Las crisis de deuda son así. En unas pocas horas se puede ir el proyecto europeo a tomar viento si las autoridades comunitarias no actúan decididamente contra los gobiernos irresponsables. Y lo peor de todo es que los rescates públicos de países en apuros siempre los pagan los mismos, los contribuyentes.
Es el coste que tienen las políticas neokeynesianas: si después de una crisis financiera los países se gastan el dinero que no tienen para tapar los agujeros bancarios, entonces se produce una crisis de deuda pública que provoca quiebras de estados y empobrece a los ciudadanos. Ya saben, los bonos de loe Estados pasan de ser una inversión segura a servir para envolver el bocadillo.
Como señalan varios periódicos internacionales, Bruselas tiene 48 horas para salvar el proyecto de la divisa europea. Hoy los ministros de Finanzas forzarán al gobierno irlandés a que renuncie a un parte de su soberanía nacional a cambio de ser rescatada con dinero de todos los socios comunitarios (es decir, de los contribuyentes).
Lo mismo sucederá con Portugal, cuyo gobierno no ve con malos ojos ser salvado por sus socios del euro para que no se produzca una huída masiva de capitales del país. El rescate conjunto podría rondar los 140.000 millones de euros, según anuncia hoy el diario El Economista.
Los más interesados en el rescate irlandés son Reino Unido y Alemania, ya que los bancos germanos y británicos tienen una exposición total de 300.000 millones de euros en deuda irlandesa. Por ello el premier David Cameron se ha ofrecido a participar en la operación de salvamento aunque su país no esté en la eurozona.
El periódico Cinco Días publica una tabla en la que se puede ver claramente quienes son los más preocupados por la suspensión de pagos de Irlanda. Tras los británicos y alemanes, lo más expuestos son belgas, franceses y japoneses.
Las entidades financieras españolas no están metidas en el agujero irlandés, donde tienen 14.000 millones de euros. Sin embargo, el problema de los bancos y las cajas de ahorros es Portugal, ya que han destinado entre 60.000 y 80.000 millones a la compra de deuda pública lusa. Por eso todos los inversores y gobernantes europeos temen que tras Portugal el pánico llegue a España. El problema es que un rescate de nuestra economía rondaría los 320.000 millones de euros. El triple del coste de salvar a Irlanda y Portugal juntos.
Sorprende, por tanto, que el número dos de Elena Salgado, el secretario de Estado de Hacienda, José Manuel Campa, descarte que en España se vaya a producir una crisis de deuda similar a la irlandesa o portuguesa. Lo destaca el diario Expansión: "Campa sale al paso: España ni era Grecia, ni es Irlanda ni lo será nunca".
Lo dijo ayer en una comparecencia en la que dijo que "puede estar preocupado, o no", al más puro estilo de Mariano Rajoy. Salgado, por su parte, también negó la mayor. La irresponsabilidad de nuestros gobernantes obligó a las autoridades comunitarias a dar el enésimo tirón de orejas a la vicepresidenta y sus secuaces: "la UE pide a España que demuestre su credibilidad: urge al Gobierno a completar las reformas de pensiones, laboral y financiera".
Hoy, prueba de fuego: el Tesoro quiere colocar letras a 12 y 18 meses para captar entre 4.500 y 5.500 millones. Preparen sus carteras, la deuda de hoy son los impuestos de mañana.