Quizá aquella derrota en la final de la Euroliga en Londres el pasado año despertó en el Real Madrid un cambio de actitud que lo ha convertido en un equipo que todavía no ha tocado techo. La virtud de hacer de cada partido una final, llevar al rival al límite y demostrar una intensidad que acaba atropellando a los oponentes le llevó a seguir escribiendo la historia, con su 25º triunfo consecutivo de la temporada ante el Barcelona (98-84) en el Palacio de los Deportes de Madrid.
Llegaban los blancos al clásico como grandes favoritos frente a un irregular conjunto azulgrana y asumieron sin complejos esa condición, en un choque que reflejó a la perfección cuál es el estado de ambos conjuntos. En el Real Madrid la maquinaria está perfectamente engrasada. Es capaz de castigar al rival desde el perímetro y desde la pintura y todos los jugadores responden en una de las mejores defensas de Europa.
Comenzó el partido con el Barcelona dispuesto a correr, imponer su ritmo y hacer daño con los bloqueos sobre Marcelinho Huertas. No tardó el equipo de Pablo Laso en entonarse y el choque afrontó los primeros compases marcado por el acierto de ambos conjuntos. El factor determinante lo puso Rudy Fernández (18 puntos). Asumió el mando de su equipo y aprovechó el trabajo defensivo para desencadenar un huracán anotador, con 11 puntos decisivos para marcharse con ventaja al final del primer cuarto (23-18).
El Real Madrid consiguió que el Barça nunca se sintiese cómodo. Los azulgranas se movían a base de empujones, pequeños destellos con los que se acercaban en el marcador, pero la incapacidad para cerrar el rebote y las pérdidas de balón les impedían acercarse. Envueltos en ese ritmo que impone el equipo de Laso, los jugadores del Barcelona acabaron alejados de su habitual juego de control posesiones largas y un ritmo anotador inferior. Se vieron obligados a entrar en el intercambio de golpes y acabaron desbordados por el entusiasmo de los locales.
El rebote, decisivo
Porque Pablo Laso ha conseguido que la segunda unidad de su equipo sea tan temida como la primera. Y con Rudy en el banquillo, Felipe Reyes (12 puntos) tomó el papel revolucionador que volvió a encender a su equipo, escoltado por un imponente Slaughter en defensa. Ambos jugadores asfixiaron al barça en el rebote y dos triples consecutivos de Reyes dejaron contra las cuerdas a los de Pascual (48-36).
Necesitaban los visitantes una reacción que llegó tras el paso por los vestuarios. Ajustaron el trabajo defensivo y, en el tercer cuarto, el Real Madrid comenzó a encontrar dificultades para anotar por primera vez en todo el encuentro. Liderados por Navarro (17 puntos), Lorbek (11 puntos) y Tomic (10 puntos), los barcelonistas aprovecharon el único momento de flaqueza de su rival para acercarse en el marcador. Aunque en ataque tenían dificultades, los madridistas no descuidaron la defensa y, en dos fogonazos, se volvieron a marchar en el electrónico (76-65).
Puso de su parte el Barça, gracias al infatigable Navarro, para que el partido llegase vivo hasta el final. Los azulgranas llegaron a estar a siete puntos pero terminaron atropellados por la superioridad de su rival. Sergio Rodríguez (15 puntos), Mirotic (14 puntos ) y Bourousis (13 puntos) cerraron el choque y confirmaron que la engrasada maquinaria de Pablo Laso ha hecho del Real Madrid un equipo temible, que sueña con redimirse de aquella final de Londres.
Ficha técnica
Real Madrid, 98 (23+25+28+22): Rudy (18), Mirotic (14), Darden (6), Llull (6) y Bourousis (13) -equipo inicial-, Reyes (12), Rodríguez (15), Carroll (7), Slaughter (2), Draper (5) y Mejri
Barcelona, 84 (18+18+29+19): Huertas (15), Navarro (17), Papanikolaou (6), Nachbar (4) y Tomic (10) -equipo inicial-, Dorsey (3), Sada, Abrines (8), Oleson (10), Lorbek (11), Lampe y Pullen.
Árbitros: Daniel Hierrezuelo, Carlos Cortés y Martínez Fernández. Sin eliminados
Incidencias: Partido correspondiente a la decimotercera jornada de la Liga Endesa de baloncesto disputado en el Palacio de Deportes de Madrid ante 13.217 espectadores. Se colgó el cartel de 'no hay billetes'