Engels se despide este lunes de Bilbao, donde ha corrido una semana cumpliendo su 227 maratón consecutivo, de largo el récord mundial, inscrito en el Guinness. En la capital vizcaína este belga de 49 años charló sobre sus vivencias.
¿Cómo surgió la idea de correr un maratón cada día?
Con diez años tenía asma, y los doctores me dijeron que no podía hacer deporte. Me apliqué mi propia medicina y empecé a correr, primero un kilómetro, luego cinco y luego un maratón. Llevo 25 años corriendo largas distancias y necesito retos, así que en el 2008 completé 20 triatlones de larga distancia en un año –también récord en el "Guiness"–. Mi talento no es tanto físico como mental; creo en mí mismo y me gustan los nuevos retos. Por eso corro estos maratones: mi mensaje es que si uno cree en sí mismo puede lograr cualquier reto.
¿Ha tenido lesiones o problemas en estos 225 días?
Mi primer problema fue que nadie había hecho este reto. Los doctores y los amigos no me animaban, me decían que iba a tener muchos efectos, me sentí solo, pero hay que superar los obstáculos. En México –donde estuvo corriendo a primeros de septiembre– fue verdaderamente duro, corrí siete días por encima de los dos mil metros, muy despacio, iba treinta pulsaciones por encima de lo normal y tuve problemas de estómago. A partir de ahí no será tan difícil.
¿Cómo es su día a día?
Mi vida es fácil -sonríe-, me levanto y sólo tengo que correr un maratón. Tardo entre cuatro y cinco horas en correr. Voy a entre cien y 110 pulsaciones, y me da igual la hora. En México corría a las siete de la mañana y en Bilbao a las cuatro y media de la tarde. Más problema es el descanso, le dedico diez o doce horas. Ayer dormí catorce. Pierdo hasta seis mil calorías, cuando un hombre normal gasta la mitad, así que esto hace que coma mucho. Al principio, en tres meses adelgacé quince kilos y los doctores me dijeron que era un problema, pero ahora he conseguido estabilizar el peso. Como cuatro o cinco veces al día y, la gente no me cree, pero bebo hasta ocho litros de agua.
Cuando empecé pensé que tendría que comer algo especial, pero no. Obviamente hoy comeré pasta, necesito carbohidratos, pero anoche cené un gran bistec con patatas, mahonesa y vino. La verdad es que no tengo mucha vida social, pero me gusta conocer la comida local, me gusta acabar el día con una buena cena.
¿Algún día al levantarse ha pensado: hoy no corro?
No, no. Mi objetivo es correr 365 días; sí llega algún momento en un maratón que me digo qué hago aquí, pero estoy convencido de mi reto y espero terminarlo en febrero.
¿Cuando acabe, tiene ya nuevos ideas en la cabeza?
Quiero dar un descanso a mi cuerpo. Llevo 25 años corriendo, que los médicos me hagan pruebas. El año que viene me dedicaré a los amigos y la familia, y a que la gente conozca mis experiencias.
Hasta entonces, sólo le quedan casi 140 maratones.