Parte de guerra día 2. La situación es de alerta máxima. Las tropas económicas se enfrentan a su particular invierno ruso, sin apenas munición, con muy pocos víveres y sin combustible suficiente para poner en marcha los vehículos de captación de fondos para que el frío del mercado no acabe con las esperanzas de recuperación. Su líder es un político que ha perdido el respaldo de sus propios soldados y cuya incapacidad manifiesta ha sido descubierta por los ciudadanos a pesar de su aparato de propaganda. Si, estoy hablando de España.
Los diarios económicos pintan un panorama muy sombrío para los próximos meses. Si un inversor internacional echa un vistazo a las portadas de los principales periódicos salmón llamará corriendo a su gestor para preguntarle, con evidente preocupación, que reduzca su exposición al mercado español. Una forma amable y edulcorada de pedir que saque el dinero a toda prisa del país que está en todas las quinielas para seguir al barco griego en su deriva hacia el abismo financiero.
Expansión comienza dando la primera en la frente: el plan para rescatar bancos y cajas en apuros se ha quedado sin fondos y hay que vender más deuda (papelitos, ¿se acuerdan?) para afrontar lo que los entendidos en la materia denominan "reestructuración del sistema financiero". El diario señala que "el FROB agota sus recursos y necesita una nueva emisión". Ha dispuesto ya de 12.000 millones y hace falta más dinero. El coste total "se cifra entre 14.500 y 35.000 millones". Qué miedo ¿no?
Sin embargo, esta no es la principal noticia de portada. Abróchense los cinturones y vuelvan a sus asientos porque vienen turbulencias: "los barones del PSOE pactan subir impuestos" para cerrar el agujero que hay en el sector público. "Las regiones socialistas estudian un alza fiscal en bloque", según revela el diario de Unión Editorial.
Pero ¿qué impuestos van a subir? Pues todos, para qué vamos a andarnos con tonterías, dirán los prebostes del PSOE, es decir, el IRPF, el de Sucesiones y Donaciones, el de Patrimonio, el de Transmisiones o eliminar las deducciones autonómicas, entre otras ideas. La noticia indigna al editorialista del periódico y la critica, con razón: "la estabilidad presupuestaria debe ser una prioridad, pero no a costa de esquilmar al contribuyente". Señor Zapatero ¿no habíamos quedado que bajar impuestos era de izquierdas? menuda empanada ideológica que hay en Ferraz....
Sigamos. Fíjense si la situación está mal que hasta la portada de Cinco Días provoca terror. Resulta que "la Bolsa registra en mayo la mayor caída desde la quiebra de Lehman Brothers" y, por primera vez en muchas semanas, el diario de Prisa no echa la culpa a Wall Street, ni a los malvados especuladores, ni a la crisis de Grecia, ni siquiera a la familia Bush. En esta ocasión señala que "las dudas sobre la economía española provocan una pérdida del 10,8% en el Ibex y llevan la prima de riesgo a los 160 puntos". Vamos, que los inversores huyen despavoridos y los bonos españoles cada día son más tóxicos.
Por si alguno no ha perdido los papeles con estas informaciones, el diario añade que "las aseguradoras tienen 27.000 millones de euros en deuda española". Esto supone que no sólo los bancos y cajas de ahorros están atrapados en la trampa de los bonos españoles, sino que las aseguradoras también están en peligro. No quisiera yo asustarles aún más, pero les van a subir las primas de sus seguros, porque la única forma que tienen las empresas financieras españolas de obtener dinero es de los bolsillos de los sufrido clientes: los inversores, como les digo, han cerrado el grifo.
En medio de esta marabunta de noticias financieras, el salmón de Prisa asegura que Corbacho, el ministro del paro, está preparando otro documento (ya van tres) para convencer a CCOO, UGT y CEOE de acordar una reforma del mercado de trabajo que evite la huelga general con la que amenazan los mercenarios sindicales. En concreto dice que "el Gobierno hará otra propuesta esta semana para pactar la reforma laboral".
Para terminar el parte de guerra llega El Economista. Su portada no tiene desperdicio. En primer lugar anuncia que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, está haciéndose trampas al solitario y, de paso, alterando el funcionamiento del mercado y engañando a los inversores.
¿Recuerdan la rebaja de la calidad de la deuda española que hizo la agencia Fitch el pasado viernes? El diario publica que la empresa de calificación "accedió a bajar el rating de España con la Bolsa cerrada" y asegura que el Gobierno sabía 24 horas antes el contenido del informe y presionó para que se retrasara la publicación. Una muestra más de que el mercado de libre competencia no existe, es una entelequia que sirve a los poderes públicos para robar a ciudadanos y empresas.
La imagen de portada del periódico de Ecoprensa es una gran cumbre nevada que intenta subir un grupo de alpinistas bajo el titular: "la escalada de la deuda se complica". Como les contamos en Libertad Digital hace unas semanas el 31 de julio será el Día D: "si Grecia da miedo prepárense para España". La razón es simple: no hay un euro en la caja del Estado y hay que pagar los intereses a los incautos que compraron deuda española. El calendario no perdona: más de 8.100 millones el 18 de junio, casi 7.600 millones el 23 de julio y la traca final ocho días después, con 16.180 millones.
Y ¿de dónde quiere sacar estos 23.000 millones el Tesoro? Vendiendo más papelitos (bonos, letras y obligaciones) que luego generarán intereses que habrá que volver a pagar. Es el cuento de nunca acabar. Para que lo entiendan de forma sencilla: es como si una familia gasta más de lo que ingresa todos los años, pide créditos para pagar los préstamos vencidos, y además se va de vacaciones a Hawaii con dinero del vecino. Yo a esta familia no le daría ni agua si llamara a mi puerta, ¿y ustedes?