Basándose en los datos de Aswath Damodaran, profesor de Finanzas de la Universidad de Nueva York, Seeking Delta realizó el pasado enero un examen comparado de las valoraciones bursátiles de índices de los cinco continentes, ilustrando sus resultados sobre un mapa mundial (cuanto más verde la superficie del país, más baratas las bolsas; cuanto más roja, más caras).
Decíamos la semana pasada que un buen comienzo para tantear las posibilidades de inversión en una u otra bolsa mundial consiste en analizar lo sobrevalorado (caliente) o infravalorado que esté su mercado bursátil. De esta manera, si en un momento dado, por ejemplo, el S&P 500 se encuentra en una fase de recalentamiento, será bastante frecuente que la mayor parte de sus valores –por buenos que éstos sean– se hayan visto arrastrados por esa ola de optimismo y se hallen también algo inflados, señal de posponer compras.
Así pues, para estimar lo sobrevalorado o infravalorado que está un mercado de cara a nuestra inversión, lo procedente es examinar distintas variables o indicadores, tanto en su contexto histórico relativo como en su valor absoluto. Todas estas aproximaciones tendrán como común denominador poner en relación los precios con los rendimientos –medios, presentes, futuros– de los activos examinados.
En esta línea, el estudio de Seeking Delta referido más arriba empleó el PER (relación cotización-beneficios), el PSR (relación cotización-ventas de la empresa) y el PBV (relación cotización con valor histórico contable). Los resultados son muy significativos. Japón y la Zona Euro son las bolsas más infravaloradas del mundo en tanto que África y Oriente Próximo presentan los mayores niveles de sobrevaloración. Resulta aún más interesante el hecho de que, dentro de la Unión Europea, Italia y España sean las bolsas relativamente más baratas.
¿Qué tienen los tres indicadores elegidos de apropiado para darnos una idea cabal de la sobre o infravaloración relativa de un mercado? En el artículo de esta semana nos centraremos en el primero, el PER, y dejaremos los otros dos para un posterior análisis.
¿Cómo se calcula el PER?
Para calcular el PER (price earnings ratio), se procede de la siguiente manera. En el numerador situamos la cotización de la acción. Mientras que en el denominador ubicaremos el beneficio por acción, que se calcula como la división entre el beneficio anual de la empresa y el número de acciones en circulación.
¿Por qué es tan importante el PER?
Con el PER vamos a tener una buena primera aproximación de lo relativamente cara o barata que está una acción (cuanto más reducida sea la ratio, más barata tenderá a estar la acción). El hecho de que las páginas bursátiles de los periódicos suelan incluir el dato del PER junto a las cotizaciones da una idea de la importancia que para la comunidad financiera tiene este dato. Y es que detrás del PER se encuentra la verdad fundamental de que el valor de cualquier activo (y más en el largo plazo) acaba estando intrínsecamente ligado con su capacidad para generar periódicamente beneficios en general y flujos monetarios positivos o rentas en particular. El PER también es conocido por los técnicos como el múltiplo o el número de veces que el beneficio está contenido en la cotización. Así, un PER 10 nos indica que, manteniéndose los beneficios constantes, necesitaríamos 10 años para cubrir el coste de la inversión en la adquisición de las acciones.
Otra forma de acercarse al PER es comprendiendo que este múltiplo es sencillamente el inverso de la rentabilidad para el año en curso del activo a la cotización del mercado. De esta forma, un PER 15 significa que la rentabilidad que se obtiene para este año por dicha acción, si esta es adquirida a su cotización actual, es igual al 6,66% (1/15). Este inverso suele representarse con las siglas inglesas ROM (Return on Market). Por las mismas, un PER 10 significa una rentabilidad del 10%; un PER 20, una del 5%, y un PER 30, una del 3,33%.
¿Históricamente caro o barato?
Si el PER aisladamente ya es representativo, todavía lo es más cuando lo situamos en su contexto histórico. La gran mayoría de las acciones suelen cotizar en rangos de PER más o menos amplios. Es por eso que poner en relación el PER actual con la media histórica nos ofrece una buena idea de lo caro o barato que en principio está un activo. En su libro Stocks for the Long Run, Jeremy Siegel llegó a la conclusión de que la media histórica del PER en el S&P 500 de la Bolsa de Nueva York es igual a 18 menos la inflación media esperada. Por tanto, con una inflación cercana al 3%, un PER 15 de media para la bolsa es la referencia con la que medir lo caro o barato que está este mercado. Adviértase que el PER medio de la bolsa americana previo al estallido de las "puntocom" se hallaba en 23, mientras que ahora se encuentra en alrededor de 19. Esta cifra histórica de referencia en el caso de la bolsa española deberá ajustarse un par de puntos a la baja (alrededor de PER 13, habiendo descontado una inflación también de en torno al 3%) por su menor competitividad y estabilidad.
Lo que no nos dice el PER
El PER hace abstracción de la fase del ciclo económico en la que nos encontramos. Sin embargo, para la valoración global de todo el mercado, considerar el momento de la coyuntura es fundamental, pues los beneficios fluctúan mucho con el ciclo. Un PER incluso medio en plena depresión es muchísimo más atractivo que un PER bajo en pleno boom. Es por ello, como explicaremos la semana que viene, que otro indicador, el PSR, nos puede ser tan útil para completar el análisis del rango de valoración en que se está moviendo un mercado.