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Y el bigote de Schuster aburrió a las ovejas, por Luis F. Quintero

 

 
L D (Luis F. Quintero) No era, ni con mucho, el ambiente de las grandes ocasiones, pero los aficionados tenían ganas de ver fútbol. De nuevo se marcharon con mal sabor de boca. El Madrid ganó pero, como casi siempre esta temporada, no convenció.
 
A pocos segundos del pitido inicial, la grada dedicó algunos silbidos al palco. La noticia de la millonaria prima a los jugadores por ganar los próximos cinco partidos no había caído bien entre los socios, se sentían defraudados. "¡Es vergonzoso!", "¡el fútbol es una mafia!", repetían en la grada junto a este reportero, que sólo pretendía reflejar fielmente lo que ocurría a su alrededor. Los jugadores no dieron la talla.
 
En el palco, Calderón miraba preocupado el terreno de juego. El presidente del Madrid no vive su mejor momento al frente del club más laureado del mundo. En el banquillo, Schuster sabía que se jugaba el bigote y aún así el Madrid aburrió hasta a las ovejas. No había claridad en el juego que se espesó por la banda izquierda durante toda la primera parte. Un Drethe sin recursos lograba que los aficionados perdieran interés.
 
En el Fondo Sur, los ultras llegaron a optar por bailar de un lado a otro de la grada durante algún momento del partido y se distraían felicitándose por la victoria de Feliciano López y Verdasco en Argentina que se comunicó a través del marcador luminoso y despertó más aplausos que las jugadas del Madrid.
 
Ni siquiera un gol anulado logró levantar a los aficionados de sus butacas. Calderón continuaba mirando impasible al terreno de juego conforme caían los minutos. El gol de Sneijder logró despertar a la grada que parecía haber perdido hasta las ganas de quejarse por el juego. Pero la ilusión duró poco.
 
Desde ese momento y hasta el pitido final,  lo único destacable fue la salve rociera que entonaron, a su manera, los aficionados del Recre que, al contrario que los madridistas, no se cansaron de animar a su equipo durante todo el encuentro. Contagiados por el entusiasmo onubense o por la falta de estímulo en el terreno de juego, los aficionados madridistas, lejos de cantar, llegaron a aplaudir y elogiar las pocas jugadas en las que el Recreativo puso en aprietos a los blancos.
 
Desde la grada fue un partido más del Madrid en el Bernabéu. Fue malo y aburrido, aunque el Madrid volvió a ganar y se anotó tres puntos.
 

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