Todo se produjo durante el encuentro entre el Levante y el Deportivo en el Ciutat de Valencia. En pocos minutos el conjunto gallego lograba tres tantos, llegándose así al descanso con el marcador de 0-3. Y entonces estalló todo.
Nada más entrar en el vestuario Barkero exclamaba a sus compañeros: "¡No quiero participar en esta mentira de partido, esto es una farsa!". El motivo, que el futbolista consideraba que varios de sus compañeros –especialmente Munúa, el guardameta, y exdeportivista- se estaban dejando ganar por dinero.
Aquellas palabras sentaron fatal, y comenzó un cruce de declaraciones en el que también intervinieron varios futbolistas, hasta que Juan Ignacio Martínez consiguió poner paz.
Los reproches de Barkero continuaron una vez finalizado el encuentro, cuando el futbolista le comunicó a Quico Catalán, su presidente, que no quería continuar en el club, pese a que no termina contrato hasta 2014.
El lunes se convocó una reunión, y el futbolista formado en la Real Sociedad continuó con sus acusaciones, e incluyó a Ballesteros, Juanfran y Juanlu en esa lista de jugadores que, supuestamente, no habían mostrado la actitud necesaria para disputar un partido.
La situación se enturbia
Curiosamente, en los dos siguientes compromisos ni Munúa ni Ballesteros, habituales titulares durante toda la temporada, estuvieron en el once de JIM. Y para colmo, el sábado pasado, durante el encuentro entre el Levante y el Celta, Barkero falló un penalti cuando el resultado era de 0-1. Es un lance del fútbol, sí, pero algún jugador levantinista le recriminó el error, insinuando que él también podría haberse vendido.
La relación es tensa. El vestuario se ha dividido y muchos futbolistas no se hablan entre ellos. Los acusados han desparecido del once, mientras que Barkero no, lo que parece que es un gesto del entrenador de que está de su lado. Al igual que buena parte de sus compañeros.
El próximo compromiso es el domingo en Mallorca, otro rival que se juega la vida. Con todos los ojos puestos en el equipo granota. Porque ya había sospechas desde fuera; pero ahora, las sospechas están dentro.