L D (EFE) El responsable médico de la Federación Española y del torneo barcelonés, Ángel Ruiz-Cotorro, ha anunciado en rueda de prensa la baja de Nalbandian, al que además trata desde hace años. "Hace un par de semanas que lleva arrastrando una inflamación en la cadera. Empezó el torneo con molestias, a medida que han ido pasando los partidos, la lesión ha ido empeorando, y ahora mismo no está en condiciones de afrontar un partido de la intensidad de unos cuartos de final", ha explicado Ruiz-Cotorro.
Pese a que el argentino aseguró, tras eliminar en octavos al español Nicolás Almagro por 6-3 y 6-4, que se encontraba bien y preparado para medirse contra Nadal, el examen médico al que se ha sometido horas después descartó su participación. "El viernes y sábado haremos más pruebas. En principio, parece que la lesión se debe a una sobrecarga por algún mal gesto en la rotación, y lo más aconsejable es que empiece un trabajo de recuperación y fisioterapia", ha explicado el doctor Ruíz-Cotorro.
Albert Costa, director deportivo del Godó, ha calificado de "muy mala noticia" la retirada de David Nalbandian. "Es un jugador de una grandísima calidad. El de cuartos iba a ser un partido buenísimo que había levantado una gran expectación, pero sabemos que estas cosas pasan y, lo único que podemos hacer, es desearle una pronta recuperación", ha concluido.
El belga, de 30 años, 61 del ránking ATP, uno de esos tenistas a los que se conoce peyorativamente en el circuito como un 'pasabolas', no fue rival, y salió a la pista central del RCT Barcelona derrotado, cabizbajo desde el principio, y sólo pudo arrancarle al balear dos juegos en todo el partido. Quizá el belga, que sólo resistió durante 55 minutos , era consciente de que, en el único precedente entre ambos, en el Abierto de Australia de este año, acabó vapuleado por el mejor jugador del mundo (6-0, 6-2 y 6-2) o tal vez algo 'tocado' físicamente después de que anoche pidiera la asistencia del fisioterapeuta durante su partido con Gasquet.
El caso que Rochus hizo un partido indigno de una pista central de un torneo ATP. Segundos saques a 74 Km/h, apenas dos o tres golpes ganadores en casi la hora que duro el choque, ni siquiera una esperanzadora bola de rotura que llevarse a la boca. Nadal, por momentos, pareció apiadarse de él. Le invitaba al peloteo, pero Rochus parecía hacer caso omiso. Cada vez que el español arriesgaba con una bola a la línea, su oponente ni siquiera hacía el gesto de ir a buscarla.