La sanción impuesta al Barcelona por la FIFA y ratificada por el TAS impedirá al conjunto azulgrana fichar hasta enero de 2016. Es decir, dos períodos de fichajes sin poder entrar en el mercado. Un año entero, el 2015, sin que el cuadro azulgrana se pueda reforzar. Pero esta sanción al Barcelona salpica a otros equipos, de rebote, de manera involuntaria, congelando el mercado.
Si el cuadro azulgrana, uno de los grandes agitadores de los mercados de fichajes año tras año no entra en escena, se puede producir un gran maremoto en temas económicos. Que no participe el Barcelona provocará que haya equipos que no reciban una inyección monetaria que es necesaria en la mayoría de los casos.
Equipos como el Valencia, Sevilla o Arsenal, que han sido los que más jugadores han proporcionado en los últimos años al Barcelona, se verán privados de los millones azulgranas. Ese movimiento de piezas que provoca el fichaje de un grande. Por poner un ejemplo, con los 20 millones con los que el Barcelona fichó a Mathieu del Valencia, el cuadro ché se hizo con dos jugadores como Otamendi y Mustafi; o los 18 que gastó en Rakitic, y que el Sevilla ha invertido en Krychowiak y Tremoulinas, y aún le ha sobrado dinero. Todo este dinero le sirve a los equipos para volver a reforzarse con varios jugadores de un precio no muy excesivo, que luego, a equipos como Madrid o Barcelona, se los venden de manera más cara.
La carambola de un fichaje azulgrana
Vamos a trasladarnos por un instante al pasado verano para ver cómo influye el Barcelona en el mercado de fichajes y la ola de movimientos que provoca a su alrededor. Luis Suárez recala en la Ciudad Condal a cambio de 81 millones de euros que recibe el Liverpool. Los reds tienen efectivo con el que lanzarse a formar un buen equipo y gastan 31 millones en Lallana, 30 en Lovren, 25 en Markovic, 20 en Balotelli y 12 en Alberto Moreno, del Sevilla, entre otros. Es decir, ha gastado 118 millones, de los cuáles, 81 "son" del Barcelona. Con ese dinero, el Liverpool ha movido el mercado en favor de otros equipos, como el propio Sevilla, que se ve beneficiado de la inyección económica, tanto por el fichaje de Rakitic, como el de Alberto Moreno, "gracias" al propio Barcelona.
Esto es sólo un ejemplo de la ruleta de fichajes que provocan los grandes equipos. Y el Barcelona se ha gastado sólo en las últimas cinco temporadas cerca de 400 millones (según el precio final de Neymar). 400 millones que se han repartido entre el Liverpool, Sevilla, Valencia, Udinese o Arsenal entre otros. Y ellos, a su vez, han podido rebajar algunas de sus deudas y seguir firmando otros jugadores a un precio que no sea tan elevado.
Los equipos vendedores no podrán inflar el precio
Pero el que el Barcelona no entre en la burbuja de los mercados de fichajes provoca esa reducción en la inyección económica que reciben equipos de menor presupuesto, y que gracias a esta ventas puedan liquidar nóminas y las propias deudas. Y afecta de tres maneras.
Además de la propia venta al Barcelona para que se refuerce el equipo del nuevo presidente elegido en mayo, están las ventas a otros equipos que tienen dinero gracias a los fichajes realizados por los propios azulgranas, es decir, dinero del Barça de manera indirecta.
Y la tercera, que perjudica al Barcelona, y puede beneficiar a otros grandes. Las directivas de Núñez, Gaspart, Laporta, Rosell, y ahora Bartomeu, suelen entrar en las pujas por las grandes estrellas o promesas. Esto ayuda a que el equipo vendedor pueda llamar a una u otra puerta en busca del mejor comprador. Una puja entre el que vende y los que compran, que ayuda a inflar el precio y beneficia a los equipos de menor presupuesto. Pero ahora, sin un equipo como el Barcelona entrando en esa puja, el club vendedor no tendrá tanto margen de maniobra, por lo que su margen de ganancia se reduce.
El Madrid se puede ver beneficiado
De esta forma, si el Madrid anda listo, por unos precios más reducidos podría mejorar (si cabe) su plantilla por un precio inferior a que si estuviera el Barcelona peleando por esos mismos jugadores. Casos comos los de Karembeu, o la puja por Reus. Incluso el torpedear, sin más, el fichaje del eterno rival para inflar su precio. Ahora no se podrá realizar el precio. Por no hablar de las numerosas portadas deportivas que se dejarán de realizar con rumores de mercado.
A su vez, en esta rocambolesca carambola promovida por la sanción de la FIFA, el potencial del cuadro blanco, así como del Atlético, vigente campeón de liga, será todavía superior, y se podría ampliar la diferencia con respecto a sus perseguidores.
Y es que podrán hacer uso de su gran presupuesto sin necesidad de gastar tanto para reforzarse, mientras la nueva directiva azulgrana, y probablemente, el nuevo entrenador, tendrá que mirar a los cedidos (Denis Suáres, Deulofeu) o a la cantera (Samper, Halilovi, Traoré), así como luchar por retener a otros como Xavi (más bien, convencer), que ya estuvo cerca de marcharse, o al propio Leo Messi, que si ve que baja el nivel de su equipo, podría hacer las maletas. El Barcelona recibiría una gran suma de dinero. Pero tendría que esperar bastante para gastarlo.
En resumen, que la sanción del máximo organismo mundial del fútbol que impide al Barcelona fichar repercute en las ventas del resto de clubes, ya que se congela el mercado de fichajes, y por tanto, para que el resto de equipos cuadren sus presupuestos tendrán que pensar bien como gestionar las salidas de jugadores y sus precios. Una sanción que puede matar el mercado de fichajes español. Si el Barça no gasta en equipos medianos, éstos no lo harán en equipos menores. Y así gira la ruleta, todo ello, sin dinero.