Pepe se tiraba al suelo. Cristiano, Marcelo y Casemiro se abrazaban, como lo hacía todo el banquillo, mientras Carvajal levantaba los brazos hacia el cielo. El árbitro había pitado el final, pero casi ni se escuchó el silbato. Toda la afición, hermanada y satisfecha por lo que había visto en el campo, retumbaba como un coliseo. "Así, así, así gana el Madrid", cantaba todo el estadio cuando ya se habían marchado todos los jugadores del terreno de juego. La gente, habituada a marcharse antes de que termine el partido, no se quería marchar. "Que bote el Bernabéu", seguían coreando. Era la fiesta que habían soñado desde hacía una semana y todos querían disfrutarla el máximo tiempo posible. Por fin el Real Madrid había logrado esa remontada añorada.
Hacía mucho tiempo, quizá desde los cuartos de final de la pasada Champions League ante el Atlético de Madrid, que la afición y los jugadores del Real Madrid no se marchaban tan satisfechos del Santiago Bernabéu. Por fin habían logrado entre todos la ansiada remontada. Esa que todos los años añoraban y nunca llegaba. Fue una de esas victorias que te dejan una mayor sensación de felicidad. Y es que el Madrid no fue un rodillo, la eliminatoria no estuvo decidida hasta el pitido final y, para lograr el pase, el equipo tuvo que correr y sufrir junto a la afición.
Remontada con suspense tras un inicio arrollador
No fue un paseo como muchos predijeron. Ni siquiera lo fue cuando el Madrid ganaba 2-0 y ni mucho menos lo fue tras los dos primeros tantos de Cristiano. ¿Qué provoca que un equipo que ha igualado la eliminatoria en quince minutos, que está arrollando a su rival, se eche para atrás? Es la pregunta que se hacía todo espectador al ver atónitos como la historia del Real Madrid en las remontadas de la Champions se repetía una temporada más. Ya sucedió ante el Bayern de Múnich, Borussia Dortmund, Olimpique de Lyon o la Juventus de Turín la pasada temporada.
No hubo orden de Zidane, pero, consciente o inconscientemente, los jugadores blancos retrocedieron lo suficiente para dar vida al Wolsfburgo y a una eliminatoria que iba camino de finiquitarse por la vía rápida cuando Cristiano Ronaldo metía su segundo tanto a los 16 minutos de partido.
Esa respuesta sólo la conocen los profesionales del deporte y en este caso del fútbol. ¿Cuál es el motivo para bajar una o dos marchas ante un rival inferior y cuando la eliminatoria está igualada? Por suerte para el Real Madrid, este año no hubo moratazo y sí un ronaldazo. Cristiano tuvo su noche mágica, esas que sólo están al alcance de los elegidos. Transcurría el minuto 77 cuando se produjo una imagen que hacía años no se veía en el Bernabéu.
Toda la afición se puso de pie para corear su nombre. Justo acababa de lograr el 3-0 tras un lanzamiento de falta en el que la barrera ayudó al portugués y no a su portero al abrirse por completo. El pichichi de la Champions (16 goles) apareció en el partido en el que se le necesitaba y todos elogios que reciba en los próximos días estarán justificados. Muchos tendrán que recular después de haber pregonado a los cuatro vientos que "no marca en los partidos importantes".
Sólo hubo un cambio en el Real Madrid respecto al partido de ida. Carvajal entró por Danilo y, sin querer individualizar una derrota o una victoria, esa permuta fue clave. En la ida, la banda derecha fue un coladero. En la vuelta, fue lo contrario. Fue la vía de peligro más efectiva del Real Madrid. De las botas de Carvajal surgieron los dos primeros goles. A los 15 minutos, un centro del español, con rebote en Naldo, terminó en el segundo palo, donde Ronaldo sólo tuvo que empujar la pelota. A la siguiente acción, misma jugada que terminó en un córner que sería el 2-0. Cristiano ganaba su duelo particular y tras un remate certero al segundo palo, igualaba la eliminatoria. Sólo era el minuto 16. En un minuto habían arreglado el estropicio de Alemania.
Para ello, el Real Madrid no tuvo que hacer un fútbol preciosista. El primer cuarto de hora fue peor que el que realizó hace una semana, pero sí tuvo el acierto imprescindible para remontadas de este calado. De hecho, tras los dos tantos de Cristiano, el Real Madrid tuvo tramos en los que fue dominado por el Wolfsburgo. Desde el 2-0 hasta el minuto 29, no hubo otra jugada de ataque del Real Madrid.
El Wolfsburgo perdió a su estrella
Y fue a la media hora de partido cuando el equipo visitante perdió a su mejor jugador. Carvajal tuvo la suerte de hacer falta a Draxler y lesionarle. No tendría enfrente a la pesadilla de Danilo. Ese relax en el Real Madrid, quizá propio de todos los equipos que tienen miedo a perder todo lo que han logrado, dio paso a un tramo del partido en el que el Wolfsburgo pudo dar un susto importante al Real Madrid. Henrique tuvo la mejor ocasión. Con todo el tiempo del mundo, recibió sólo en el punto de penalti. Tuvo tanto tiempo para pensar que al final llegó Marcelo para evitar el tanto.
Y así, con la eliminatoria igualada llegó el tiempo de descanso. Zidane no realizó cambios. No lo haría hasta lograr el 3-0 y eso que hasta ese tanto de Ronaldo de falta el Madrid dio síntomas de partirse. Kroos ya no llegaba para cubrir espacios y ni siquiera el buen partido de Casemiro tapaba las carencias del Real Madrid a la hora de replegarse. Fue cuando apareció por el Bernabéu el fantasma de las remontadas. Ese dichoso espíritu que provoca que un remate de Sergio Ramos se paseara por la línea de gol.
Tras el tanto de Cristiano de falta, la locura se adueñó del Bernabéu, Zidane se atrevió a hacer los cambios que le hacía falta al equipo y en los últimos diez minutos no tuvieron problemas para aguantar el 3-0. Incluso tuvieron ocasiones de sobra para aumentar la diferencia. Jesé, Bale y Ronaldo pudieron redondear una goleada justa, basada en coraje, casta, pundonor y fútbol. Motivos que satisfacen a Zidane y a una grada que sueña con la Liga y la Champions League. Si no hay más desconexiones, este Real Madrid tiene motivos para vivir más noches mágicas.
Ficha técnica
Real Madrid, 3: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric (Varane, m.90); Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema (Jesé, m.84)
Wolfsburgo, 0: Benaglio; Vierinha, Naldo, Dante, Ricardo Rodríguez; Luiz Gustavo, Guilavogui (Dost, m.80); Bruno Henrique (Caligiuri, m.73), Arnold, Draxler (Kruse, m.31); y Schürrle
Goles: 1-0, m.15: Cristiano Ronaldo; 2-0, m.16: Cristiano Ronaldo; 3-0, m.77: Cristiano Ronalo
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Mostró tarjeta amarilla a Arnold (m.45+2), Luiz Gustavo (m.75), Dante (m.85) y Vierinha (m.90), del Wolfsburgo; y a Cristiano Ronaldo (m.80), del Real Madrid
Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 80.000 espectadores. Lleno absoluto. Se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador madridista Pedro de Felipe, fallecido este martes a los 71 años