Cuando en 2002, el jugador brasileño Edmar de Lacerda decidió aceptar la oferta del Tavriya Simferopol para abandonar el Internacional de Porto Alegre y dar un nuevo rumbo a su carrera futbolística, no podía imaginar que 12 años después el equipo por el que fichó ya no pertenece a la Premier League de Ucrania y el país se desintegra poco a poco con los combates entre nacionalistas ucranianos y rebeldes prorrusos.
Fueron años de esplendor para el fútbol ucraniano y los futbolsitas brasileños comenzaron a emigrar en dirección al país. La pujante liga de Ucrania, creada en 1992, ofrecía grandes contratos, gracias al poder de los oligarcas propietarios de los clubes, que se convirtieron en un destino apetecible para muchos futbolistas, atraídos por las condiciones económicas y la progresiva mejora de la competitividad y profesionalización de los equipos.
Lacerda permaneció jugando en la península de Crimea en el Tavriya Simferopol hasta 2007, cuando decidió dar el salto al Metalist, cuyo dueño, Oleksandr Yaroslavsky, era uno de los hombres más ricos del país, relacionado con la construcción y las finanzas. Las cosas transcurrían bien para el jugador brasileño que, además hizo de Ucrania su país de adopción. En el año 2008, se casó con Tetiana Halovskyi, una mujer natural de Simferopol, y adquirió el apellido de su mujer y la nacionalidad ucraniana.
Internacional con Ucrania
Sin posibilidades de jugar con la selección de Brasil, el ya conocido como Edmar Halovskyi, aceptó la llamada de la selección ucraniana para vestir la camiseta nacional. El 10 de Agosto del 2011 disputó su primer partido para comenzar una andadura de un total de 11 partidos con el combinado nacional ucraniano. A punto estuvo de conseguir que Ucrania jugase el Mundial de Brasil con un gol en la ida de una sufrida repesca ante Francia, que finalmente les dejó fuera.
Nueve meses después, poco queda del país que un día acogió a Lacerda y organizó incluso la Eurocopa de 2012 junto a Polonia. Una mañana mientras estaba en el centro de entrenamiento del Metalist, recibió la llamada de su mujer. Le comunicaba que había recibido una carta para alistarse en el ejército ucraniano y combatir contra los rebeldes prorrusos. "Estaba en mi club cuando mi mujer me llamó diciendo que me habían enviado una carta con una convocatoria para presentarme a combatir con el Ejército ucraniano. Fue una locura. Mi esposa se desesperó, pero dije que no había la más mínima posibilidad de presentarme", ha afirmado en una entrevista para Globoesporte en Brasil.
Asustado y con el miedo de que el conflicto de recrudezca aún más, planea su salida del Metalist para abandonar el país. Los combates todavía no han llegado a la ciudad de Jarkov, donde vive, pero el temor de que suceda lo mismo que con sus compatriotas de Donestk le obliga a pensar en irse fuera de Ucrania y seguir a los jugadores del Shakhtar Alex Teixeira, Fred, Dentinho e Ismaily y el argentino Facundo Ferreyra, que no regresaron al país después de un amistoso en Francia. Mientras tanto, la Premier League de Ucrania afronta su segunda jornada de Liga en un intento de recobrar la normalidad en un país dividido.