No pudo ser. El Real Madrid se ha vuelto a quedar a las puertas de ganar la Copa de Europa de baloncesto, y deberá seguir esperando para reconquistar el ansiado cetro europeo, ese que no consigue desde hace ya 18 años, antes de que Arvydas Sabonis se marchara a la NBA.
Y pocas veces lo verá tan cerca. Porque hoy se cayó en la final, después de eliminar al Barça, la gran pesadilla blanca los últimos años, en semifinales. Y sobre todo porque el arranque fue espectacular, haciendo soñar hasta a los más incrédulos. Pero Spanoulis fue demasiado Spanoulis, y Olympiacos terminó consiguiendo su segunda Euroliga consecutiva. Digno de los más grandes.
Arranque de ensueño
Los primeros minutos fueron perfectos para el Real Madrid. Un sueño demasiado bonito. Los de Laso salieron enchufados, y liderados por Rudy Fernández y Sergio Llull en ataque, y por un inconmensurable –hoy sí, por fin- Mirza Begic en defensa, fueron poniendo tierra de por medio. Tanta, que al final del primer cuarto se llegó con la ventaja de 10 a 27. Imposible comenzar mejor.
Nada hacia presagiar que Olympiacos iba a tardar tan poco en remontar el partido. Si algo tienen claro los griegos es que nunca, haya el marcador que haya, van a regalar nada. Y por eso, poco a poco, con una exigencia física encomiable, fueron recortando distancia hasta llegar al marcador con un ajustado 37-41. En diez minutos le habían devuelto prácticamente el parcial al Madrid.
Recital de Spanoulis
Y eso que todavía no había llegado al partido Spanoulis. El escolta griego pasó desapercibido todo el primer tiempo –0 puntos– pero parecía que se había dedicado únicamente a estudiar al rival, sus debilidades, sus trampas, porque en el segundo tiempo explotó el que, con permiso de Juan Carlos Navarro, es el mejor jugador exterior de Europa.
En apenas un minuto anotó tres triples que pusieron a Olympiacos por delante. Los griegos habían llevado el partido a un nivel físico al que no supo adaptarse el Madrid, y los árbitros se lo permitieron. Hubo muchas jugadas polémicas que siempre se saldaron a favor del mismo equipo, aunque esa no será excusa suficiente para los blancos.
Sólo Rudy Fernández pareció negarse a la derrota, y gracias al mallorquín se llegó al final del tercer cuarto con igualdad en el marcador, 61-61. Pero con mucha brega bajo tableros y un gran acierto desde la línea exterior –enormes también Perperoglu y Acie Law- Olympiacos se fue marchando poco a poco en el marcador.
Era doloroso ver cómo los jugadores del Real Madrid se mostraban impotentes ante el recital griego, mejores en defensa y en ataque en los minutos finales. Un arreón de orgullo final liderado por Sergio Rodríguez acercó de nuevo a los blancos en el marcador, pero de nuevo Spanoulis, quién si no, sentenció con un triple desde más de ocho metros a falta de un segundo para terminar la posesión. Con 22 puntos terminó, todos en el segundo tiempo. Contra eso, poco se puede hacer.
Al final, Olympiacos terminó alcanzando los 100 puntos, convirtiendo el O2 Arena londinense en una fiesta griega, y dejando al Real Madrid con la miel en los labios. Otra vez. Tocará seguir esperando para la novena Copa de Europa. Pero los blancos dejaron claro que, con esta generación, es posible. Y Spanoulis ya tiene 32 años.
Ficha técnica:
Olympiacos, 100: (10-27-24-38) Law (20), Spanoulis (22), Powell (2), Printezis (5), Papanikolaou (5) - Quinteto inicial - Hines (12), Antic (10), Perperoglou (10), Shermadini (3), Sloukas (11), Gecevicius (-), Papanikolaou (5), Katsivelis (-)
Real Madrid, 88: (27-14-20-27) Rudy Fernández (21), Suárez (5), Mirotic (7), Begic (6), Llull (14) - Quinteto inicial - Reyes (4), Rodríguez (17) Hettsheimeir (-), Carroll (5), Slaughter (9)
Árbitros: Guerrino Cerebuch (Italia), Ilija Belosevic (Serbia), Borys Ryzhyk (Ucrania). Antideportiva a Sloukas (m.30) y Rudy Fernández (m.39)
Incidencias: Final de la Euroliga de baloncesto disputada en el pabellón O2 Arena de Londres ante 15.169 espectadores.