El piragüista español de 21 años Marcus Cooper Walz se ha proclamado, con una impresionante remontada que le ha llevado desde el quinto puesto al primero en los últimos 250 metros de la prueba, campeón olímpico en la prueba de K1 1000 metros, dentro del piragüismo de aguas tranquilas.
Walz, nacido en Oxford pero criado en Mallorca y actualmente afincado en Madrid, e hijo de un británico y una alemana, ya había destacado en torneos internacionales con anterioridad, pero se presentaba por primera vez en una cita olímpica, y no le pudo la responsabilidad. Tal y como ya había hecho en la semifinal del día anterior, sus últimos metros fueron absolutamente espectaculares, llevándole a superar a los líderes de la prueba. Con su enorme éxito, el piragüista ha logrado la cuarta medalla de oro de España en los Juegos Olímpicos, sexta en total de la delegación española hasta el momento.
Por tanto, el piragüismo, que se esperaba que fuera uno de los baluartes de España en Río, sigue dando grandes resultados, tras el oro logrado por Maialen Chourraut en aguas bravas. Y todo ello cuando importantes bazas como Sete Benavides, o el dobles medallista olímpico Saúl Craviotto, aún no han comenzado a participar en Brasil.
Con anterioridad a la participación de Walz, la también española Teresa Portela había finalizado 6ª clasificada en la final del K1 200, en una prueba en la que la de Cangas de Morrazo no pudo acercarse a la pelea por las preseas, en la que era su segunda final olímpica, tras la de Londres 2012, y repitió el diploma olímpico objetido en la cita británica.