Cavendish no tenía previsto volver a ganar en Saint Fergeau, sobre todo porque a pocos kilómetros de la línea de meta esperaba una subida de cuarta categoría, territorio impropio para el rey de la velocidad y gran protagonista de esta 'Grande Boucle', que ya tiene, además, el deseado maillot verde de la Regularidad.
El de la Isla de Man sólo tuvo que acelerar su ritmo en los últimos 150 metros. Su equipo, el Columbia, encomiable en el trabajo hacia el británico, le volvió a dejar el triunfo en su mano y ahí, Cavendish, no tiene quién le inquiete. Óscar Freire (Rabobank), el mejor español, acabó cuarto y el triunfo se lo peleó al británico el estadounidense Tyler Farrar (Garmin-Slipstream).
El noruego Hushovd, que está realizando una notable ronda, se mantuvo por detrás, pero el Columbia tenía todo suficientemente atado como para que el cuarto triunfo de Cavendish fuese una realidad. El 'pistard' volvió a firmar un recital, una llegada espectacular, que propició una victoria que no estaba en sus planes. Y no lo estaba porque la jornada siempre tuvo a dos escapados como claros aspirantes al triunfo. Desde el kilómetro 24, el polaco Marcin Sapa (Lampre) y el belga Johan van Summeren (Silence), llevaron el mando de la jornada, pero justo al final vieron cómo su esfuerzo había sido gratuito.
Sapa y Van Summeren habían logrado hasta cuatro minutos y medio de diferencia con el pelotón que -problemas al margen con el pinganillo- corrió con normalidad, con un ritmo digno de la mejor vuelta del mundo. Con el Garmin y el Columbia tirando del grueso, las diferencias quedaron en nada a falta de cinco kilómetros para el final.
Así, la etapa se decidió al sprint, tónica habitual de este Tour donde los ataques de los 'grandes' se harán esperar. El Astana de Contador y Armstrong no mueve ficha -tampoco debe-, y el resto afrontan este Tour como una carrera de fondo con la esperanza de saltar cuando se asome a lo lejos el Mont Ventoux.
La etapa de este jueves la duodécima, discurrirá entre las localidades de Tonnerre y Vittel sobre 211 kilómetros de distancia y cuenta con cinco puertos de cuarta categoría y uno de tres, en el tramo final. Nocentini volverá a partir de amarillo, color al que ya se ha acostumbrado tras cinco días en el peldaño más alto.