Nacido en Badalona el 15 de mayo de 1967, José María Izquierdo bebió baloncesto casi desde la cuna, como no podía ser de otra forma dada su edad y lugar de nacimiento. Presente en el mejor momento de la historia del club de su ciudad, la Copa de Europa de 1993, Izquierdo inicia en este curso su cuarta temporada en el Fenerbahce, al que Zeljko Obradovic le llamó a filas tras el año sabático del serbio. Los turcos mantienen el poderosísimo bloque del año pasado, y, con la disputa de la `Final a cuatro´ de la Euroliga en Estambul, son considerados como los grandes favoritos a alzar el cetro continental. El entrenador catalán atendió a Libertad Digital en una relajada charla durante la celebración del prestigioso torneo preparatorio Zadar Dogus Basketball Tournament, con la vista puesta en una temporada marcada por una gran novedad: el nuevo sistema de Euroliga.
¿Siente que trabaja en el mejor equipo de Europa?
Es mucho decir. Trabajo en una gran estructura con mucha ambición. De ahí a decir la mejor de Europa, no. De hecho, el campeón es el CSKA. Fenerbahce no ha ganando jamás una Copa de Europa. Me siento un privilegiado, pero sólo el tiempo dirá si somos los mejores de Europa.
Pero han mantenido el bloque, Obradovic sigue al frente del barco, y además la Final Four es en Estambul, es difícil no pensar en que son los grandes favoritos.
Me parece bien que se diga eso. Lo que tenemos claro es que aquí no estamos para pasar el tiempo, la presión nos la ponemos nosotros. Tenemos una plantilla de gran calidad, hay dinero y una gran estructura. No estamos para jugar, sino para estar arriba. Lo tenemos clarísimo. Nadie tiene que ponernos presión, ya lo sabemos. ¿Favoritos? Esto es algo más de aficionados y prensa. Pero sí está claro que jugamos para ganar.
¿En qué cambia la planificación con el nuevo formato de Euroliga?
Hay muchas incógnitas. Le pongo un ejemplo: el Real Madrid estuvo casi fuera el año pasado tanto en el primer grupo como en el Top-16, y acabó en el playoff de cuartos. Si estás mal ahora, no entrarás en los cruces. Es una fase regular que premiará eso, la regularidad. Veremos cómo se desarrolla. Está claro que habrá más partidos, que los esfuerzos físicos serán mayores, y que habrá que tener más jugadores útiles disponibles.
Por tanto, toca acostumbrarse a las plantillas de 15 jugadores…
Todos los candidatos la tienen. Puedes fichar a los jugadores que quieras mientras tengas dinero para pagarles. Lo que está claro es que sólo juegan 12 por partido, y no es fácil hacer rotaciones. Todos los jugadores tienen que estar implicados y con un cierto peso e importancia en el equipo. Por eso digo que es una incógnita.
Hablaba antes del Madrid del año pasado. Estuvo irregular todo el año y cuando se enfrentaron, ustedes le pasaron por encima.
Pero porque ganamos 3-0. Lo que sí recuerdo es que veníamos de dos derrotas seguidas en el Top-16, se había lesionado Vesely de gravedad en el tobillo, y fue como un shock para nosotros. Pero preparamos bien la eliminatoria, y pensamos que no podíamos perder todo lo bueno que habíamos hecho en la Euroliga. Nos funcionó. También hay que decir que el año previo del Madrid fue muy exitoso, los jugadores estaban cansados, y nosotros teníamos mucha hambre, que a veces suple la calidad. Yo notaba ese hambre.
Y llegó la final ante el CSKA, ¿Qué partido tan raro, no?
Nuestra primera parte fue muy mala, lo teníamos casi perdido. Quizás el hambre del que hablaba nos llevo a casi ganarlo, y la inexperiencia nos llevó a perderlo. En una final no hay patrones previsibles, es un escenario poco predecible.
En esa final, pagaron muy caros los tiros libres de Jan Vesely. Se dijo de todo sobre aquello, como que no los entrena, ¿Cuánto entrena el checo los libres?
Mire, entrena antes y después de cada entrenamiento. Obviamente, idiotas no somos, ni nosotros ni nadie. Si un tío no mete tiros libres, lo normal es que los entrene. Lo hace antes, después, y durante el entreno. Es un tema de técnica, sin duda, pero también lo es mental. A veces, cuanto más tiras, es peor. No quiere decir que no debas practicarlo. Pero él lo hace antes, durante y después. Idiotas en este mundo no hay, insisto.
¿Y aparte del puro lanzamiento por repetición, se trabaja el aspecto psicológico?
Lo que hacemos es un trabajo de intentar que se parezca a un partido. Hay jugadores que tiran 300 libres. Nosotros lo que intentamos es, tras cada segundo tiro libre, hacer sprint a todo campo y volver, para que las pulsaciones estén altas. Eso se acerca más a lo que pasa en un partido. Eso, e insistir en que la mecánica siempre sea la misma, eso es muy importante. Y aparte de eso, el jugador debe ser consciente de lo importante que es meter un tiro libre, porque un punto decide un partido.
¿Ha supuesto el problema de Vesely objeto de autocrítica o análisis especial este verano?
Mire, hay que creer en el trabajo que haces, no se puede ser una veleta y que si un día falla más haya que cambiarlo todo. Hay que tener una rutina de trabajo. No hemos cambiado nada, él nunca había hecho 1 de 10, y salió en la final de la Copa de Europa. Haciendo el mismo trabajo, tiene días de 5 de 5. Habrá días de 5 de 7, y días de 1 de 4. Los jugadores tienen que entender lo importante que es el tiro libre, pero no podemos hacer un gran problema porque entonces se puede estancar y no salir adelante. Vesely no es un tirador, es bueno por muchas otras cosas. Ese día estuvo muy desacertado, y es su problema, y el nuestro como máximos responsables.
Esta temporada habrá semanas con cuatro partidos en ocho días, ¿Cómo afecta eso al scouting, y al conocimiento del jugador del que será su próximo rival en 24 horas apenas?
Por eso es una incógnita esta temporada. Los jugadores inteligentes este año van a ser más importantes. Hasta ahora, tenías 3-4 días para preparar un partido, ahora, habrá veces que jugarás y, tras un entrenamiento, volverás a jugar. La preparación de vídeo será aún más importante, y habrá que mentalizar a los jugadores mucho sobre algo. El agente de Balotelli decía que este año deberá `dormir, comer, y cagar fútbol´. Pues es un poco esto, nuestra obligación será que los jugadores piensen las 24 horas en baloncesto. Los jugadores tontos no van a jugar bien, y si no lo haces bien, perderás muchos partidos.
¿Y en su plantilla, los jugadores viven y comen baloncesto, o son profesionales sin más? ¿Cuál es el perfil?
Destacaría de nuevo que tienen mucha hambre. Y si tienes hambre, haces más de lo que pide el entrenador para conseguirlo. Casi todos piden más. A nosotros los ayudantes, y lo digo con mucho gusto, nos llenan de trabajo. Además de diseñar estrategias ofensivas o defensivas, de aconsejar a Zeljko, nos llenan de trabajo. Piden más. Entrenamientos extras, voluntarios. Diría que el 80% de nuestros jugadores los piden.
El español coincidió con Obradovic en aquel Joventut de 1993, y no volvieron a hacerlo hasta 2013, ya en el Fenerbahce. Dos décadas en las que Izquierdo pasó muchos años en la entidad verdinegra, para luego asentarse como técnico de prestigio en la Liga LEB, y sufrir una separación matrimonial que cambió radicalmente su forma de pensar, apartándole momentáneamente de su gran pasión. Un procedo nada sencillo en el que incluso llegó a abandonar los banquillos, trabajando en el Ayuntamiento de Badalona, hasta que se produjo una llamada que le cambió la vida.
¿Cómo se trabaja con Obradovic?
¡Mucho! (risas) La palabra es mucho. Te obliga a estar al 100% siempre. Esto es muy fácil de decir, a mucha gente se le llena la boca, pero luego la manga se hace ancha. Con Zeljko es imposible que en una charla, en una reunión, en un vídeo, haya un despiste. Te va a exigir que no lo hagas, porque él se lo exige a sí mismo. El ser humano piensa que no pasa nada si ganamos por 40 en vez de por 28. Es imposible que él no intente ganar por 40. Y cuando estás a su lado, esa es nuestra filosofía. Un ejemplo: nosotros jugamos todos los minutos de todos los partidos. Ganando por 32 o perdiendo por 27. Quedan 10 segundos y tenemos el balón y jugamos para meter canasta. Primero, por respeto a nosotros, y luego por respeto al que paga una entrada. Esto que hacen en la NBA de darse las manos, no nos gusta. Zeljko exige y nosotros también jugar hasta el último segundo, porque ahí puedes perder una Copa de Europa. Esta es la única verdad.
¿Cómo es el trato con el jugador del Obradovic que no se ve, no del que se pone rojo en el banquillo?
Él tiene una ventaja, y es que ha sido jugador de alto nivel. Por ello, entiende a los jugadores. Les exige al máximo. Fuera de la cancha, el trato es afable, cordial. Pero no olvidemos que aquí estamos para ganar. Los jugadores normalmente casi todos quieren ganar, y entienden que para ello deben ser exigidos. Y a un tío que me hace ganar, tengo que respetarle y creerle. Los jugadores le respeta, a veces maldicen, claro, pero al final del camino saben que quieren a ese entrenador.
Es que desde fuera, parece que da igual lo que le diga al jugador. Como si pudiera decir cualquier cosa. El jugador lo acepta todo.
Es que ha ganado ocho Copas de Europa, ha ganado Mundiales como jugador y entrenador, ha estado en Juegos Olímpicos… Él sabe cómo hacerte ganar. Hay veces que hay un broncazo de la hostia, y el jugador se queja inicialmente. Pero, al final del día, el jugador sabe que Zeljko tiene razón. Porque además, lo demuestra. Porque tras la bronca habrá una reunión de vídeo, y se verá que alguien no bloqueó el rebote y que Khryapa palmeó y nos metió la última en la final. Y se lo dirá al jugador y el jugador ante eso dice, `pues es verdad´. Las imágenes no te engañan. Zeljko tiene libertad para decir lo que tiene que decir. Y hay algo en lo que siempre insiste: él no ve caras, ve jugadores. Si tú la cagas y eres el mejor partido, me da igual, porque todos perderemos el partido. Les habla igual a todos, al junior más joven también. Me dirá que a los veteranos no les habla igual, pero yo le digo que es porque la cagan menos. Entonces las broncas son menores, y por ello el joven recibe más broncas. Porque es el que más errores comete.
¿Alguna vez temió por su salud en uno de esos arrebatos de furia?
No, porque tengo una ventaja, y es que le conozco desde el 93. Siempre ha sido así, en todos los ámbitos. Antes jugábamos al fútbol con los hijos, y él iba a tope. No, jamás. Me lo dicen amigos, que se pone muy rojo. Además, vamos a correr casi cada día, cuidamos la alimentación… Él está preparado para lo que venga.
¿Y cómo se trabaja en un staff técnico con tantas nacionalidades?
Nos une un mismo objetivo, que es estar arriba en todas las competiciones. Estamos en camino de que Fenerbahce en particular, y el baloncesto turco, crezcan. Dijo Zeljko cuando fichó en Turquía que su gran objetivo era tener 10.000 abonados por temporada. Vamos ya por 7.000, y cuando llegamos había partidos con 3.000 personas. Los partidos de Euroliga son una fiesta, con un ambiente precioso, y ese es el objetivo.
¿Cómo fue aquella llamada cuando trabajaba en el ayuntamiento de Badalona?
Fue guapa, ¿Sabe qué pasó? Me enteré por terceras personas de que Zeljko estaba cerca de fichar por Fenerbahce. Él tiene casa en Barcelona, y nos une una relación de hace muchos años, y solemos hablar de lo humano, lo divino, y por supuesto de baloncesto. Fue aquel año suyo sabático, y decíamos que deberíamos volver a trabajar juntos. Cuando me enteré que iba a fichar le llamé, y no me cogía el teléfono. Pensé que era algo raro. Luego me enteré que estaba trabajando para que yo pudiera irme con él. Después, me llamó, y me preguntó si seguía en el ayuntamiento y si me gustaría volver a trabajar con él. Le pregunte si era verdad lo de Fenerbahce, y me contestó, "¿Quieres volver a trabajar conmigo?". Le dije: "Mañana me dices dónde tengo que estar y allí estaré". Y así fue. Me preguntó cuánto dinero ganaba en el ayuntamiento, y en plan broma me dijo que él me daría un poco más (risas).
Antes de eso, ¿Le había abandonado el baloncesto?
No, no exactamente. Me divorcié hace ocho años, mis hijos eran muy pequeños y decidí que tenía que estar cerca de ellos, así que lo que me salió cerca de casa lo cogí. Prat, Hospitalet, por ejemplo. Tuve alguna cosa de muy lejos y la rechacé, porque mis hijos me necesitaban. Ahora tienen 16 y 18 años, y tenía claro que cuando crecieran y yo tuviese algo importante, lo cogería. Lo que está claro es que Zeljko me ha hecho un favor. Él lo sabe porque así se lo he dicho. No tengo palabras para agradecer el favor que me hizo.
Porque la rueda existe, claro…
Naturalmente. He hablado este tema mucho con Alfred Julbe. A veces estás o no en este mundo por casualidades, no porque un director técnico o presidente piense en ti o no, sino porque has ido a una cena en la que había alguien que trabaja en tal sitio. Es muy importante estar en la rueda, porque se olvidan de ti, aunque seas muy capaz. Hay gente que puede estar aunque sea menos capaz. Por influencias, por lo que sea. Más vale caer en gracia que ser gracioso. Así se rige esto y tenemos que aceptarlo.
Pero ante todo, el ayudante del Fenerbahce es un hombre ligado al balón naranja desde siempre. Curtido en cientos de batallas, en decenas de banquillos de cualquier nivel, y con preocupaciones por el futuro de su deporte, una incertidumbre para muchos ahora mismo. Su carrera, repleta de recuerdos, mejores y peores, le otorga la posibilidad de valorar el presente y lo que vendrá como una voz más que autorizada.
Como ciudadano de Badalona y ex miembro del club, ¿Cuál es el futuro del Joventut?
No es fácil, eh. No sólo el Joventut, sino tantos clubes que han desaparecido o luchan por subsistir. Me gustaría que volviera a estar en su lugar, pero esta crisis ha llevado a la falta de apoyo de las instituciones. Me consta que la Penya recibe apoyos del ayuntamiento, pero el mundo está como está. Pero ahora es un momento trascendental, la gente tiene que tenerlo claro. Hay quien piensa, "ya subiremos". Pero no olvidemos que hay gente, clubes, que han desaparecido. De gran tradición. Valladolid, León. Piensas que nunca te va a pasar, pero puede pasar, aunque espero que no.
Hace poco más de 20 años el Joventut fue campeón de Europa. Pero hoy día, parece que pensar en un campeón que salga de los seis o siete grandísimos favoritos, es una quimera…
Se tiende a clubes de fútbol, o multimillonarios que ponen pasta. Es así. La Penya no tiene ni una cosa ni otra. Cada vez es más difícil construir un equipo sin dinero. Los jugadores quieren ganar dinero, es normal. Pueden estar contigo uno o dos años, pero al tercero dicen que quieren ganar como aquel otro, claro.
¿Cómo fue aquel año 93?
Fue muy bonito, muy entrañable. Teníamos un buen presupuesto, un buen patrocinador, aunque no éramos favoritos. La final fue contra Olympiakos y no éramos favoritos. Creo que nos subestimaron. Recuerdo que en la rueda de prensa de presentación de la final, dieron a la prensa un VHS con imágenes, titulado algo así como "El camino a la conquista del campeonato de Europa". Cogí ese vídeo y se lo enseñé a los jugadores. Claro, ganamos por muchas otras cosas, pero nos habían subestimado. Recuerdo además que quedando 4 segundos tenía Paspalj dos tiros libres. Sabíamos que no era un buen tirador, y le dijimos a Villacampa que le dijera que ellos eran los campeones, pero que ahora meta los tiros libres. Y así se lo dijo. Y falló los dos y fuimos campeones. Insisto, nos subestimaron, y ganamos.
¿En este baloncesto moderno tendría sitio alguien como Corney Thompson en la elite europea?
Hostia, era muy muy bueno eh. Muy completo. Jugaba dentro y fuera. Defendía a gente grande de mucho peso y a exteriores móviles.
Pero tenía el culo que tenía también.
Es que si no hubiera sido una estrella NBA. Era un excepcional jugador, con un enorme conocimiento del juego, y un gran profesional. Sin duda, podría jugar hoy, y con un muy buen rol.
¿Ha llegado el momento en que la ACB ha dejado de ser la mejor liga de Europa?
¿Qué liga es mejor que la ACB? La turca es durísima ahora, porque hay varios equipos apostando fuerte. La italiana no, la francesa no. La alemana está muy bien organizada y paga bien, pero para mí, la ACB y la turca. En Turquía hay ya varios equipos que si te pillan desconcentrado te pagan sin duda. Viajas a Atenas o Moscú y juegas rápido y te ganan sin duda. Pero aparte de la turca, no veo otra como la ACB.
De hecho, hace un par de temporadas perdieron la liga con el Pinar Karsiyaka.
Claro, ¿Sabe qué pasa? El marco contractual nos hace tener seis turcos, pero puedes tener los extranjeros que te dé la gana. Ese año, Karsiyaka tenía seis muy buenos extranjeros, uno Bobby Dixon, ahora con nosotros. Con uno o dos turcos buenos tienes siete u ocho jugadores válidos. Nosotros con el Joventut fuimos campeones en el 93 con ocho jugadores, porque el nueve y el diez no jugaban nada, y sólo había diez licencias por partido. Y ellos, en buena dinámica, y sin nada que perder, nos ganaron con toda justicia.
Pasó usted por el Real Madrid, probablemente en el peor año de la historia de la sección de baloncesto.
Seguramente, sí, sí. Fue un mal año, que empezamos ya torcidos. Tuvimos lesiones rarísimas. Tarlac se quemó una mano haciendo caramelo líquido, y estuvo como un mes lesionado. Recuerdo al club como una estructura impresionante, pero ese año se hizo fatal, hay que decirlo así.
Habla de Tarlac, ¿Qué pasó con él, desde aquel jugador que parecía dominar en Olympiakos?
No lo sé, si lo hubiera sabido en su momento hubiera puesto solución (sonríe). A veces ganan un millón y medio de euros de muy jóvenes y dejan de trabajar. Era un tipo excepcional como persona, con mucho dinero en el bolsillo desde muy joven, e imagino que le hizo relajarse. En ese momento ya no tenía hambre, imagino.
Aquel año acabó con un partido en Lleida en el que se quedaron fuera incluso del playoff de la ACB, lo nunca visto, ¿Cómo lo recuerda?
Nos dieron un repaso. Mi familia estaba allí. Insisto, empezamos ya torcidos. En los grandes clubes no sólo hay que ganar sino que demostrar que eres mucho mejor. Aquel equipo podía ganar, pero no demostrar que era mejor que muchos otros. Nos creamos una presión desde el inicio que no supimos manejar. Y aquel partido fue como la crónica de una muerte anunciada. Remar contra viento y marea. Hay algo… Yo detectaba, y no quiero malos entendidos, que habíamos hecho las cosas tan mal que se pensaba en que todo acabara y dejar de sufrir, y volver el año que viene.
José María Izquierdo arranca su cuarta temporada en Turquía dentro de una de las entidades más estables del baloncesto europeo, si no la que más. Y sin embargo, todo pareció irse por el retrete hace algunos meses. Al menos durante unas horas que se hicieron interminables y que el badalonés no olvidará.
El pasado 15 de julio, a las diez de la noche más o menos, se entera de que hay un golpe de estado en Estambul, ¿Qué recuerda?
Me quedé de piedra. Estaba de vacaciones con mis hijos. Me lo dijeron amigos turcos, de fuera del baloncesto. Les dije que si estaban de broma. Puse las noticias y claro, me quedé de piedra. Piensas en que tienes un año más de contrato. Tras la primera noche todo el mundo nos tranquilizó, nos dijeron que las cosas iban por su cauce, pero que la vida era normal salvo lo pasado esa noche. Pero fue impactante, claro. Es un país que ya amas, es nuestro cuarto año. Entiendes sus costumbres, conoces gente… Pero todo parece bajo control.
¿Le hizo dudar por su futuro o el de algunos de sus jugadores?
No, no, no. Porque a las 24 horas teníamos claro que todo estaba bajo control. Había gente que nos decía que todo estaba tranquilo, que iban a cenar y todo estaba bien. No dudamos ninguno, de hecho estamos todos. Los americanos, que suelen ser los más propensos a evitar líos, también han renovado, y sin problemas
Más allá del golpe de Estado, Turquía es un país en primera línea ahora mismo, ¿Cómo se vive allí siendo occidental?
Nuestra vida es muy rutinaria: casa, pabellón, casa. Casa, hotel, viaje. Hay un momento en que estás en una burbuja. Pero si me quiero tomar una cerveza me la tomo sin problema. Nunca he tenido un problema para ir a cenar, no he visto nada en tres años allí que diga que no pasa en España. Ni por asomo me han intentado robar, ni he notado ninguna inseguridad. Jamás. Tienen sus costumbres, y nosotros tenemos las nuestras. Pero la vida es normal. A veces interesa sacar noticias, pero no hay más inseguridad en Estambul que en París, Bruselas o Estados Unidos. El mundo está en una fase de mala leche radical. Pero allí se vive excepcional, e iría de vacaciones a cualquier sitio de Turquía.
¿Nota al menos una mayor islamización en la vestimenta de un tiempo a esta parte?
Yo no he visto un cambio en estos cuatro años. Me dicen que hace quince sí era algo diferente, pero yo no estaba. No he visto ninguna diferencia. Tengo mis costumbres, y respeto las suyas. Espero que respeten las mías y ya está.