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EL SR. MINISTRO, EN LA NORIA

Blanco, su tío Manolo y los recortes de Rajoy

La comparecencia de D. José Blanco en el plató de La Noria de Telecinco ha servido para que los españoles entiendan que el gobierno de Zapatero nos quiere, nos protege, nos defiende, y si nos cruje el bolsillo es únicamente por culpa de la derecha de Mariano Rajoy.

La entrevista a tres bandas con la participación del anfitrión, Jordi González, y un dúo pluralista formado por Isabel Durán y el inefable Sopena, comenzó con varias salvas de aplausos al estadista gallego por sus halagos a los espectadores de La Noria, ante los que se confesó orgulloso de comparecer. Su primera reflexión de altura, explicando a la audiencia que el gobierno de Zapatero nos limpia el bolsillo únicamente por nuestro bien, fue también saludada con grandes aplausos, como corresponde a un país con cinco millones de parados y en medio de la recesión más grave conocida en nuestra historia provocada por los compañeros del compareciente.

Y para que nadie dudara de que era una entrevista durísima a uno de los responsables de la catástrofe económica que padece el país, el presentador comenzó afirmando que las medidas que había decidido Zapatero el miércoles pasado eran "inevitables". Sentado este axioma bajo la mirada aprobadora del entrevistado, la única preocupación del periodista es si después de lo que se ha anunciado en materia de recortes sociales iba a venir algún otro susto más.

D. José Blanco no aclaró si el gobierno iba a seguir sangrando el bolsillo de los españoles por alguna otra arteria –"de momento no está sobre la mesa"-, pero aprovechó para ilustrarnos sobre el caso de su tío Manolo, honrado trabajador y español ejemplar del que guarda un recuerdo imborrable: "yo me recuerdo (sic) de mi tío Manolo, cuando para mandar a su hija a estudiar, pagando hipotecas al 17%, se tuvo que apretar el cinturón porque no teníamos las becas que ahora tenemos".

La prima de D. José tuvo que ser tan mala alumna como el propio ministro, pues lo normal es que los alumnos brillantes de familias sin recursos realizaran sus estudios universitarios gracias a un sistema de becas que, por extraño que parezca, no fue inventado precisamente por un socialista. En todo caso, la conclusión del ministro de Fomento es que, mientras Mariano Rajoy redujo las becas en los mandatos del Partido Popular, Zapatero las ha incrementado notablemente. Con los gobiernos del PP ocurría también que los papás del educando tenían un puesto de trabajo, cosa que no ocurre ahora, pero tampoco era plan de que los entrevistadores aburrieran a la audiencia con estos detalles.

Blanco no desperdició anoche ninguna oportunidad de resaltar la maldad intrínseca de Rajoy, que era de lo que se trataba. Para facilitarle las cosas, el programa emitió una pieza con declaraciones del líder del PP en las que criticaba el recorte social del gobierno, y aquí tuvo lugar uno de esos momentos que las televisiones progresistas nos regalan periódicamente para deleite de nuestros sentidos. Ocurrió que alguien debió contar a Jordi González que Rajoy había calificado las medidas económicas de Zapatero de "decretazo".

Como en la primera ocasión Rajoy no pronunció en ningún momento esa palabra, el presentador insistió a los realizadores que buscaran el fragmento exacto en el que se producía esa declaración. Silencio en el plató, aparece de nuevo un vídeo de Rajoy y el tozudo Mariano vuelve a decir exactamente lo mismo sin mencionar el vocablo maldito. La decepción fue notable, pero José Blanco, que no necesita de ayudas externas para explicar que la culpa de todo lo que ocurre en España es de la derecha, saldó el expediente aclarando a la audiencia que los gobiernos de Aznar recortaron la política social mucho más de lo que lo ha hecho el pasmo leonés.

Sí, es cierto que cogieron un país en la ruina y consiguieron cumplir los requisitos para entrar en el euro, como apuntó Isabel Durán, pero congelaron el salario de los funcionarios y no subieron las pensiones más que un 4%. El detalle de que la caja de la seguridad social fue abandonada por los socialistas en quiebra y sólo la determinación del equipo económico de Aznar fue capaz de conseguir que siguieran cobrando su pensión, no le fue citado por ninguno de los asistentes al señor ministro, sin duda para evitar que el debate-entrevista se hiciera farragoso.

Sea como fuere, D. José Blanco tiene muy claro que no estamos en una situación de crisis brutal sino atravesando "unos momentos de dificultad", y que el gobierno de Zapatero protege a los pensionistas y a los que "han perdido el desempleo" (sic) – refiriéndose, suponemos, a los que han perdido su trabajo-, mucho más de lo que lo hizo el malvado Aznar y ahora pretende hacer Rajoy, un personaje al que acusó de estar "osesionado" por llegar a La Moncloa "a espaldas del sufrimiento de los trabajadores".

Otra novedad que tranquilizará a los pensionistas, es que, según el ministro de Fomento, la congelación de sus pagas no va a suponer una reducción de su poder adquisitivo. Todos pensábamos, hasta el momento, que si se mantiene un salario en términos nominales y los precios y los impuestos se incrementan, inevitablemente se reduce el poder adquisitivo.

Pues bien, esto era así hasta la noche de ayer, en que José Blanco demostró que si la congelación de salarios la decreta un socialista el poder adquisitivo siempre se mantiene. Los motivos que explican esta aparente contradicción son que la inflación está siendo moderada y que el Euribor se encuentra en niveles muy bajos, circunstancias que sin duda alegrarán a los jubilados octogenarios que estén pensando en pedir una hipoteca para comprar un piso y fundar una familia.

El antecesor de Pajín en la secretaría de organización del PSOE no tuvo, en cambio, reparos en reconocer que si Zapatero había decidido ayudar a los pensionistas y funcionarios de esta forma tan peculiar, fue porque ha sido obligado por las presiones de Obama y de la Unión Europea. Pero no sólo ha ocurrido con Zapatero, aclaró Blanco, también a Italia, Francia y Alemania se les ha obligado a llevar a cabo un programa de recorte de gasto similar al que ha puesto en marcha el gobierno de España.

El que la situación económica en esos países, y por tanto la magnitud de los recortes, no tenga nada que ver con la española fue otro de esos detalles que pasaron desapercibidos para los aguerridos entrevistadores, encabezados por un implacable Sopena, que en el colmo del ensañamiento llegó a acusar al entrevistado de no esquilmar adecuadamente el bolsillo de los más pudientes, como corresponde a un gobierno digno de llamarse socialista.

Llegados a este punto le llegó el turno al caso Garzón. Para D. José Blanco, el funcionario suspendido "ha sido una de las personas que más ha luchado por la libertad en este país (sic)", y si ahora se ve ante la justicia no es porque existan sospechas de que haya dictado resoluciones injustas a sabiendas y, en algún caso, beneficiando supuestamente a quien le financia sus años sabáticos, sino, atención, porque dio satisfacción a "personas que sólo querían enterrar a sus muertos", y "porque se atrevió a investigar el caso Gürtel".

Si el público es capaz de asumir sin protestar semejante explicación, no es extraño que acepte la tesis "blanquita" sobre las causas y efectos de la crisis económica que podríamos resumir en la siguiente idea, accesible a todas las inteligencias: Aunque nos lleve a la ruina, Zapatero defiende y defenderá a los pobres mucho más que Rajoy. Sólo le faltó añadir, en un primer plano mirando a la cámara, "ténganlo en cuenta dentro de dos años a la hora de votar".

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