Nada decidido en el Tour de Francia, cuando todavía quedan nueve etapas por delante. Era el día en el que Chris Froome podía haber dado un hachazo a la clasificación general. Pero nada más lejos de la realidad. Y es que el gran triunfador ha sido el italiano Fabio Aru (Astana), que se ha hecho con el maillot amarillo de líder por sólo seis segundos y gracias a las bonificaciones.
El transalpino sale con el amarillo tras una duodécima etapa, de 214 kilómetros entre Pau y Peyragudes, que ha sido ganada por el francés Romain Bardet. El líder del Ag2r, segundo en la clasificación general final el año pasado, atacó en el último kilómetro, donde estaban los porcentajes más duros de la jornada, y acabó llevándose el gato al agua al imponerse por delante del colombiano Rigoberto Urán (Cannondale-Drapac) y de Aru, a los que aventajó en dos segundos en la línea de meta.
Froome, en cambio, sufrió en los últimos metros de la etapa. Entró a 22 segundos y terminó cediendo un maillot amarillo que ha vestido desde la quinta etapa. Ahora el británico es segundo en la general a seis segundos de Aru, mientras que en tercera posición es Bardet a 25 segundos del transalpino. Por detrás figuran Urán, a 55; el irlandés Daniel Martin, a 1:41; Simon Yates, a 2:13; y Mikel Landa, a 2:55, éste como mejor español en séptima posición.
En la otra cara de la moneda, Nairo Quintana y Alberto Contador son los dos grandes damnificados de la etapa, al haberse dejado más de dos minutos en esta primera jornada pirenaica, y ambos quedan ya prácticamente descartados para luchar por el triunfo final en París: el colombiano del Movistar está ahora a cuatro minutos del maillot amarillo (4:01), mientras que el madrileño del Trek-Segafredo es undécimo a más de siete (7:14).
Y eso que el primer asalto pirenaico lo controló de salida el Sky de Froome con brazo de hierro. Permitió la escapada inicial de 12 hombres, incluido el rey del esprint, el imbatible Marcel Kittel, además de Erviti (Movistar), Cummings (Dimension Data) y De Gendt (Lotto-Soudal), entre otros. Con una renta estabilizada en torno a los cuatro minutos, la avanzadilla cruzó el Col des Ares (segunda categoría) y el Menté (primera) sin asomo de batalla en la zona noble. Guión inalterable. Todo el mundo a rueda del equipo del entonces líder.
En una curva del Menté saltó el inevitable recuerdo de la caída de Luis Ocaña en 1971. Vestido de amarillo, y con 9 minutos sobre el Caníbal Eddy Merckx, el español se despidió bajo la tormenta de un triunfo seguro en el Tour. La fuga se fue filtrando en el Port de Balès (especial), el más temido de la etapa con sus 11,7 kms al 7,7 de pendiente. El veterano Cummings coronó en solitario mientras que Contador lanzaba un tímido ataque que no inmutó al Sky. Sin embargo, a 3 de meta se descolgó el madrileño, en lucha contra los dolores y la soledad.
Se iba a jugar la etapa en los últimos 12 kilómetros que encadenaban el Peyresourde (primera categoría) y el Peyragudes (segunda). Cummings tiró de rebeldía y aún soñaba con lo imposible el campeón de Gran Bretaña, pero el Sky tensó la marcha para anular al corredor del Dimension Data y de paso obligar a Quintana a doblar la rodilla. Su ataque dejó a Froome retorciéndose sobre la bicicleta, pasando las de Caín. Y obligó a Bardet a descubrir su carta, que fue la de responder al italiano con un esprint impresionante que le condujo a la gloria.
Los jóvenes aprietan. Victoria al final para Bardet, noveno en 2015, segundo en 2016 y serio aspirante al triunfo final en París en 2017. Y maillot amarillo para Aru, que se suma a la lista de veinte corredores que han vestido la prenda de líder en las tres grandes. El Tour no está muerto, ha cobrado vida. Froome no es el mismo que arrasó en 2013, 2015 y 2016, y la oposición es seria. Buena noticia para la Grande Boucle.
Este viernes, en el Día Nacional de Francia, se disputará la decimotercera etapa del Tour de Francia, de 101 kilómetros entre Saint-Girons y Foix, con tres puertos de primera categoría: Col de Latrape, Col d'Agnes y Mur de Péguère.