los créditos inmobiliarios y las ofertas hipotecarias de los bancos, la reducción obligatoria de los precios de la vivienda (fijando precios máximos) o introducir un nuevo impuesto a los inmuebles, según informan medios locales citando a fuentes del Gobierno.
Sin embargo, Xie señala que "el aumento de las tasas de interés es la mejor política para enfriar la demanda y evitar perturbaciones del mercado. Retrasar el aumento del tipo de interés sólo provocará que el stock de pisos vacíos siga aumentando", con el "inevitable colapso" posterior del mercado de la vivienda. "El momento de actuar es ahora", advierte Xie. "Si se afloja la política actual, el golpe posterior podría provocar la caída de la economía china durante un período prolongado".