Decía Zuzibarreta al acabar el partido que un gran equipo necesita a un gran portero. Y a buena fe que Claudio Bravo lo ha demostrado y ha vuelto a hacer honor a su apellido con alguna parada de dicha enjundia. Sobre todo, dos momentos claves ante Feghouli y Negredo, ambos en la segunda parte, que han propiciado que el Barcelona llegara vivo al final del encuentro.
Porque allí ha sido, justo al final, cuando el electrónico de Mestalla ya andaba por el minuto 93, cuando el miedo reinaba entre los jugadores, que apareció la gran estrella azulgrana, Leo Messi. Pero esta vez no fue él el que marcó, sino el hombre que hace un trabajo sucio y no suele aparecer entre los goleadores, aunque esta temporada Sergio Busquets se está destapando. La puso el argentino blandita al centro del área pequeña. Remató Neymar, sacó Diego Alves a bocajarro, y llegó el pulpo de Badía para empalar el balón a la red.
Partido de defensas
Fue un partido en el que, a pesar de los dos nombres de los equipos, todo apuntaba a que no sería de muchos goles. Sólo tres había encajado el Valencia en su casa; sólo seis el Barcelona en lo que va de liga. Además, Negredo lleva sin marcar desde enero, y Luis Suárez no ha marcado en los cinco partido de liga disputados, aunque sí lo hizo en el último de champions.
Precisamente, el uruguayo fue el que tuvo la más clara en la primera parte. Pero cuando uno está negado, no hay manera de derribar ese muro psicológico. Pase largo de Piqué buscando a Neymar en el punto del área. Éste controla mal, y se le queda perfecta a Suárez que sólo tiene que empujarla. Ya sea por mala suerte, por estar negado, o incluso por el buen hacer de Diego Alves, que se la saca, el nueve del Barcelona, y que juega de nueve, con Messi a la derecha, no consiguió perforar la portería che.
Apareció Luis Enrique con algo más de miedo, queriendo protegerse ante las posibles contras del equipo de Nuno. Por ello, en el once inicial Busquets y Mascherano jugaron junto en el centro del campo, con el argentino de enganche con los centrales, Busquets de Xavi, y Xavi de Iniesta. Menos opciones a las contras, pero menos posesión del balón. Luego rectificó Luis Enrique, aunque casi se le hace tarde.
Pero si Luis Suárez tuvo esa, antes tuvo otra Rodrigo tras dejar sentado a Xavi y cuyo disparo repelió Bravo. El chileno comenzaba su show. Aunque para espectáculo el que estaba dispuesto a ofrecer André Gomes, que cada vez que sacaba el balón conducido desde atrás provocaba un caos en la zaga azulgrana. Y casi estuvo cerca de dejar a su equipo por delante antes de ir al descanso, en la última, regateando a Bravo, pero sin espacio. Ésa, quizá, sea la diferencia entre un grande y uno más grande. En el último segundo de la primera parte no marca el Valencia; en el último segundo del partido se lleva la victoria el Barcelona.
Antes de todo esto, el partido contó con una pequeña trifulca protagonizada por Otamendi y Neymar, y con un árbitro, Fernández Borbalán, de gatillo fácil, amonestando antes del descanso a Piqué, Mathieu y Alba por parte visitante, y Mustafi y Barragán por los locales.
Gol anulado a Luis Suárez
La segunda parte cambió algo la tónica y fue el Valencia el dueño del encuentro, sobre todo en los primeros minutos. Primero Rodrigo, luego Negredo. Ninguno acertaba. Y casi es Luis Suárez el que abre el marcador tras un error de Alves, que sale mal, al que le birla el cuero. Pero esa cabezonería del delantero en marcar le impidió ver la luz de la portería, y a media vuelta le pegó mal, y se marchó fuera, con Alves batido.
Pero también estaba batido Bravo. Eso sí, por suerte para el Barcelona, parece que Piqué quiere volver a ser un gran defensa. Lejos de ese gran nivel, empieza a dar muestras de mejoría. Casi tanto como la defensa che, que cerraba los huecos. Entre ellos, y que el Barcelona se empeñaba en entrar por el centro, la solución defensiva era sencilla. Pero, sí, Piqué salvó el gol cantado de Rodrigo.
Y a Luis Suárez le anularon un gol por fuera de juego. Si lo era, era muy justo, porque el uruguayo caza un cuero en la posición de delantero centro, en el área pequeña, y la mete dentro de primeras. Pero el linier levantó el banderín. Y donde hay patrón, aunque protesten y lo celebren como si les fuera la vida, no manda marinero.
Recital de Bravo ante Feghouli y Negredo
Luego comenzó el recital de Bravo. Primero a Feghouli, que se plantó en una contra conducida por un Negredo sideral, que baja el balón, se gira, y abre para el argelino, que sólo ante el chileno, falla. O acierta Bravo, sacando una colosal pierna. Después despejaría la del propio Negredo que, aprovechando un resbalón de Mascherano (ya se había ido Mathieu, y el argentino volvió al centro de la zaga), golpeó desde la frontal.
Se acabaron las ocasiones y comenzó el movimiento de fichas. A cada cambio de Luis Enrique respondía Nuno. Que quiere más balón el asturiano, el portugués le mete otro hombre más al centro del campo.
Y así, como si de ajedrez se tratara, el Barcelona iba avanzando poco a poco, de lado a lado. Como los saques de esquina de los últimos minutos. Hasta que en uno de ellos, botado en corto, le llega en el otro costado a Messi. Y la historia ya la saben, con tres puntos más en el zurrón azulgrana.
Por suerte, a Messi no han tenido que darle puntos. Pero es lamentable que tras lo ocurrido en el Calderón, un individuo le haya lanzado un objeto a los jugadores del Barcelona mientras celebraban el gol, golpeando a Messi, que se dolía en la cabeza. Es lamentable hoy, y es lamentable siempre. Pero el fúbtol no es eso. El fútbol es vivir con tensión un partido de fútbol donde los jugadores lo dan todo. Como lo que se ha visto en Mestalla.