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Comienzan los octavos de final

Una Copa del Mundo de baloncesto de sorpresas y decepciones

Estados Unidos y España han cumplido los pronósticos en la primera fase en la que Grecia y Eslovenia han presentado su candidatura.

Estados Unidos y España han cumplido los pronósticos en la primera fase en la que Grecia y Eslovenia han presentado su candidatura.
España, Estados Unidos, Grecia y Eslovenia han dado una gran imagen en el Mundial. | Libertad Digital

Una vez concluida la fase de grupos de la Copa del Mundo, llega el momento en que cualquier error se paga con la eliminación. A partir de este sábado, Madrid y Barcelona acogerán las eliminatorias del torneo global que se celebra en nuestro país, arrancando con la eliminatoria de octavos de final. Llega, pues, el momento de hacer resumen de todo lo vivido en la primera semana mundialista.

Cumpliendo los pronósticos

No cabe duda que Estados Unidos y España son, hasta el momento, las selecciones que están dominando el torneo y cumpliendo lo que se esperaba de ellas, aunque en este grupo cabría incluir a una Lituania que, pese a la importantísima baja de última hora de su base Mantas Kalnietis, y sin otro base de garantías suficientes, ha conseguido liderar el grupo de Gran Canaria.

España ha pasado por encima de todos sus rivales, imponiendo un nivel de intensidad máximo desde el salto inicial, que, de momento, le está permitiendo correr y ser imparable. En las segundas partes, cuando Brasil o Serbia endurecieron sus enfrentamientos, los de Orenga tuvieron alguna dificultad más en el ataque estático, y a buen seguro que a partir de ahora el resto de rivales habrán tomado nota para evitar que los españoles corran, sabiendo que, a esa velocidad, nadie más allá de Estados Unidos puede aguantar cuarenta minutos a España, en la que los hermanos Gasol siguen siendo los perfectos líderes de una generación de leyenda. El seleccionador ha apostado por una rotación corta, con nueve jugadores jugando minutos "de verdad", en la que no entran Felipe Reyes, Víctor Claver y Álex Abrines, y que se confía en que sea suficiente para mantener el nivel hasta el día 14 de septiembre.

Si España se encuentra a placer corriendo, qué decir de Estados Unidos. Los norteamericanos, cuando se ponen el mono de trabajo en defensa y son capaces de salir como balas hacia el aro rival, son sencillamente inabordables. Tan sólo Turquía, durante 25 minutos, y la eliminada Ucrania, en el primer cuarto, han sido capaces de sembrar alguna duda en el equipo de Coach K, un equipo sin un referente anotador claro como hace cuatro años en Turquía fuera Durant, pero con dos filones bajo el aro como Anthony Davis y Keneth Faried, y una pléyade de tiradores fiables, liderados por los dos jugadores de Golden State Warriors, Stephen Curry y Klay Thompson. Su camino, salvo sorpresa, parece expedito hasta la final en Madrid.

Meritorio es sin duda lo de Lituania, selección a quien la baja de Kalnietis en el último amistoso previo al torneo cayó sin duda como un auténtico torpedo en su línea de flotación. No en vano, era su único base de garantías a nivel internacional. En todo caso, los bálticos han logrado rehacerse, crecer durante el torneo y terminar liderando el grupo canario con la victoria ante Eslovenia en la última jornada, lo que les permite quitarse de su camino a Estados Unidos hasta la final. Justo premio.

Sorpresas positivas

Varias selecciones merecen un reconocimiento y ser incluidas en este grupo, comenzando por la Grecia de Fotis Katsikaris, que ha sabido iniciar el cambio de ciclo del baloncesto heleno tras el fiasco del pasado Eurobasket de Eslovenia. Ahora, presentes en la Copa del Mundo tras una invitación de la FIBA, y sin Diamantidis ni Spanoulis al mando del equipo, el genial técnico ex de Valencia o Bilbao ha conseguido cambiar el chip de una selección que juega con una máxima intensidad sobre la cancha, anotando casi 83 puntos por partido, y lejos de los ritmos lentos clásicos del basket griego desde la época de Papaloukas. Con el pujante Giannis Antetokounmpo (léase Adetokubo) demostrando que pese a la bisoñez de sus 19 años puede ser el perfecto líder de un equipo en crecimiento, Grecia es capaz de cualquier cosa en este torneo, aunque su camino no será sencillo, empezando por el cruce de octavos ante Serbia.

Merece también reseña como sorpresa la selección de Eslovenia que, pese a todos los problemas en su juego interior, vuelve a ser competitiva en el torneo, y sólo la última derrota ante Lituania le privaron de ser primera de grupo, lo que, por otra parte, le condena a un cruce con Estados Unidos en los cuartos de final, caso de superar a República Dominicana este fin de semana. Con los hermanos Dragic, Goran y Zoran, al mando de las operaciones, los eslovenos se están mostrando como una selección que está superando las expectativas. Eso sí, su fragilidad en la zona les hace vulnerables, y cualquier día, quizá ante los dominicanos, podrían pagar caro el más mínimo desliz.

Finalmente, dos selecciones más deben ser incluidas en este apartado. Senegal y Filipinas. Los africanos, que han logrado hacer historia al clasificarse (serán el rival de España en octavos de final), son una selección de enorme potencial físico, pero que siempre había tenido problemas de falta de disciplina y déficit de rigor táctico sobre la cancha.

Ahora, con el ex jugador Boniface Ndong en los despachos, parece que el baloncesto senegalés evoluciona lo suficiente como para empezar a ser tenido en cuenta en el medio plazo. Por su parte, Filipinas es una de las sensaciones de la Copa del Mundo, pese a estar ya eliminada. Argentinos, griegos, todos los que se enfrentaron a ellos admitieron los difícil que es jugar ante la selección asiática, un equipo muy pequeño (salvo el NBA nacionalizado, Andray Blatche), que no duda en jugar rápido y en insistir una y otra vez con el lanzamiento de tres. Su triunfo ante Senegal en su despedida del torneo es un justo premio para un equipo con una numerosísima afición (el baloncesto es el deporte rey en Filipinas) y que superó sus tremendas carencias físicas con un espíritu y una capacidad competitiva que les han hecho competir en todos los partidos del grupo de Sevilla.

Las decepciones

Dos selecciones especialmente merecen la distinción negativa de aparecer como las decepciones del torneo: Puerto Rico, Finlandia y Egipto. Los fineses, arropados por más de siete mil compatriotas en Bilbao, arrancaron con muy mal pies al ser vapuleados sin misericordia por Estados Unidos. Tras ello, la victoria ante Ucrania dio esperanzas a los nórdicos, que luego no fueron capaces de vencer ninguno de sus encuentros ante Turquía, Dominicana, ni Nueva Zelanda. La oportunidad de la wild card concedida por la FIBA no ha sido del todo aprovechada por los finlandeses, que disputaban un grupo asequible y en el que los Koponen, Mottola o Ranikko no han respondido a lo que se esperaba de ellos.

Mención especial merece Egipto, probablemente el peor equipo del torneo, no ya sólo por nivel sino por su mala actitud en los partidos. Sorprende que esta selección fuera subcampeona africana el año pasado, pues el nivel demostrado en Granada, pese a las bajas, dista mucho de ser el mínimo exigible. Nulo potencial físico, pobres conceptos tácticos, ningún jugador diferencial, e incluso una mala actitud con un balance defensivo deplorable que ha permitido que hayan sido vapuleados en todos y cada uno de sus encuentros. Los problemas sociales en Egipto han podido incluir en la mala preparación para el torneo, pero desde luego las prestaciones del equipo han estado muy lejos de lo deseado.

Pero para batacazo, el de Puerto Rico. La selección caribeña, dirigida por el español Paco Olmos, no ha conseguido superar sus clásicos problemas de anarquía en el juego, y se va de Sevilla eliminada y con la cabeza baja. Los problemas físicos de Carlos Arroyo han podido influir, pero la imagen de los boricuas a su paso por Andalucía ha distado bastante de ser la deseada, y tocará sin duda hacer una renovación en un equipo que, por potencial, debería haberse clasificado para los cruces, y que sólo ha sido capaz de ganar un partido, y a duras penas, ante Filipinas.

La polémica

Toda una fase de grupos mundialista no podía dejar de acarrear una buena polémica, centrada principalmente en tres apartados. Para comenzar, el dedo acusador está sobre la selección de Australia, acusada de dejarse perder en la última jornada frente a Angola, para ser tercera de grupo y evitar el cruce con Estados Unidos antes de la semifinal. Lituanos y eslovenos denunciaron públicamente el biscotto siendo Eslovenia la perjudicada finalmente tras perder con el equipo de Jonas Kazlauskas en la última jornada.

Otro punto de atención han sido, claro, las quejas arbitrales, donde el gran protagonista ha sido el seleccionador serbio, Sasha Djordjevic. En las derrotas ante Francia y España, el ex jugador solicitó "respeto y derecho a competir" para su equipo, aludiendo que "todas las decisiones rigurosas se tomaron en nuestra contra". Seguramente, una artimaña del mítico ex jugador para preparar los cruces, en los que Serbia no será precisamente un caramelo.

Y, finalmente, Croacia. Parece un clásico que el equipo croata tenga problemas disciplinarios, pero en la previa de su último partido ante Puerto Rico, donde los de Jasmin Repesa se jugaban la clasificación o el irse a casa, varios medios croatas difundieron la noticia de que la plantilla se planteaba ir a la huelga si el técnico ex de Unicaja no dimitía. Finalmente, los croatas jugaron, vencieron claramente a Puerto Rico, y estarán en la lucha por las medallas. En la rueda de prensa tras el partido, Repesa dejó entrever que se trataba de una noticia interesada. El tiempo dará y quitará razones.

Nombres propios

Aunque sólo estamos a mitad de camino, varios nombres propios comienzan a destacar como las principales estrellas del evento, entre los cuales habría que incluir por supuesto a un excepcional Pau Gasol, al que se le nota que está en un magnífico momento físico, lo que le permite seguir siendo el jugador más dominante de la última década en el baloncesto FIBA, perfectamente escoltado por su hermano Marc, y por un Serge Ibaka que marca diferencias en defensa con su capacidad para taponar o simplemente molestar tiros rivales, y que hacen del juego interior español el mejor del a Copa del Mundo.

Otro de la vieja escuela que lidera a Argentina es Luis Scola. Sin Ginobili, y en el que es el último baile de la Generación Dorada del baloncesto argentino, Scola vuelve a dar una exhibición de conocimiento del juego cada vez que salta a una cancha. Su duelo ante Brasil en octavos de final es sin duda la eliminatoria más destacada, y será apasionante ver al ex baskonista lidiar ante las torres brasileñas.

En Estados Unidos, un nombre está irrumpiendo sorprendentemente por encima de los demás: Kenneth Faried. Con Anthony Davis cumpliendo los pronósticos y siendo decisivo bajo los tableros, Faried se convierte en el perfecto escudero y en jugador absolutamente determinante. Su capacidad atlética y su oportunismo (siempre está en el sitio adecuado en el momento oportuno), hacen de él un diamante en bruto el que resulta casi imposible de defender cuando explota sus virtudes. Intensidad máxima al servicio de los Estados Unidos.

Finalmente, el ya citado Giannis Antetokounmpo, pese a ser sobradamente conocido por militar en la disciplina de los Milwaukee Bucks con sólo 19 años, está derribando definitivamente la puerta de la esfera internacional. Desde sus 211 centímetros es capaz de ocupar casi cualquier posición sobre la cancha, y como su propio entrenador, Katsikaris, reconoce, aporta a Grecia un plus desconocido en los últimos años: la capacidad de jugar por encima del aro, amén de una intensidad y concentración descomunal, que le hacen ser un auténtico baluarte para los helenos.

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