L D (EFE) Kobe Bryant resultó letal. Sus 40 puntos hablan por sí solos, al igual que los 22 puntos, 14 rebotes y la gran defensa de Pau Gasol, claves para unos Lakers que neutralizaron en ataque al pívot Yao Ming (12 puntos y 10 rebotes), pero que volvieron a sufrir a un tremendo Ron Artest (25 tantos), que perdió la cabeza en la recta final.
En el Staples olía a revancha. El equipo de Phil Jackson anotó trece de sus primeros quince tiros, con Bryant ejerciendo de mago, Gasol hundiendo todos los balones que se acercaban al aro y Lamar Odom dirigiendo y asistiendo, como si de una versión pormenorizada de Magic Johnson se tratara. Así se llegó al 31-16 en apenas nueve minutos. Enfrente, Luis Scola y Artest personificaban la resistencia texana al término del primer cuarto (39-25), con 15 puntos de Bryant y 13 de Gasol, perfecto en el tiro, para un baloncesto que resultó puro espectáculo.
Sin embargo los Rockets iban a dar un vuelco completo a la situación. Primero bajaron los humos a los locales con un parcial de 4-12, que coincidió con Bryant y Gasol en el banquillo, y la reacción de Houston no se frenó a pesar de la tercera falta de su pilar, Yao Ming, en el minuto 18. Los reservas de Houston, especialmente Carl Landry –16 puntos en el segundo cuarto– y Von Wafer, terminaron por meter a los Lakers en un tremendo socavón, tanto es así que los Rockets consiguieron su primera ventaja del partido (48-49) tras un parcial de 9-24, y metieron el miedo en el cuerpo al público angelino, mucho más involucrado que en ocasiones anteriores.
Un triple de Bryant dejó el marcador en tablas al descanso (57-57), tras unos minutos que evidenciaron la profunda desigualdad de calidad entre los titulares y los reservas de los Lakers, y lo equilibrado del juego en equipo de los Rockets, a pesar de los dos puntos de Ming. Los Lakers debían reinventarse. A falta de Andrew Bynum (cero puntos, totalmente ausente), Bryant y Gasol asumieron los galones y construyeron, paso a paso, una ventaja que volvió a la barrera de los diez puntos (75-65, m.30). Su equipo había recuperado el hambre por ganar y cierta mordiente en defensa, pero Houston no se fue del partido por un instante.
Artest, intenso, aguerrido y exhibiendo un nivel espectacular, mantuvo a flote a los suyos (79-74), y tras un festival de técnicas pitadas a ambos equipos y una doble falta flagrante de Fisher -expulsado directamente, será baja en el tercer partido- sobre Scola, se llegó al último periodo con una ventaja cómoda, pero no definitiva, para los locales (86-77).
El juego duro había llegado para quedarse, pero las buenas noticias para los Lakers llegaron con la aportación de Luke Walton, Jordan Farmar y Sasha Vujacic, tan requeridos como ausentes en los últimos partidos. El trío mantuvo la renta hasta que volvieron a pista Gasol y Bryant, cuyo encontronazo con Artest resultó determinante. El choque entre ambos, dialéctico y físico, desató las iras del escolta de Houston, al que pitaron una técnica y expulsaron tras realizar un gesto amenazante al líder angelino. Y cuando al número 24 le buscan las cosquillas, le encuentran.
Metió canastas de todos los colores, pero una en concreto, en la que mandó el balón al tablero aposta para recogerlo y dejarlo suavemente dentro de la red, hizo que el Staples se viniera abajo. Los Rockets ya no pudieron reaccionar y la eliminatoria (1-1), que se presenta como una ardua batalla para ambos equipos, se desplaza ahora a Houston.
Los Celtics también se recuperan
Se acabaron las concesiones por parte de los Boston Celtics y los campeones de liga dieron toda una exhibición de juego individual y de conjunto ante los Orlando Magic en el segundo partido de las semifinales de la Conferencia Este, que ganaron por 112-94 para empatar a 1-1 la serie.
No pudo salirle mejor el partido a los Celtics después de haber perdido el primero (90-95) de la serie al mejor de siete, y no sólo consiguieron la victoria, sino que además lograron todos los objetivos que había propuesto el entrenador Doc Rivers. Entre otros no tener ningún tipo de tensión mental con un marcador ajustado, ganar fácil y además darle descanso a los titulares de cara a los dos próximos partidos que se van a disputar en Orlando a partir del viernes, que se jugará el tercero.
El gran protagonista del partido volvió a ser sin discusión el base reservas, Eddie House, que fue el líder indiscutible del ataque de los Celtics al conseguir nada menos que 31 puntos, su mejor marca como profesional, en sólo 28 minutos que estuvo en el campo. House, que puede ser decisivo en la suerte de los Celtics no sólo de cara a esta eliminatoria sino a la siguiente si superan las semifinales, anotó 11 de 14 tiros de campo, incluidos 4 de 4 triples, y 5-6 desde la línea de personal. El base de los Celtics rompió por completó el marcador en el tercer periodo al anotar 13 puntos y permitir el alero titular del equipo Paul Pierce jugase sólo 16 minutos para recuperarse de las molestias que sufre en la pierna derecha. House se convirtió en el primer reserva de los Celtics que superó la barrera de los 30 puntos desde que lo hiciese Kevin McHale, en la temporada de 1993, cuando se retiró.
Junto a House, el escolta Ray Allen también fue otro jugador muy diferente al del primer partido al conseguir 22 puntos, mientras que el pívot Kendrick Perkins logró 16 tantos con nueve rebotes y dos tapones. Pero también iba a tener una actuación individual histórica el base Rajon Rondo, que logró su tercer triple doble en lo que va de la fase final, algo que sólo había conseguido el legendario Larry Bird. Rondo consiguió la marca con un mate espectacular antes de que concluyese el tercer periodo para al final del partido y lograr 15 puntos, 18 asistencias y 11 rebotes.
La combinación encestadora de Allen con Rondo y la gran defensa que jugaron los Celtics fueron las claves de un triunfo que permitió a los campeones de liga dejar en 11-3 su marca en el segundo partido de las eliminatorias de la fase final que la comenzaron con la derrota en el primero. Mientras que los reservas con 43 puntos también fueron importantes en el triunfo de los Celtics, que como equipo tuvieron un 51,3 por ciento de acierto en los tiros de campo y el 45 (9-20) de triples, comparados al 44,3 y 42,1 (8-19), respectivamente, de los Magic.
El pívot Dwight Howard con un doble-doble de 12 puntos, 12 rebotes y una asistencia esta vez no pudo ser el líder ganador para los Magic que también tuvieron la aportación del alero Rashard Lewis y del reserva francés Mickael Pietrus al anotar 17 tantos cada uno. Los Magic lograron su gran objetivo de conseguir cuando menos un triunfo y quedarse con la ventaja de campo, que ahora trataron de mantener cuando disputen los dos próximos partidos en Orlando, aunque la vuelta a Boston ya está garantizada, que eso tampoco está mal para los Celtics.