Dijo Granero en la previa del partido de la primera vuelta que "ir al Atlético de Madrid no es un salto de calidad", pero viendo lo ocurrido en apenas diez minutos en el Calderón quizá el Pirata no contó con la sociedad formada por Koke y Griezmann. El francés está en un estado de forma increíble tras el mensaje que el Cholo le mandó hace unas semanas y Koke ha recuperado su nivel y su toque, sobre todo su toque. El ‘6’ apunta, centra y sólo espera a que alguien marque haciendo recordar a los más mayores el Atlético Aviación.
Ante la Real Sociedad, un palo y dos goles en diez minutos fueron las balas de un Atlético dispuesto a rematar a su rival desde el inicio. Primero fue Arda al poste, luego Mikel marcó en propia puerta un centro de córner de Koke y Griezmann finalizó el trabajo con un gol de pillo tras disparo del francotirador rojiblanco vestido con su número seis a la espalda. Fácil, rápido y sin dudas por las bajas locales.
Durante el resto del primer acto, el Atlético se dedicó a cerrar su portería y lo logró pese a tener muchas novedades. Ninguno de los cinco defensas, contando el portero, ha tenido el puesto fijo durante el curso y Godín, Juanfran y Moyá no estaban en sus dominios. No se notó, todo funcionó como siempre y la Real no tuvo apenas opciones. Oblak tuvo que intervenir en un par de ocasiones, pero se mostró muy seguro para alegría de un Calderón que empieza a dudar entre Moyá y el esloveno.
Con todo controlado llegó el descanso con la sensación de que el Atlético, por activa, por pasiva o por Koke acabaría marcando más goles si apretaba el acelerador.
Tras el paso por vestuarios al equipo de Simeone se le notó que tenía la mente puesta en no malgastar fuerzas en una semana con muchos encuentros y previa al duelo estelar de Champions ante el Real Madrid. El Atlético cedió el control del esférico a la Real Sociedad que en ningún momento pudo hacer efectivo su leve dominio con ocasiones. Sólo una jugada polémica con Miranda como protagonista pudo haber reactivado al conjunto de David Moyes, pero se marchó al limbo.
Sabedor de que Mandzukic no estará en el próximo duelo liguero, el Cholo decidió retirar a uno de sus puntas y optó por el más veterano. Fernando Torres dejó pronto su sitio a Raúl Jiménez para descansar las piernas de cara al choque frente al Málaga. No estuvo acertado el Niño, pero tampoco lo estuvo su recambio. Jiménez siempre lo intenta, eso es indudable, aunque no suele hacerlo con acierto.
Pasaban los minutos y la grada empezó a centrarse en dedicar sus cánticos personalizados a los jugadores. No ocurrió lo mismo con la entrada de Granero al campo ya que se llevó un sonora pitada por su pasado madridista y por sus palabras de la ida. A falta de fútbol, ovación para unos y sonido de viento para otros. La guinda la puso Oblak con una parada espectacular, otra más en cuatro días, tras una falta botada por el señalado Granero.
El pitido final de Undiano dejó un mensaje para tres equipos: Real Madrid, Valencia y Sevilla. El que falle verá al Atlético más cerca o más lejos.