(Libertad Digital) Sin el lustre del partido de ida, pero con la eficacia que le permite su amplio abanico de recursos futbolísticos, el Barça ha superado el trámite de Múnich. El conjunto azulgrana, que fue de menos a más, se recuperó de un inicio incómodo para acabar silenciando el Allianz Arena. Si en la primera parte salvó la papeleta con un fútbol práctico, en la segunda pudo desplegar el juego que ya le ha situado entre los cuatro mejores del continente. Nunca temió por la eliminatoria, sentenciada ya en el Camp Nou.
Mermado por las ausencias de Schweinsteiger y Podolski, el Bayern quedó a expensas de la inspiración de Frank Ribery, puro talento. Pero más allá del francés, el Bayern fue un desierto futbolístico, un equipo metalúrgico. Planteó un partido más físico que en la ida, arropado por la sonoridad de su estadio, pero su juego no estuvo a la altura. A empujones, el equipo de Klinsmann intentó cohibir al Barça, que plantó cara en la batalla psicológica, fiel a su estilo de afrontar cada partido como si fuese el último pese a la holgada renta que traía de la ida.
En partidos así los primeros minutos son decisivos. Una jugada pudo cambiar el panorama de la eliminatoria. Abidal, de nuevo titular después de casi dos meses de lesión, regaló la pelota a José Sosa. El centro del argentino desde la banda derecha sólo lo acarició Luca Toni. Un gol hubiera puesto en apuros al Barça. Y el error del delantero italiano acabaría certificando que la eliminatoria no tendría historia, si es que alguna vez la ha tenido.
Tras el paso por vestuarios el Bayern se puso por delante gracias al gol de Ribery, el faro futbolístico del conjunto alemán. El francés se plantó en el área azulgrana, sentó a Valdés y firmó el 1-0 (m.46). Pero el Barça no se inmutó y respondió con entereza. Desactivó el posible aluvión del conjunto bávaro, que sólo se quedó en una declaración de intenciones. Los alemanes parecieron conformarse con una victoria por la mínima para cumplir el deseo de su entrenador, caer con honores.
El Barça, en cambio, no está para firmar derrotas. Es un equipo ambicioso y vive instalado en un optimismo febril que le permite disfrutar de su fútbol por encima del miedo a la remontada del rival. Anclado por Touré, una montaña en la medular, y dirigido por la sutileza de Xavi, el equipo catalán gobernó el partido en la segunda parte con una autoridad incontestable. Apareció Iniesta y Messi pidió la palabra. Enfrente, el Bayern no encontró manera de persistir en una remontada imposible. Tras el gol de Ribery, no Ni volvió a pisar el área de Valdés.
Después de un frustrado remate de Eto'o a dos metros de Butt, el Barça encontró el gol que premió su esfuerzo. Iniesta, Eto'o y Xavi Hernández combinaron en el área de Butt como si fuese un entrenamiento del 'Dream Team'. El rondo lo cerró Keita, que remató a la red el balón cedido por Xavi (m.72). Fue el mejor ejemplo del fútbol exquisito del Barça. El empate cerró definitivamente la eliminatoria, abierta con un espectáculo futbolístico en el Camp Nou y clausurada con un gol de 'estilo Barça', frente a la impotencia del Bayern. El conjunto de Pep Guardiola -el técnico vio el partido desde la grada al tener que cumplir un partido de sanción- hizo los deberes con creces y ahora espera al Chelsea en semifinales.
Ficha técnica del partido
Bayern de Múnich, 1: Butt; Lell, Lucio, Demichelis, Lahm; Van Bommel, Ottl, Sosa (Altintop, m.77) Zé Roberto (Borowski, m.77); Ribery; y Toni
FC Barcelona, 1: Valdés; Dani Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Touré Yayá, Xavi, Keita; Messi, Iniesta (Hleb, m.77) y Eto'o
Goles: 1-0, m.46: Ribery; 1-1, m.72: Keita
Árbitro: Roberto Rosetti (italia). Mostró tarjeta amarilla a Dani Alves (m.18) y Puyol (m.24), del Barcelona; y a Lucio (m.35), Demichelis (m.41), Borowski (m.82) y Lell (m.83), del Bayern
Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Allianz Arena de Múnich ante 66.000 espectadores, entre ellos unos 2.000 seguidores del Barcelona