El Barça logró silenciar este polémico asunto interno, que se produjo a finales de abril, en pleno debate sobre la figura que debería encabezar la candidatura.
Una agencia de detectives investigó la vida privada de los posibles aspirantes a encabezar una lista continuista: Jaume Ferrer, Joan Boix, Joan Franquesa y Rafael Yuste. Buscaban cualquier asunto conflictivo que pudiera utilizarse en su contra durante el proceso electoral. Sin embargo, Alfons Godall quedó al margen de la investigación, descartado por motivos personales a pesar de ser predilecto de Laporta.
Según El Periódico, la orden de espionaje partió desde la propia entidad. Uno de los vicepresidentes habría aceptado voluntariamente esa investigación, pero el directivo del club que contrató el encargo lo hizo extensivo a los otros tres sin consultárselo.
La agencia catalana Método 3 fue la encargada de realizar el trabajo, lo que se conoce como auditoría de riesgo: escarbar en la vida laboral y personal del personaje para ver si existe algún episodio que pueda ser usado en su contra. "Estos informes son muy habituales en EEUU y cada vez más frecuentes en los partidos españoles", dijo al diario un responsable de Método 3.
Todo se descubrió cuando uno de los vicepresidentes se enteró y se lo comunicó a los otros espiados, lo que provocó un terremoto interno ante la sospecha de que la cúpula del club no era ajena a esta maniobra.
Cuando pidieron explicaciones a Laporta, el presidente se mostró sorprendido y aseguró que no sabía nada. La cuestión es que el asunto quedó enterrado sin que nadie reclamara responsabilidades con el argumento de que podía afectar a la estabilidad del club. Uno de los afectados, de todos modos, no descarta emprender algún tipo de acción legal cuando concluyan las elecciones.
Oliver evita hablar de "espionaje" y se refiere a "auditoría de seguridad"
Poco después de que esta información saliera a la luz, Oliver comparecía en el Camp Nou ante los medios para reconocer que el club puso en marcha una "auditoría de seguridad" para "proteger" -en ningún caso "espiar"- a cuatro vicepresidentes del club, después de que uno de ellos tuviera indicios de que estaba siendo seguido. El máximo ejecutivo económico del Barcelona ha defendido que él entiende que se trataba de una medida de uso habitual, aunque ha declinado aclarar si este procedimiento se ha realizado en anteriores ocasiones.
El coste de la "auditoría de seguridad" fue de 56.000 euros, "un 1% del presupuesto de seguridad del club, que se cifra en 4 millones de euros", ha aclarado Oliver, quien ha explicado: "Con esta auditoría se verifican las informaciones que hay en los registros y en los lugares públicos sobre esta persona y se pregunta en determinados ambientes si hay informaciones relevantes sobre ella. No se hace un seguimiento a la persona ni se intervienen teléfonos ni correo".
La cuestión arrancó en marzo, cuando el vicepresidente Joan Franquesa, encargado del patrimonio del club, alertó a la entidad de que tenía indicios de que estaba siendo investigado y seguido. A continuación, el director general, que aseguró que Laporta "nunca" estuvo detrás de este asunto, contrató los servicios de la empresa de seguridad para confirmar estas sospechas y extendió la vigilancia a tres vicepresidentes más.
Esta situación ocurrió en el mes en el que el vicepresidente Joan Godall rehusó postularse como sucesor de Laporta para las elecciones a la presidencia del FC Barcelona previstas para la primavera del 2010. Según Oliver, los cuatro vicepresidente a los que se les sometió a un auditoría de seguridad "cobraron una relevancia pública" tras la renuncia de Godall, ya que los cuatro podían ser candidatos a ser el presidente continuista.
"Dados los antecedentes del club con amenazas contra el presidente, robo de ordenadores, de bases de datos, y porque la seguridad es una cuestión primordial, nos pareció que con la petición del vicepresidente tenía sentido extender la auditoría a los otros tres vicepresidentes", ha explicado, aunque ha destacado que estos tres (Boix, Ferrer y Yuste) desconocían que se había puesto en marcha este mecanismo, no así Franquesa. El directivo, que ha asegurado que el club sigue manteniendo su confianza en él y que, por lo tanto, no ha pensado en dimitir, ha subrayado que no puede desvelar si los indicios iniciales sobre el supuesto espionaje a Franquesa son ciertos y, en el caso de que así fuese, quién estaba detrás de este acto.
A la pregunta de por qué Laporta no fue informado en tiempo real, Oliver ha señalado: "En este club se toman mil determinaciones y se informa cuando es relevante. Así funcionamos". Oliver ha aclarado que cuando se inició este procedimiento Xavier Sala i Martín, uno de los preferidos de Laporta para ser candidato en 2010, aún no era directivo, además de garantizar que el club "nunca ha iniciado investigaciones a personas", por lo que descartó que el Barcelona haya realizado ningún seguimiento a Sandro Rosell, ex vicepresidente y presumible precandidato.