La entrevista al presidente en funciones del Fútbol Club Barcelona en Vanity Fair comienza con una anécdota reveladora. Laporta contesta así de amable a una llamada telefónica, que se produce frente al periodista: "Aquí vas a tener una entrada. Más no tengo. Y si no la quieres te vas a tomar por culo" brama. Él mismo explica el motivo de tanta amabilidad: "Un tipo que no tengo ni puta idea de quién es me ha llamado 200 veces para que le dé una entrada. Le digo que sí y el cabrón quiere dos más, para su madre y otra para no sé quién... Caganers! Caganers!”.
La entrevista es puro Laporta. El catalán no desaprovecha oportunidad para despreciar a una "España mediocre" que no deja que "mi país triunfe". Además, no tiene inconveniente en exhibir su compañerismo político, cuando le comunican la fracasada consulta que hizo el alcalde socialista Jordi Hereu: "Voy a felicitar a Hereu por el resultado de la consulta" dice, "No, mejor le voy a preguntar: ¿cómo ha quedado la consulta? He estado fuera y no me he enterado" se mofa.
Orgulloso, exhibe su ático de 220 metros en plena Avenida de la Diagonal: "¿Qué os parece mi pisito de soltero?" preguntaba. Y a tenor de las anécdotas que narra Vanity Fair parece que Laporta le da salida como un auténtico nidito de amor. Hace unos meses, la afortunada amante era Flavia Massoli, "una exuberante brasileña de ojos verdes", quien ha dejado el relevo a Sana Khouja, una marroquí veinteañera. Ambas, trabajadoras del Fútbol Club Barcelona. Bueno, hasta que Massoli rompió con Laporta y fue amablemente invitada a reingresar en el INEM.
Sobre su salto a la política, Joan Laporta se jacta de tener: "Una organización cada vez más preparada. Un equipo reducido de personas que marcan los pasos que he de seguir en caso de que en junio o julio decida que me meto en política" asegura. Y las directrices están claras, caso de presentarse a las elecciones: "Si lo hago, será con un partido nuevo en el que cabrán todos los que piensen que Cataluña ha de tener un estado", y descarta presentarse si solo logra tres escaños al gobierno catalán: "Si me presento será con la violuntad de ganar o de crear una fuerza en el Congreso que permita una Cataluña independiente".
Preguntado por un sondeo de El Periódico que concluía que un 64,3 de los catalanes "nunca le votarían", Laporta saca la artillería pesada, aduciendo que es culpa del canal, y no de su mensaje: "El Barça ha tenido un gran éxito durante este periodo de tiempo y España ha estado instalada en la mediocridad. Y para algunos medios de comunicación ha sido una cuestión ideológica: como no compartían mi manera de pensar, he sufrido un ataque sin cuartel", expone.
Aún así, saca pecho y argumentos para felicitarse: “Yo no he dicho que me vaya a dedicar a la política y me ponen ahí en las encuestas. Y sin haberlo decidido, que haya gente que piense en votarme es la leche" asegura. "Ahora es tiempo de servir al país" dice, en referencia, obviamente a Cataluña.
Sobre qué sentimientos le causó la victoria de España en la Eurocopa en 2008, Laporta no duda en asegurar que: "Tuve sentimientos encontrados... Gusto no me dio porque España impide que mi país compita. Nunca había ido a ver partidos de la selección salvo por esa final. Pero me alegré por los jugadores, por Xavi y por mi gran amigo Ángel María Villar ”. En su ensoñación soberanista, Laporta anhela con el futuro del Barça en esa Cataluña independiente que pretende fundar: “Todas las Ligas europeas se disputarían para que el Barça juegue en la suya. El torneo español perdería competitividad. ¿Contra quién jugaría el Madrid si no está el Barça?” se pergunta.
Ahora, quiere traducir el éxito de su equipo, en el éxito de su proyecto político, del que sólo da pistas: "“El Barça que he presidido ha sido desacomplejadamente catalanista. Y el Barça más catalanista de la historia es también el Barça más universal y exitoso”.