L D (EFE) El féretro de Feher, de 24 años, entró a hombros de un grupo de sus emocionados compañeros: Hélder, Argel, Nuno Gomes, Zahovic, Miguel y Simao. Los primeros en rendirle emocionado homenaje fueron sus compañeros de plantel, bañados en lágrimas y encabezados por el técnico español José Antonio Camacho, que rodearon el cajón mortuorio.
Posteriormente se sumaron otros compañeros, como la plantilla del Sporting y la del Alverca, el alcalde de Lisboa, Pedro Santana Lopes, de conocidas simpatías por el Sporting, y la directiva del club en pleno. En ese acto, visiblemente conmovido por la tragedia, el presidente del Benfica, Luis Filipe Vieira, anunció que la camiseta con el número 29, que usaba Miki Feher, no será atribuida a ningún otro futbolista en el club. El féretro del futbolista tardó cinco horas en recorrer la distancia que separa Guimaraes, donde falleció, de Lisboa, acompañado de los padres y la novia del jugador, para hacer su última entrada en La Luz.
Muchos aficionados han firmado en el libro de condolencias o han depositado coronas y ramos de flores junto a la capilla ardiente, que permanecerá abierta hasta este miércoles cuando Feher será trasladado a su país en un avión especialmente fletado por el Benfica para ser inhumado, acompañado de 80 de sus compañeros y directivos del club.
La autopsia practicada al futbolista el lunes no permitió determinar con exactitud las causas de la muerte, según una nota difundida por la Fiscalía General de la República Portuguesa, y se ha abierto una investigación para aclarar lo sucedido. El lunes por la noche, Feher recibió otro homenaje al inicio del encuentro entre el Boavista y el Beira Mar en el campo en el que marcó el último gol de su carrera deportiva, que permitió al Benfica derrotar a los belgas de La Louviere: el estadio portuense de Bessa.