Un Manchester United a medio gas apabulló al modesto Norwich (4-0) en Old Trafford con una gran actuación de Wayne Rooney, que marcó un golazo y dio otros dos al protagonista del encuentro, el japonés Shinji Kagawa, autor de un triplete.
Con esta victoria, los hombres que dirige Alex Ferguson aventajan ya en 15 puntos a su inmediato perseguidor, el Manchester City, que visitará el lunes al Aston Villa, y, sobre todo, les genera confianza de cara a la cita el martes ante el Real Madrid en la Liga de Campeones.
A pesar de efectuar seis cambios respecto al último encuentro, poco se guardó el técnico de los reds de cara al decisivo partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones que le enfrentará el próximo martes en Old Trafford al Real Madrid. Con pesos pesados como Rooney o Robin Van Persie sobre el césped, Ferguson sí retocó la retaguardia y dio entrada a Chris Smalling y Jonny Evans en lugar de Rafael y Rio Ferdinand.
El Norwich, que no gana en Old Trafford desde 1989, tampoco llegó al teatro de los sueños dispuesto a convertirse en una pesadilla y a ralentizar el firme camino de los locales hacia la consecución del título de liga. Incrustado en su campo, los hombres que dirige Chris Haughton entregaron la bola al Manchester, que se tomó la primera parte con mucha paciencia, a medio gas, esperando su oportunidad y confiando en la dinamita de su delanteros.
Con mucho espacio por delante, el Manchester alternó rápidas combinaciones de balón con las entradas por las bandas de Patrice Evra y Antonio Valencia, mientras que en los saques de córner demostraban el poderío de hombres como Nemanja Vidic, que conectó con peligró varios balones, aunque sin precisión. Se probaban así casi todos los jugadores de los diablos rojos, menos David De Gea, quien vio todo el primer tiempo desde la distancia de su portería.
El United abrió por fin la lata en el tiempo de descuento, cuando un centro de Valencia desde el carril derecho lo bajó Van Persie para que Shinji Kagawa, con una volea mordida, batiera a Bunn.
Tras el descanso, el Norwich se estiró un poco en busca del empate, pero nunca llegó a inquietar al United, que aprovechó el desgaste visitante y los riesgos tomados para aumentar su ventaja, a pesar de que siguió sin pisar el acelerador.
Con la entrada del Welbeck por Van Persie a la hora de juego, Rooney tomó los mandos del ataque rojo y dio un recital, que culminó al final del choque con una jugada personal en la frontal del área y un disparo imparable para Bunn.