El principal motivo de que Raiola, famoso por sus polémicas declaraciones, siga recibiendo pingües beneficios de las arcas del Barcelona es la torpeza de Joan Laporta. Cuando se presentó por primera vez a las elecciones a la presidencia del club, el 22 de agosto de 2006, el abogado prometió eliminar las comisiones que reciben los agentes de los futbolistas.
La FIFA establece en su normativa que los representantes perciben una cantidad que nunca debe superar el diez por ciento del sueldo del jugador. El de Ibrahimovic, quien ha pasado por el Camp Nou con más pena que gloria y que ahora ha decidido probar fortuna en el Milan, era de 12 millones de euros por campaña.
La única cláusula que puso Laporta era que Mino Raiola dejaría de percibir la cantidad pertinente a cada temporada únicamente si el futbolista rompía unilateralmente su vinculación con el club. El sueco firmó por cinco temporadas –sólo ha cumplido una–, con lo que Raiola debe percibir un total de seis millones, a razón de 1,2 millones de euros anuales.
Se trata, por tanto, de otro despilfarro más de Joan Laporta, quien deja peor la ya de por sí maltrecha economía del FC Barcelona.