El barcelonismo ha recibido con evidente satisfacción el artículo en El País del presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal. Las sorprendentes consideraciones sobre el fichaje de Neymar del alto cargo gubernamental, con rango de secretario de Estado, confirmarían la teoría de que la investigación de la Audiencia Nacional sobre un posible fraude fiscal en la operación sería otro de tantos ataques políticos contra Cataluña, una tesis que los medios de comunicación de la Generalidad y Convergència defienden y difunden como motivación primera y última del magistrado Pablo Ruz y los inspectores de la Agencia Tributaria, que estarían al servicio de la causa "contra Cataluña".
El mismo presidente de la Generalidad, Artur Mas, era preguntado al respecto el pasado domingo por el periódico independentista Ara. "¿Cree que lo que que está pasando al Barça con la Audiencia Nacional y Neymar tiene que con una reacción de los poderes del Estado español al proceso?", le planteaba el periodista y Mas respondía: "Prefiero no mezclarlo con el fútbol y el Barça. Mire, yo me imagino a los poderes del Estado, porque los he probado, haciendo lo que haga falta (utilizaré una expresión muy coloquial) para provocar 'merder'. Eso sí, me los imagino. Lo que pasa es que mezclar el fútbol y el Barça con todo es un recurso fácil. Pero debo de actuar como presidente del país y no meterme en determinadas interpretaciones que si se dicen en un bar no tienen trascendencia y si las digo yo tienen mucha más. He probado cómo actúa el Estado español, lo he probado en carne propia, pero preferiría no meclarlo con el fútbol, y el Barça tampoco".
Las sospechas de Mas
Dos días después de publicadas estas declaraciones, el polémico artículo de Cardenal ratificaba las sospechas de Mas, la supuesta conjura o conspiración política. "Por eso, me rebelo ante la desmesura a la que asisto estos días. No haría honor a la responsabilidad que me han confiado si callara mientras un escudo que ha aportado a nuestro deporte tanto como el que más es acosado y acusado. Ese escudo es patrimonio del deporte español, porque lo defendieron y defienden cientos de nuestros héroes. De Luis Suárez a Epi. De Jordi Torras a Ana Peleteiro. De Kubala a Valero Rivera", escribía Cardenal, quien también aportaba "argumentos" jurídicos en el insólito texto. Así y en su opinión, "el quicio de la discusión son los llamados derechos federativos. (...). Es cierto que se trata de una institución controvertida, pero negar que es moneda corriente en el tráfico jurídico del fútbol actual es faltar a la verdad, como lo acreditan no pocos de los traspasos de jugadores de esta misma temporada. Dependiendo de cómo se usen, la relación entre los sujetos y otras variables, las consecuencias fiscales son diversas". Como remate, calificaba de "inusual" el inicio de la investigación en el ámbito penal, "y una sede jurisdiccional que los ciudadanos identifican con delitos gravísimos".
El sustituto de Rosell lo agradece en TV3
La televisión autonómica catalana entrevistó anoche al presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, con la excusa del anuncio de la retirada del defensa Carles Puyol y hasta en tres ocasiones se le instó a glosar el texto de Cardenal y la "demostrada" persecución política del club azulgrana. Bartomeu aparentó no querer entrar en ese terreno y dijo que eso se debería preguntar al juez y al fiscal del caso. Más interesado se mostró en alabar al presidente del Consejo Superior, ufanarse en la larga amistosa y hasta ahora desconocida relación del club con Cardenal, su pasión por el deporte y el saneamiento económico de las entidades. "Cardenal reconoce que somos un modelo, que no tenemos deuda, que estamos al corriente de pago en todo", afirmó Bartomeu, quien también atribuyó la fulminante dimisión de su antecesor, Sandro Rosell, "a temas personales" en lugar de a la investigación de la Audiencia Nacional.
Pese a la insistencia en atribuir las pesquisas de Ruz a una maniobra política, el Barça se apresuró a depositar 13,5 millones de euros en la Agencia Tributaria, personada en la causa abierta por Ruz, como anticipo de buena voluntad ante la posibilidad de que se le imponga una multa de cincuenta millones por un fichaje que, insisten en el Barça, sólo costó cuarenta.
El denunciante independentista
El primero en denunciar que las cuentas no cuadran no fue Ruz, ni el Madrid ni la prensa madrileña, tal como aseguran los nacionalistas y su inesperado aliado Cardenal, sino el socio del Barça Jordi Casas, un farmacéutico de ideología independentista, miembro de la "Assemblea Nacional de Catalunya", quien desde que interpuso la denuncia en la Audiencia ha sufrido toda clase de acusaciones y un linchamiento mediático por "antibarcelonista", "anticatalán" y "agente de Florentino" (Pérez), el presidente del Real Madrid. Fruto de la presión, Casas, que dejó incluso de ir a su farmacia, no aparece en los medios de comunicación. Su ideología no ha sido óbice para que denuncia se atribuya a la "larga mano" del Estado, a la "guerra sucia", dicen por abreviar los nacionalistas.
Un guiño político
Desde la salida de Laporta, la directiva del Barça se identificó aún más con Convergència. Rosell es hijo de uno de los fundadores del partido de Pujol y la directiva está plagada de nombres estrechamente vinculados a la formación, como el empresario Carles Vilarrubí, a quien algunas fuentes sitúan en el secreto de los puentes de diálogo entre el Gobierno y la Generalidad. En ese sentido, el artículo de Cardenal habría sido un gesto en la línea de suavizar relaciones y rebajar tensiones en el plano simbólico, un guiño del Gobierno a CiU a través de un club que el nacionalismo ha utilizado como palanca social para sus proyectos políticos y embajador del independentismo, que se ha identificado con los símbolos del poder hasta el punto de ejercer de "ejército sin armas" de Cataluña. Un guiño, además, que contaba con la supervisión y el visto bueno del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El diputado nacionalista Josep Sánchez Llibre, de la cuota de Unió en Madrid, fue el primero en celebrar el artículo de Cardenal. Sánchez Llibre, cuyo hermano presidió el Español (el club ignorado de Barcelona), afirmó estar de acuerdo en todo con Cardenal y sugirió de nuevo la teoría de la conspiración contra el Barça. Sin embargo, en Convergència se ha optado por no "quemar" a Cardenal y darle al artículo una importancia relativa, a la espera de que en la Audiencia Nacional y en la Agencia Tributaria se tome nota de la opinión del Gobierno respecto a las investigaciones sobre el Barça. CiU exige hechos y no muestras de buena voluntad.
Versiones encontradas
En Convergència no se tiene en cuenta el coste que puede acarrearle a Cardenal una toma de partido a favor del Barça tan evidente en un cargo que debería mostrar no sólo respeto por la Justicia sino la más estricta imparcialidad en el ámbito deportivo. Tampoco se ha apreciado el contenido político de la carta. "Cardenal no es nadie", alegan en CDC, una versión que contrasta con la larga relación con el Barça a la que aludía el propio Bartomeu, con su posición en el deporte español, con la confianza que le profesa Rajoy, y con el malestar que su artículo ha causado en deportistas y directivos del resto de los clubes españoles. También hablan de conspiración, pero a favor del Barça y su "concierto" fiscal.