Más allá de haber conquistado su tercer Balón de Oro, el segundo de manera consecutiva, el momento más recordado y comentado de la gala celebrada en Zurich ha sido el grito con el que Cristiano Ronaldo se ha despedido del escenario.
Un grito de guerra que es habitual en el jugador luso al celebrar los goles, o incluso en los entrenamientos. Pero que nadie esperaba que mostrara al recoger el premio que le distingue como el mejor jugador del pasado 2014. Un grito, un gesto, que tiene partidarios y detractores.