No parecía este domingo el día más propicio para que una actuación en nuestra querida Liga Endesa pasara a la historia. Abría la jornada matinal el duelo entre dos equipos con problemas, Valencia Basket y Laboral Kutxa, seguido de la visita del Fútbol Club Barcelona a Sevilla, donde quizá debía pasar como un ciclón (pese a su escaso descanso por haber jugado el viernes en Polonia un partido de Euroliga), y finalmente, Iberostar Tenerife y Manresa lucharían por sus diferentes objetivos en la isla. Así que, como cada domingo, me levanté dispuesto a seguir la jornada, centrándome mayormente en el partido de Valencia, que a priori resultaba el más atractivo.
Pero, por estas cosas de la vida, los de Perasovic no tardaron en distanciarse en el marcador, a poco de comenzar el segundo cuarto, por lo que decidí pasarme un rato a Sevilla, donde el equipo de Scott Roth había comenzado respondón ante el todopoderoso Barça. Y lo que vi me dejó prendado. Todo jugador en su carrera tiene determinados partidos que quedan para siempre en su recuerdo, cómo ese día en el que explotó definitivamente, aquel en el que ganó un título especialmente duro, o se salvó de un descenso agónico, o por supuesto cuando tuvo una de las peores tardes de su vida.
Este domingo 7 de diciembre de 2014 quedará ya para siempre grabado en el recuerdo de Willy Hernangómez, una de las grandes promesas del baloncesto nacional. Sus 29 puntos y 13 rebotes ante el Fútbol Club Barcelona resultaron determinantes, y tanto, en el sorprendente triunfo hispalense ante los de Xavi Pascual, en una actuación francamente fuera de lo normal. Por los números realizados por el jugador, y por el rival ante el que los logró. Porque si hay un equipo en Europa, y casi diría que en el mundo, ante el que es difícil que un pívot haga el partido de su vida, ése es desde hace tiempo el Barça de Pascual. Por ello, no hay mejor momento posible para tirar abajo una puerta con la que Hernangómez llevaba tiempo coqueteando, y demostrar que el baloncesto español tiene nuevo pívot para muchos años.
No nos cuesta trabajo recordar grandes actuaciones de pívots ante el Real Madrid (Schorsanitis, Tomic, sin ir más lejos D´Or Fischer hace unos días), pero sí es bastante más complejo pensar en ello contra el equipo catalán, especialmente celoso de cuidarse de los interiores rivales desde la llegada de Pascual al banco. Por eso, lo de Willy Hernangómez este fin de semana es una actuación que merece todo el crédito, y de esas que debería servir para generar noticias y opinión, de eso que tan faltos estamos en nuestro baloncesto. Su capacidad para usar su cuerpo, chocando y superando a defensores más grandes y expertos que él (Tomic, Pleiss, Lampe), ha dejado anonadado al Pabellón de San Pablo y a todos los que lo vimos por televisión. No, no ha sido una actuación normal. Y menos, ante el Barça.
Por eso me gustaría pensar que entre todos vamos a vender esto como Dios manda. Porque hay esperanza para hablar de cosas buenas en nuestro baloncesto, y qué mejor que la irrupción de un pívot joven español, con la ingente necesidad de ello que va a tener nuestro baloncesto. Espero que los medios hablen de Hernangómez esta semana, porque esa sensación de que "ha nacido una estrella" no se nos puede ir de las manos, y en Estados Unidos ya se las estarían frotando con él. Ojalá que se hable como se merece de lo que el pívot cedido a Sevilla por el Real Madrid ha hecho esta jornada, porque nuestra liga necesita vender ilusión, y se me ocurren pocas formas mejores. Es un buen momento sin duda para ello.
Porque esta es una gran noticia para todos, desde la Liga Endesa hasta la selección española, en la que nos imaginábamos un futuro a medio plazo con Serge Ibaka y Niko Mirotic (FIBA mediante) como referentes, por lo que la irrupción de un interior españolito de pro merecería descorchar todas las botellas de cava y champán disponibles. Seguro que tendremos que escuchar también esta semana aquello de "vayamos con calma, no metamos presión al chaval". Estoy de acuerdo, pero también en que es necesario hablar de ello, por lo extraordinario de su partido. 29 puntos y 13 rebotes ante el Barça. Ante este Barça. Casi nada.