Asturias es la región con peor perfil demográfico de España. Por cada dos asturianos que nacen mueren más de tres. Este déficit poblacional que sufre la región desde hace años impediría al Gobierno del Principado pagar las pensiones a los jubilados asturianos si no existiera la caja única de la Seguridad Social y, por tanto, el sistema de redistribución territorial.
Y es que Asturias carece del suficiente número de trabajadores en activo para poder mantener el modelo de reparto característico de las pensiones públicas españolas. De hecho, si Asturias no estuviera fuertemente subsidiada por los contribuyentes del resto de España, sus jubilados percibirían una pensión sustancialmente menor de la actual, ya que el Pprincipado precisaría aumentar en un 25% su población activa (cotizantes a la Seguridad Social) para cubrir tales prestaciones.
“¿Y si toda España se asturianizara en lo demográfico?”. Ésta es, precisamente, la pregunta que se plantea Alejandro Macarrón, consultor de Estrategia de Empresas y Finanzas Corporativas, en un artículo de opinión que publica este viernes el diario Expansión. “Como no tengamos más hijos, a eso vamos”, concluye.
En 2007, murió más gente de la que nació en dieciséis provincias españolas, con Orense en cabeza de esta triste clasificación: 2,3 defunciones por cada nacimiento, según datos del Instituto Nacional de Estadística. “En 2010 hay casi un tercio menos de españoles nativos con edades entre 20 y 25 años que hace sólo diez años, una espeluznante merma de savia joven”, alerta Macarrón.
La natalidad española ha caído de forma significativa en el último siglo al tiempo que el envejecimiento poblacional no ha parado de aumentar. Esta divergencia pone al sistema público de pensiones español ante un dilema irresoluble: de mantenerse esta tendencia y el actual modelo público, el ratio de cotizantes por jubilado irá decreciendo, y con él la retribución media de la pensión a percibir.
De ahí, precisamente, que el Gobierno español, junto al resto de países vecinos, proponga reformas consistentes en retrasar la edad de jubilación y recortar la cuantía media de las pensiones (ampliando el período de cálculo).
Tal y como expone Macarrón, “necesitaríamos unos dieciséis nacimientos por mil habitantes simplemente para el reemplazo de la población, y estamos muy lejos de ello. Y aunque una parte del déficit de fecundidad lo podamos y debamos cubrir con inmigrantes, ni ellos bastan, ni su llegada en masa es una buena solución”.
De hecho, según los últimos datos demográficos del INE publicados este viernes, pese a haber repuntado la tasa de natalidad, ésta aún se encuentra muy alejada de los 16 nacimientos por mil habitantes que precisa el país. La tasa de natalidad repuntó desde el 10,9 en 2007 hasta el 11,3 en 2008. Y ello, debido, sobre todo, a la mayor fecundidad de las mujeres extranjeras.
“Uno de cada cinco nacimientos fueron de madres extranjeras”, indica el INE. De este modo, la fecundidad se situó en España en una media de 1,46 hijos por mujer en edad fértil en 2008, frente al 1,4 registrado el año anterior. Sin embargo, la crisis económica que sufre el país ha ralentizado la llegada de inmigrantes y, de hecho, muchos han optado por irse del país ante la imposibilidad de encontrar empleo.
A ello se suma que las proyecciones demográficas ponen en evidencia el problema demográfico que sufrirá España en las próximas décadas. Así, según el INE, “el crecimiento natural de la población se haría negativo desde 2020”, es decir, más defunciones que nacimientos. Como resultado, “la población mayor de 64 años se duplicaría en 40 años y pasaría a representar más del 30% del total debido al envejecimiento de la pirámide poblacional”.
Así pues, en base a estas previsiones, el actual sistema público de reparto es a todas luces insostenible. “Nuestros abuelos y bisabuelos tuvieron el doble o el triple de hijos que nosotros, con una renta per cápita real un 80%-90% inferior a la actual y mucho más riesgo para las mujeres al dar a luz. Algo esencial falla en las opulentas sociedades modernas para que seamos tan estériles. O lo enmendamos a tiempo, o lo pasaremos mal”, concluye Macarrón.