"Claro que hay que subir los impuestos", responde Almunia en una entrevista en Vanity Fair, donde admite que no hay forma de tomar medidas anticrisis que no afecten a todos los ciudadanos porque "todo el mundo tiene que contribuir". A su parecer, lo que hay que hacer es explicar mejor cómo van a pagar las consecuencias los que realmente provocaron la crisis.
En este sentido, recuerda que muchos inversores han perdido "hasta la camisa" y que muchos bancos han desaparecido, aunque cree que aún queda encima de la mesa una parte "considerable" de la factura de la crisis y considera que hay que extremar el cuidado para que el reparto de la misma sea "justo".
Sobre el riesgo de perder el Estado del Bienestar, Almunia cree que sobrevivirá en la medida en que exista una base sólida de crecimiento económico, que se sepan asignar bien las prioridades y que se mejore la eficiencia de los recursos públicos. Sin embargo, asevera que no será el mismo que el que había a finales del sigo XX.
En materia de empleo, defiende la necesidad de reformar el mercado de trabajo en España, pero no entra a valorar la reforma planteada por el Ejecutivo. "¿Qué tipo de reforma hacer? Eso ya es más difícil", señala, tras lamentar que el debate no haya sido "serio y riguroso" y que se haya reducido al cruce de eslóganes.
Los mercados, una "manada de búfalos"
En cuanto al comportamiento de los mercados, Almunia afirma que se suelen comportar "como una manada de búfalos que corre de forma instintiva hacia un lugar cuando ve a alguien correr en esa dirección". "Son imprescindibles, pero hay que gobernarlos", señala.
Para el comisario, la crisis marca el final de un ciclo de desregularización y de la creencia ciega en la eficiencia de los mercados, ya que se está aplicando un "tratamiento" que es necesario aunque "el paciente" se resista en algunas ocasiones.
En este sentido, repasa las medidas en las que trabaja la Unión Europea y recuerda que los que tienen ahora la "sartén por el mango" son los políticos y no los mercados. "A todos nos gustaría que la reforma del sistema financiero estuviera acabada, pero no hay que ignorar las dificultades", subraya.
En materia política, ve como una oportunidad "impagable" trabajar en Europa en el momento actual, y asegura que no echa de menos la política española, aunque tampoco la quiere considerar "como un libro cerrado al que no se va a volver algún día para leer alguna página".
Aún así, afirma que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no le ha llamado para formar parte de su gobierno y cree que no lo hará más adelante. "Ni me ha llamado ni me va a llamar", subraya Almunia tras asegurar que ve al jefe del Ejecutivo "muy consciente" de las dificultades que plantea la crisis y "muy comprometido" con las soluciones que hay que poner en marcha.
El comisario destaca que Zapatero haya sido capaz de reconocer que no estuvo acertado al principio por ser algo que "le honra" y porque "los políticos no son buenos o malos cuando siempre tienen razón, sino cuando hacen lo que tienen que hacer". Además, confía en que el presidente recupere la credibilidad cuando la economía se sitúe en la "pista de salida" porque los ciudadanos sabrán reconocer su tarea.