España se está desangrando desde la base de su estructura administrativa. Aunque todas las miradas están puestas en un Estado que se ha quedado sin un euro en la caja por la ineptitud de un Gobierno derrochador e irresponsable, los ciudadanos van a sufrir en sus carnes la crudeza de la crisis económica desde el primer estadio de su relación con la burocracia: los ayuntamientos.
Muchos alcaldes han llevado a sus consistorios a la bancarrota y no queda dinero ni para pagar las facturas de la luz. No es extraño, ya que varios de ellos aprovecharon el dinero del "Plan E" para renovar sus sistemas de aire acondicionado, ya saben, "es que en verano hace mucho calor".
Resulta que los ayuntamientos no tienen dinero tras derrochar más de 8.000 millones de euros en pistas de patinaje en pueblos llenos de jubilados, piscinas cubiertas en localidades donde no llueve más de tres o cuatro días al año, botellódromos para que nuestros jóvenes alcohólicos sigan bebiéndose el Ebro, helipuertos, carriles para bicicletas, boleras municipales, entre otros disparates aprobados como si fueran obras públicas de alto copete. Eso sí, España seguramente se convertirá en una potencia mundial en el nuevo deporte de moda: el pádel, ya que se han construido miles de pistas en toda la geografía nacional.
Estos proyectos se crearon como un intento de recuperar la economía a través de la inversión pública, un sistema que a medio y largo plazo puede tener efectos beneficiosos si el dinero se destina a infraestructuras que aumenten la capacidad de un país para vertebrarse, reducir las distancias, bajar los costes de las empresas y renovar la estructura productiva de un país, todo ello acompañado de una protección de la competencia y de una unidad de mercado en todo el país. No hace falta ser muy listo que el Plan E (con E de Estafa) no responde a ninguno de estos criterios.
El padre espiritual que han empleado los políticos para vendernos las bondades del gasto público para superar la crisis financiera es John Maynard Keynes. Algunos advertíamos de los riesgos que supone usar dinero que no se tiene para rescatar bancos y crear empleos artificiales: al final hay que subir impuestos y recortar prestaciones de forma que toda inyección de gasto público mediante deuda es un robo a los ciudadanos que siempre acaba hundiendo a los países que los adoptan. El G-20 se ha dado cuenta, como siempre, demasiado tarde.
El Economista publica este lunes que "el G-20 lo tiene claro: recortes y ajustes aun a costa de crecimiento". Si los gobernantes conocieran y valorarán más las teorías de Hayek que los de Keynes otro gallo nos cantaría, pero no piensen ustedes que yo le pido peras al olmo. Los gobernantes europeos dudo que tengan esa capacidad, pero en el caso de los políticos españoles tengo la absoluta certeza de que no saben ni por donde les vienen los palos. Conviene aprender a leer y escribir antes de pretender dirigir los designios de un pueblo, aunque la mayoría de los gobernados estén aborregados por la propaganda oficial.
En su Editorial, el diario constata que "el G-20 reconoce el fin de Keynes" y explica que "los países que se entregaron a políticas keynesianas como el Plan E son ahora las que peor se encuentran". La razón es que "Zapatero y otros han querido ver una crisis cíclica donde hay un cambio de régimen mundial".
Y por si alguno tenía alguna duda, El Economista también cuenta que "España seguirá en recesión y el paro crecerá dos años más". Ojala... yo esas previsiones las firmaba ahora mismo, pero me temo que el empleo no mejorará al menos hasta 2016, como señala el FMI y admite hasta El País. Hasta que la economía no crezca a un ritmo cercano al 2% España destruirá empleo, quédense con esta cifra y no les estafará más el Gobierno de turno.
Pero volvamos a los ayuntamientos, que son los que, al fin y al cabo, se han gastado el dinero del "Plan E". El diario Expansión asegura que "los alcaldes apelan al Gobierno para que no les corten la luz". Tras la aprobación de la nueva regulación del sector las compañías ya no están obligadas a dar servicio a los clientes morosos, se niegan a hacer ofertas y exigen avales como garantía de cobro del suministro, es decir, que exigen a los alcaldes los mismos requisitos que al resto de los mortales.
Es duro cuando un alcalde se da cuenta de que no tiene carta blanca para hacer lo que le de la gana con el dinero que no es suyo, pues nada, que lo pague en las urnas y, si ha cometido algún delito, que comparezca ante la Justicia. Sí, los lunes me levanto un poco idealista, qué quieren que haga... disculpen mi atrevimiento argumental.
Por su parte, el diario Cinco Días sigue dando guerra con la subida del Impuesto sobre la Renta. Hoy toca comparar la gestión de Esperanza Aguirre y José Montilla en portada: "las grandes rentas pagarán 2.400 euros más por IRPF en Cataluña que en Madrid". Resulta que la comunidad autónoma catalana se convierte en la región "con el tipo de IRPF más alto de España", mientras que "Madrid mantiene un gravamen menor al resto".
Pero lo más destacable del económico de Prisa es su Editorial. Tras leerlo sólo me queda citar la desafortunada afirmación de Zapatero cuando le preguntaron por el plan de rescate de la economía española: "no doy crédito". Resulta que al diario salmón ya no le parecen "malvados lobos" los inversores que destinan sus fondos al mercado bursátil. Es más, considera que es hasta positivo que haya personas que pongan sus ahorros en acciones de empresas: "aunque en la vorágine de la crisis se llegue a olvidar, invertir en Bolsa es invertir en empresas". ¿Entienden ustedes algo?