El pasado domingo, el fútbol español volvió a vestirse de luto. La violencia y los graves hechos desencadenados con la pelea entre los ultras del Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña, que concluyó con el fallecimiento de Francisco Javier Romero, obligó a todos los estamentos del fútbol y las fuerzas de seguridad a reunirse y buscar una solución urgente para acabar con la violencia.
La reunión de la Comisión Antiviolencia pretendía aclarar lo sucedido y proponer soluciones para echar a los radicales de los campos. No faltó nadie a excepción de una persona, Ángel María Villar. Sorprendió a propios y extraños que el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), el órgano más importante del fútbol español, no se presentase. Villar decidió enviar al presidente de la Federación Madrileña de Fútbol, Vicente Temprado, para ejercer como representante. Era necesario aclarar por qué nadie respondió a las llamadas de la Liga de Fútbol Profesional cuando se produjeron los sucesos para la suspensión del partido, pero la reunión se celebró sin la cabeza visible fútbol español durante los últimos 26 años.
Ana Muñoz, directora general de Deportes del Consejo Superior de Deportes, afirmó en el programa de esRadio Tiempo Extra que desconocía "las razones" por las que Villar no acudió y por parte de la Federación no se justificó su ausencia.
Desde que sucedieron los hechos, el presidente no se ha dejado ver en ningún acto público, no ha hecho ninguna declaración y nadie conoce su postura sobre lo sucedido. Ni siquiera ha trascendido si la Federación ha realizado alguna propuesta sobre el futuro de los ultras en el fútbol. Villar permanece desaparecido, mientras se buscan soluciones para acabar con uno de los problemas más graves del fútbol español.