A la cuarta fue la vencida. Novak Djokovic se alzó con el único Grand Slam que le faltaba en sus vitrinas al imponerse en la gran final de Roland Garros a Andy Murray por 3-6, 6-1, 6-2 y 6-4.
Torrente de buen tenis tras las dudas iniciales
El número uno del mundo empezó el partido generando dudas. Parecía, una vez más, que los fantasmas de su particular maldición con el torneo de polvo de ladrillo más importante del mundo lo acechaban. Perdía el primer set ante un sólido Murray y empezaba a quejarse de molestias en uno de sus hombros. La historia de casi siempre cuando Djokovic va perdiendo.
Nada más lejos de la realidad. A partir de la segunda manga, volvía a lucir el mejor jugador del circuito en estos momentos. Con una clase sublime de tenis, Nole acribillaba a un Andy desorientado. El tenista serbio se hacía, con suma facilidad, con el segundo y el tercer set (6-1 y 6-2).
En la cuarta y definitiva manga, Djokovic seguía imponiendo su vendaval tenístico ante un tenista escocés hundido. Tras un nuevo break, Novak enfilaba su ansiado primer título en París.
Suspense final
Cuando todo parecía resuelto, con 5-2 a favor y servicio, Murray resucitó. A Djokovic se le encogió la muñeca en el momento clave -la hora de cerrar el partido- y dos juegos seguidos del escocés daban vida a la final y situaban el 5-4.
En el juego definitivo, haciendo gala de su tremenda superioridad en la red, Djokovic aprovechaba la tercera bola de partido para cerrar su primer Roland Garros.